Colaboraciones

Belleza inocente

Si nos fijamos con detenimiento, un pez luna es una escultura ictiológica de primer nivel, que presenta unas líneas estéticas fuera de lo común. Su forma redondeada y la asimetría entre cabeza, cuerpo y aletas causa una gran sorpresa, e incluso estupefacción, cuando se le observa detenidamente. No obstante, sus rasgos son antediluvianos, y el gran ojo que mira lo hace sin frialdad y da la sensación que te observa un ser de sangre caliente. Sin maldad ni ofensa hacia nadie, va navegando por los océanos del planeta con escasas diferencias morfológicas, al menos eso es lo que dicen los ictiólogos expertos en este grupo de peces. Poseen cuatro dientes unidos de dos en dos y agrupados en una diminuta boca si se compara con el resto de su inmenso corpachón, que en algunos casos puede alcanzar grandes dimensiones, hasta más de cuatro metros y pasar de las dos toneladas de peso. En Ceuta se han registrado capturas accidentales en la almadraba de ejemplares gigantescos.

Su esqueleto es poco óseo para lo que cabría esperar, y tiene mucha presencia de cartílago que le confiere una gran flexibilidad de movimientos. La posesión de esta dentadura, y el aspecto de los juveniles que recuerda a los peces globo, lo ha hecho merecedor de su inclusión dentro del orden de los tetraodontiformes. Debido a su gran tamaño, los pescadores las conocen como mulas en nuestra tierra y en muchas partes del sur de la península. Puede llegar a dar algún sustillo a buceadores y bañistas si tienen un encuentro fortuito con ellos, sus grandes aletas pectorales pueden recordarnos lejanamente a las de los escualos. Como suelen nadar a media agua, si no hay mucha claridad y nos topamos con uno en el descenso o ascenso de una inmersión, puede llegar a sorprendernos.

Recuerdo una vez en las playas de poniente de La Línea, siendo muy pequeño, que se avistó relativamente cerca de la costa un gran pez. Como digo era un infante pero tengo muy vivo en la memoria a un grupo de hombres remando en una barcaza de madera, y como trajeron hasta la playa a la gran bestia gris, de un tamaño digno de las epopeyas homéricas. Con eso tranquilizaron a la población de bañistas, que alarmados tenían miedo de meterse en el agua, fue la palabra “mula”, que repetida muchas veces, me sonó tan extraña para dirigirse al acuático animal, que debió quedarse enredada para siempre en los mimbres de la infantil memoria.

Reconozco que les tengo un gran cariño a estos gigantes grises de los mares y océanos, y que no concibo el mar sin verlos de vez en cuando sacando sus destartaladas aletas en señal de saludo a su medio, al sol y la sal, y también a los ingratos seres humanos que transitamos por su planeta líquido, algunos en busca de una providencial sapiencia innata e instintiva. También aprendida por producirse esfuerzos y experiencias de poblaciones concretas de peces luna, ser grandes viajeros a través de las latitudes, y también surcando las batimetrías, siguiendo rutas de descenso y ascenso. Todo ello, a pesar de tener un cerebro más pequeño que sus riñones, no obstante cuentan con sus almitas vegetativas repletas de información y enriquecidas, de asombrosos encuentros con otros seres extraordinarios, al bajar a las zonas oscuras donde no llega la luz del sol.

Que maravillosas son estas criaturas especializadas en alimentarse de “plancton gelatinoso” entre las que se encuentran las molestas medusas. Estas otras bellezas marinas, formadas por una gran proporción de agua, que en ciertos momentos del tiempo y del espacio, y debido a variables no explicables de modo satisfactorio por la ciencia, forman grandes concentraciones que afectan al litoral y molestan tanto a los veraneantes, como a todos los trabajadores del mar. Un excesivo número de medusas, si llegan a formar una plaga como las que hemos visto años atrás, generan unas tupidas redes de filamentos urticantes, desplegados del borde de las umbrelas, que en zonas someras, donde crían muchas especies de peces, pueden provocar una sobrepesca de alevines.

Este verano, como todos los veranos, aparecen muchos peces luna muertos en el litoral, y si bien es cierto que su capacidad para generar huevos es asombrosa, no es menos penoso observar las matanzas accidentales de estos peces por sus frecuentes enganches en las redes. Las raberas de las almadrabas atrapan muchísimos, al igual que también a las tortugas marinas, y no es que los pescadores quieran masacrarlos, sino que el sistema de redes con una elevada luz de malla provoca estos indeseadas pescas. Mucho se ha avanzado con la frecuente inspección del sistema de redes de las almadrabas, y por ello son liberadas tortugas que no terminan ahogadas. El copo también atrapa quelonios y cetáceos más raramente, y por supuesto muchas mulas. Del copo es más fácil liberarlos, y soy testigo de estas bellas acciones por parte de los almadraberos, yo mismo he participado en algunas de estas operaciones. Si bien, las almadrabas no son las únicas responsables de las pescas accidentales, el largo periodo de tiempo que están caladas, muchos meses al año, y la gran longitud de sus raberas, las señalan como una de las claves para entender una parte considerable de los impactos por pescas accidentales que se producen en Ceuta, sobre todo en relación a los peces luna y a las tortugas marinas. El sistema de Almadrabas puede considerarse como un museo de redes flotantes con un gran interés identitario e incluso turístico, es todo un patrimonio cultural y forma parte de la identidad marinera y pesquera de nuestro bello terruño caballa. Además de ser sustento y forma de vida para un nutrido grupo de personas que viven de su actividad, al menos durante una parte significativa del año. Por lo tanto, es evidente que debe respetarse y protegerse para bien de todos y de la preservación de bellas tradiciones mediterráneas y caballas.

No obstante, también debe ser ayudada e impulsada hacia la modernización y adaptación en el nuevo sistema de gobernanza ambiental. Este nuevo ámbito de conocimiento y gestión administrativa protege a las especies y los hábitats a través de leyes y catálogos de amenzas, y de la creación de espacios protegidos en el mar. El nuevo concepto de economía azul que se potencia a instancias de la UE, justo persigue la salubridad de los mares, protegiendo sus ecosistemas pero desarrollando los sistemas económicos respetuosos con la conservación y la preservación del patrimonio natural.

Para ello, debemos ordenar nuestro litoral y los espacios protegidos que tenemos, y no incrementar la presión pesquera hasta no tenerlo todo bien gestionado y consensuado con los sectores que desarrollan sus actividades económicas en el medio marino. Dentro de este plan de ordenación y gestión del litoral, se hace conveniente incluir un estudio de viabilidad de la almadraba, que podría incluir el establecimiento de la mejor zona para su instalación, no necesariamente su actual ubicación. También debería incluir la adaptación de las raberas y su luz de malla a las actuales exigencias de conservación y salubridad de los hábitats y especies marinas, y esto incluye no solo a los mamíferos y reptiles marinos, sino también a los peces luna que ofrecen un servicio ecológico tan beneficioso para el mantenimiento del equilibrio ecológico. Por supuesto también, y lo más importante, es una cuestión ética y moral, es intolerable que se produzcan matanzas de cientos de ejemplares de esta especie. Vemos que podría ser una buena ocasión para formalizar una petición dentro del ámbito de actuación del GALP de Ceuta, para que se proponga un proyecto integral de pesca sostenible, donde se incluiría a la Almadraba. En este contexto, no podemos obviar, que nuestro litoral cuenta con un gran espacio protegido marino, y tres propuestas nuevas. Una de ampliación del actual espacio LICES632002 hacia todos los arrecifes rocosos al este del Sarchal, y la costa de Fuentecaballos. Esto significa que la actual ubicación de la almadraba quedaría dentro de la ampliación.

Otra propuesta protege a la peña del Pineo y los fondos aledaños que incluye a las dos Atalayas sumergidas, por lo que tocaría parte de la antigua ubicación de la almadraba. El otro espacio es el más amplio y prácticamente deja protegida la mayor parte de la bahía norte desde la Desaladora hasta Benzú.

Por todo lo dicho, urge desarrollar un proyecto de ordenación que incluya a la pesca sostenible y como se debe desarrollar esta en Ceuta en el futuro para preservar su desarrollo sin menoscabo de la conservación del mar territorial ceutí.

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