La Policía Nacional está resolviendo con controles diarios la presión ejercida por los inmigrantes en torno a la planta de residuos. Es la única forma de hacer frente a una presión que cada vez es mayor y que, en algunos casos, esconde la confusión de los inmigrantes que se ocultan en camiones en el puerto sin saber que quizá no vayan a embarcar sino que emprenden camino hacia la planta. Hasta allí han llegado algunos subsaharianos y allí han sido detectados por los trabajadores de la planta.
No hay día en que estos operarios no rechacen a los sin papeles que se acercan en pequeños grupos hacia el lugar. Se intentan colar en aquellos camiones que llevan residuos pero que están abiertos, ocultos entre la carga. Algunos indocumentados han sido localizados aquí y otros merodeando por la zona, prestos a esconderse en este punto o a subirse encima de los camiones para llegar al puerto.
En el camino se topan con las patrullas de la Policía Nacional que se detiene a identificarlos y trasladarlos a comisaría. Es la única manera de rechazar, aunque sea momentáneamente, esa presencia. Las batidas se están llevando a cabo sobre todo por las mañanas, que es cuando la presión sobre la planta es mayor. A los controles llevados a cabo por la Policía Nacional se suman los realizados por la Guardia Civil. Mientras los trabajadores del lugar se ciñen a sus labores intentando que las mismas no se vean interrumpidas por unos subsaharianos que, en cada intento, se están jugando la vida sencillamente porque desconocen el riesgo que entraña cada uno de estos viajes.