El pasado jueves, el
Banco de Alimentos de Ceuta se llenó de actividad para recibir, en este caso, a 47 familias, aunque en las jornadas anteriores a esta el número ascendía a 80 e incluso a 90.
La trayectoria de esta iniciativa es relativamente corta, ya que vio la luz al inicio de la
pandemia . “Esto empezó cuando estalló la pandemia. Cuando hubo necesidad, la única entidad en esos momentos que tenía la fuerza para poder paliar lo que se estaba avecinando era el Banco de Alimentos, esto no quiere decir que las demás no fueran buenas sino que no estaban preparadas ni tenían alimentos suficientes” explicó Pedro Mariscal, presidente del Banco de Alimentos, a El Faro de Ceuta.
La rápida extensión del virus provocó que se tuviesen que tomar grandes decisiones con la máxima urgencia posible, por lo que esta organización no dudó en buscar la manera de colaborar en la ayuda a las personas afectadas por esta repentina coyuntura. Todo comenzó cuando “hablamos con Servicios Sociales y ellos se pusieron en contacto con nosotros. Empezamos a trabajar con una idea que nunca habíamos realizado, que era la de repartir directamente a las personas y fue un éxito impresionante en el sentido del reparto”. “El trabajo de los Servicios Sociales es encomiable, directo, persona a persona”.
"Llevamos más de 2.280 familias asistidas desde que empezó la pandemia”
Desde mediados del mes de marzo, el Banco de Alimentos de Ceuta, gracias a su rápida organización y a su efectividad, consiguió unas cifras insuperables logrando mejorar la situación en la que se encontraba tanto el país como, más concretamente, la ciudad, sabiendo reinventarse, adaptándose de esta forma a las circunstancias y a lo que estas requerían.
“Llevamos más de 2.280 familias asistidas desde que empezó la pandemia, familias que empezaron a sentir la necesidad a raíz del COVID-19. Continuaremos con el desarrollo de esta actividad hasta que veamos que esto va desapareciendo, entonces volveremos a nuestros orígenes que son los de entregando a las asociaciones a las que seguimos repartiendo alimentos”. Mariscal reiteró la importancia de la ayuda en estos momentos: “Esto ha sido una cosa que ha tenido repercursión a nivel mundial, y nosotros teníamos que estar a la altura de la que se estaba avecinando. Era una necesidad muy importante ya que hay algunas personas que se han quedado en cero”.
Fue de vital importancia que la actividad realizada contase con una previa y exhaustiva organización. Esto se debe a que la forma de trabajar del Banco de Alimentos ha variado, ya no se encargarán, en exclusividad, de la dotación de alimentos a organizaciones, sino que ahora tratan de primera mano con los ciudadanos a los que “se les están dando unos kits de comida que tiene una duración de un mes y se les explica cómo tienen que hacer uso de él para que les dure el período establecido. Algunas veces les proporcionamos más y otras veces menos. Esto se debe a que nosotros tenemos un kit base que se va aumentando conforme a las donaciones que se van recibiendo”.
Un posible inconveniente de estos kits sería que “tenemos que repartirlo muy rápido porque los productos vienen con caducidad reducida”.
La
solidaridad fue una pieza fundamental para el despliegue de esta actividad basada en las donaciones no solo de alimentos, sino tanto de productos de higiene como de otros necesarios para el desarrollo de una vida digna en un hogar.
El presidente de la ya mencionada asociación, finalizó añadiendo: “Esto es una cosa que la ciudad está recibiendo gratis y es una cantidad bastante elevada que no está costando ni un euro a la ciudad ni al Banco de Alimentos”.