El informe Banderas Negras de
Ecologistas en Acción explica que la "ausencia" de gestión ambiental y vigilancia afectan "notablemente" a la conservación de los hábitats y sus especies de fauna y flora.
Este "abandono" institucional provoca un uso "desequilibrado" del litoral protegido que queda completamente "a merced" de la voluntad de los visitantes, lamenta la ONG encargada del informe.
Las actividades extractivas de recursos "sin control" dañan a las poblaciones de especies con interés pesquero y marisquero. "Incluso la pista de tierra que recorre los acantilados, también protegidos, se encuentra abierta al tráfico de vehículos", apostilla.
El LIC del Monte Hacho es una peculiar zona marina altamente representativa de los hábitats marinos típicos de la zona del Estrecho y del occidente de Alborán.
El espacio protegido contiene una gran cantidad de hábitats y especies marinas de alta calidad y representatividad, varias incluidas en el CEEA (Catalogo Español de Especies Amenazadas).
Este lugar contiene las poblaciones más importantes de Europa y de todo el Mediterráneo explorado del raro coral relicto Astroides calycularis.
Después de 20 años desde la aceptación por parte de la UE de este espacio protegido, Ceuta continúa sin que se hayan desarrollado los perceptivos POR (Planes de Ordenación), critica Ecologistas en Acción.
Este "incumplimiento" de las disposiciones legales está provocando el "deterioro paulatino" del espacio debido a varios impactos muy marcados y persistentes: "la contaminación por residuos sólidos y aguas fecales de forma muy frecuente (algunas salidas de fecales son constantes por la ausencia de las necesarias infraestructuras de bombeo que transporten este residuo a la EDAR".
A todo esto hay que añadir la "enorme presión" pesquera que soporta la zona por parte de pescadores deportivos, furtivos y de la flota artesanal de Ceuta y Marruecos que suelen faenar calando "artes poco selectivas" en la mayor parte del espacio protegido.
"La falta de control sobre las actividades de ocio en verano (suciedad en zonas intermareales y acantilados, pisoteos y extracciones de moluscos protegidos, ruidos y actividades festivas hartamente inapropiadas en un espacio con estos valores) y la pesca de caña desde costa son también impactos negativos a tener muy en cuenta", enumera Ecologistas en Acción.
La importante presencia de poblaciones de cetáceos y de tortugas marinas, fueron criterios de peso para proteger el LICES6310002, aunque no fue el único.
La presencia de especies catalogadas, en especial la lapa Patella ferrugínea y el coral anaranjado Astroides calycularis, y de otras muchas con elevado grado de rareza y singularidad elevan el alto valor ecológico y científico del espacio protegido.
Además conserva en sus fondos el bosque de gorgonias más diverso de todo el Mediterráneo.
La "inexistencia" de un plan de ordenación "cualquier medida de vigilancia y control del espacio protegido sería bienvenida", propone Ecologistas en Acción. No obstante, la redacción de un plan de gestión de usos y actividades es la "única y más certera posible. Primero porque lo indica la ley e incumplir la legislación es ya una gran mancha en el expediente de la administración española".
Por otra parte, la redacción del mismo ya fue puesta de manifiesto y ratificada por la ciudadanía en la Agenda 21 local de Ceuta que fue aprobada por el Pleno local de la ciudad y por lo tanto, apoyada en el papel por todos los partidos políticos, recuerdan esta asociación.
También se necesita convencer e incluir en el plan de ordenación a todos los sectores implicados en el uso y disfrute del mentado espacio. Cualquier documento que no cuente con una amplia participación está condenado a no ser seguido ampliamente sin una gran implicación de vigilancia por parte de la administración, concluye.
En Ceuta, Ecologistas en Acción asegura que en esta zona se producen "reiteradas salidas de vertidos" de salmuera al litoral "sin control ambiental".
Debido a este presunto incumplimiento legal y al potencial impacto "negativo" sobre las frágiles comunidades coralígenas, la ONG ha decidido otorgar la bandera negra por contaminación.
Para los ecologistas es especialmente preocupante el "continuado y descarado incumpliendo" de la legislación vigente en materia de control de vertidos al medio marino "sin el obligado monitoreo ambiental de los hábitats y las especies marinas".
"Continuamos observando con estupor cómo las leyes ambientales no se cumplen en nuestra ciudad convirtiéndonos a todos en ciudadanos de segunda categoría con respecto al resto del estado español", denuncian públicamente.
Después de mucha insistencia por parte de Ecologistas en Acción se consiguió, recuerda, con la ampliación del último módulo de la desaladora de Ceuta, "que se cumpliera" la legislación vigente en material de residuos vertidos al mar durante cuatro años.
Esto rescató a Ceuta, por este periodo temporal, del "subdesarrollo" ambiental en esta materia. Pero después del seguimiento llevado a cabo, ni la institución responsable a nivel estatal (MITECO a través de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir) ni la institución municipal (Consejería de Medioambiente y la empresa municipal ACEMSA) y mucho menos la empresa explotadora de la desaladora (CADAGUA) "han destinado fondos para su perceptiva continuación".
Este es un caso de notable gravedad a ojos de esta asociación por cuanto en las costas ceutíes se han registrado unas concentraciones anormales del alga invasora R. okamurae.
Además, precisa Ecologistas en Acción, en la zona donde se vierte la salmuera existe una nueva propuesta de espacio protegido, "único" en el contexto español por estar dedicado a la conservación de una amplia zona litoral afectada de fuertes corrientes y salpicada de multitud de montañas y escarpes litorales desde zonas someras hasta los cien metros de profundidad.
Este nuevo espacio protegido comprende un gran sector de la bahía norte del litoral de Ceuta. Dentro de la zona propuesta para su pronta incorporación a la Red Natura 2000 existen hábitats bentónicos de gran valor paisajístico y ecológico.
En este caso, se trataría de minimizar las salidas de salmuera al litoral y controlar su impacto en las comunidades marinas del entorno y en especial en la zona protegida del LICE del Monte Hacho.
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