Apesar de la atracción que sentía por Medjugorje (Santuario mariano en Bosnia-Herzegovina donde las apariciones de la Virgen no cesan de manera ininterrumpida a diario desde hace cuarenta años) cuando me vi a las cinco de la madrugada deambulando por Barajas no podía imaginar el tipo viaje que me aguardaba. En seguida el simpático grupo de jienenses contactó conmigo a través del chat colectivo que se había montado para la peregrinación. Con lo que yo había sido, de repente estaba dentro de una aventura cristiana que no podía entender del todo, al fin y al cabo era la primera vez que participaba en algo semejante. Si alguien me hubiera dicho hace solo un año que estaría viajando hacia un centro mariano me habría muerto de la risa. Mi vida pegó un vuelco copernicano y se vio sacudida por un tsunami del que pude salir a flote, todavía no sé de que forma, pero desde luego no por mis propios medios, agarrado a un salvavidas de una fe inesperada y absolutamente regalada por el Altísimo que concede gracias a todos sus hijos incluidos a los más alejados de la iglesia. Nunca había recordado sonreír tan plácidamente y saludar de corazón a todo el mundo como en estos días de visita peregrina. La paz se mastica en Medjugorje y la experiencia vivida la podría resumir en varios actos de percepción interior. No puedo hablar por mis compañeros de peregrinación pero después de variadas y sugerentes conversaciones con algunos de ellos estoy seguro que se podrían ver reflejados en cierta manera en las sensaciones interiores y experiencias que paso a escribir a continuación. Al igual que San Agustín de Hipona llevamos el relato de nuestra separación del creador y lo expusimos públicamente, para mi sorpresa todo testimonio se escuchaba con atención pues aquel que acude a esta Tierra de María tiene motivos de peso, y de una u otra manera son atraídos por un llamado tan misterioso como irresistible. Para un creyente hasta tan insignificante y reciente como yo, entrar en la plaza principal de los oficios religiosos y las adoraciones es penetrar en el reino de la paz interior y la salubridad del espíritu. Y esto ocurre cada vez que se asiste a las ceremonias y uno reposa bajo un no sé que invisible que parece bajar a borbotones empapando a los fieles cristianos de las distintas iglesias católicas (no solo existe la iglesia de tradición latina sino que también hay 23 más que siguen de ritos alejandrinos, bizantinos y siriacos) reunidas en torno al pontífice romano. El siguiente acto tuvo lugar al salir solo del hotel y visitar la pequeña iglesia donde se realizan adoraciones y se celebran misas en distintos idiomas según las peticiones de los grupos de creyentes. Solo estuve unos minutos pero no tardé en sentir un ardor interior en el pecho y tuve que salir apresuradamente del lugar y al caminar algo desorientado deteniéndome como podía para sollozar y no caerme al suelo literalmente. Algo sano me estaba persiguiendo y enviando oleadas intermitentes de puro amor. No lo puedo explicar mejor con mis torpes palabras pero eso es lo que sentía al salir de aquella pequeña iglesia ya mágica para mi. La subida al monte Podbro fue sobrecogedora al ver a tantos devotos ir y venir rezando los rosarios pero lo mágico llegó al llegar a la zona de las apariciones y sentir un silencio atronador en una zona boscosa, justo en este rincón no se oía ni aves ni insectos en una época veraniega de incesante trasiego de especies. Los sonidos se reanudaron al comenzar a descender hacia la Cruz Azul. Al empezar la bajada, tuve una sensación inconfundible de consuelo que se me había concedido pues lo había pedido en la oración al subir, y sobretodo al estar frente a la imagen de la Gospa (es como la llaman los Croatas a la Madre de Dios).
Con la inestimable guía de Josip (junto a su esposa Inma eran los dos anfitriones de la peregrinación) subimos al monte de la Cruz haciendo un precioso Viacrucis, y tuve la suerte de servir de algo a Teresa que gracias a su tesón y mi fuerza bruta pudo completar la subida que con tanta ilusión quería realizar. Este fue el mayor regalo que me hizo ella misma al dejarse ayudar, y así subimos juntos contentos y emocionados con cada estación de penitencia. Tuve premio extra, un pequeño guiño del espíritu que vino a mi para indicarme al finalizar la subida que Josip vendría a hablar conmigo. Simplemente y como de costumbre no di crédito ninguno, a pesar de que con estas cosas de Dios mi mente racional está bien rendida a las pequeñas pruebas y causalidades evidentes que suceden sin que la explicación tenga que ver con el ámbito de la razón. Dios no fomenta casualidades. No pasaron ni diez minutos cuando el bueno de Josip se acerca a hablar conmigo y regalarme el librito del Viacrucis y en el acercamiento surgió un poco de complicidad y sin más explicaciones que no vienen al caso nos estuvimos consolando mutuamente; menudos compañeros de penas esporádicas procura la Gospa. El siguiente acto de percepción interior fue durante una misa oficiada por un franciscano tocado por el Espíritu Santo, en esta Eucaristía varios nombres de difuntos y enfermos estuvieron presentes entre ellos el de mi mujer. La ceremonia destilaba pura ternura y amor, no me extraña que todo el mundo quisiera confesarse con este sacerdote. Por mi parte, realmente me daba igual y cuando me confesé no esperé al franciscano y me acerqué a un bonachón de Murcia que me trató de manera muy paternal y reconfortante. Desde que se me distinguió con la fe se ha desplegado en mi una especie de pequeña antenita de wifi que capta algo por encima de las circunstancias ambientales y de los oficiantes; para mi lo importante es la propia ceremonia. Hay que entender que cuando se tiene tanta hambre de Dios y se ha pasado necesidad espiritual no se ponen pegas a nadie que lleve sotana. Como bien dice mi amiga Mercedes de Ceuta, “cuando Dios te agarra ya no te suelta”, y una vez que te ha tocado el corazón tu ser interior cambia. De la altivez y la soberbia se pasa al reconocimiento del amor que siente por ti y de las acciones que lleva a cabo en tu favor, esto es simplemente muy grande para rechazarlo por muy tonto que se sea. A mis hermanos y hermanas de peregrinación quiero comentarles que estuve observando atentamente pues es un vicio profesional, los naturalistas somos así. Creo que entre todos ustedes podrían representar un ejemplo de sociedad agradable a Dios, unidos por la fe, la oración y la capacidad de asombro que es característica propia de los niños y personas inocentes que tanto agradan en el Cielo. Todos me parecieron estupendos y almas únicas pero quisiera destacar a algunos en particular. Al padre del seminarista que siempre rezaba con voz poderosa y segura animando a todos a seguirle. El grupo de Jaén fueron la salsa del viaje con sus bromas y buen humos. Los chilenos me impresionaron con su fe y forma de alabar a Dios. Las peruanas conmovieron a todos por su íntima y sentida relación con la Virgen. El grupo de chicas de Madrid me parecieron tan diversas como divertidas y todas brillantes a su manera en especial Virginia que se le fue iluminando la cara día a día. Auxiliadora y Teresa brillaban con luz propia y trasmitían paz a raudales. El grupo de Cataluña con Francisco a la Cabeza sencillamente encantadores al igual que el valiente matrimonio de Elche. Todos los jóvenes estaban revoloteando constantemente y siempre alegres y solidarios entre ellos. Sinceramente pienso que en esta pequeña comunidad capitaneada por Inma y Josip el Espíritu Divino se dejaba sentir. A ellos dos les deseo una vida llena de amor y salud caminando juntos como hasta ahora por la senda cristiana. Teniendo a la Gospa con ellos nada que no se puede afrontar les puede suceder.
No quiero vivir sin Dios ni perdido entre los vericuetos del mi mismo para no encontrar nada más que vacío existencial. Ahora que he descubierto que me ama y regala el poder de la oración y la penitencia descubro por vez primera que todos los seres humanos somos joyas irrepetibles; todo lo que somos y tenemos procede de su generosidad. Dios es el amor y por lo tanto no puede hacer nada sin este ingrediente que es además la principal arma de destrucción masiva del mal. Gracias a Jesús también he descubierto que el perdón es tan importante como el respirar, sé que no todo termina aquí y que hay un espíritu divino que te ayuda y consuela. Los sufrimientos son importantes en la vida pero no estás solo para afrontarlos. Siento que tengo muchos hermanos y hermanas en el camino de la fe y los necesito como el campo a la lluvia. Si dejamos entrar a Dios en nuestras vidas nos guiará con sabio juicio y rectitud moral; si pedimos se nos concederá lo que de verdad necesitemos. Desde hace poco prefiero orar y solicitar para que sea la Providencia la que haga o me utilice como instrumento del bien en sus manos.
Madre mia Oscar la grandeza de Dios ha sido derramada a borbotones en ti, bienvenido hermano a nuestra familia, Sios nos ha regalado un miembro más, cada una de tus palabras encierra la plenitud q sólo un mimado de Dios puede transmitir, enhorabuena Oscar, unidos a la Vid, siempre!!!