En el corazón de la capital argentina, Buenos Aires, se alza de manera suntuosa una mezquita que no deja de asombrar a los transeúntes y visitantes que se aventuran en su interior. Descubren el esplendor de la arquitectura marroquí que adorna este edificio religioso ricamente decorado con
azulejos y esculturas sobre madera y yeso. En declaraciones al canal de noticias marroquí M24, Safar Al-Jerrahi, uno de los Sheikhs de la Tarika Sufí Halveti Jerrahi de Argentina, afirmó que la arquitectura marroquí está presente de forma masiva en esta mezquita, debido a los vínculos históricos entre Andalucía y los países latinoamericanos en general y al legado andalusí que los descendientes de los españoles trajeron consigo a Argentina. Safar Al-Jerrahi añadió que los visitantes de la mezquita a menudo se sorprenden cuando entran en este lugar que lleva las huellas de la arquitectura turca e india, pero el azulejo de Marruecos sigue siendo predominante, haciendo hincapié en que estas obras de azulejo, madera y yeso fueron hechas y ensambladas en su totalidad en la ciudad de Fez, y luego transportadas a Buenos Aires para adornar las fachadas y paredes de la mezquita. Refiriéndose a la historia de su Tarika en Argentina, Safar Al-Jerrahi dijo que hace más de 30 años, los Sheikhs de la Tarika llegaron a este país trayendo el mensaje de Attawhid. La Tarika "se desarrolló hasta que pudimos construir esta mezquita en la que realizamos las cinco oraciones diarias, hacemos Dikr y difundimos el mensaje del Islam a través del sufismo". La decoración de la mezquita requirió más de 36.000 piezas realizadas por 46 artesanos de la ciudad de Fez antes de ser instaladas en esta mezquita única, construida en tres plantas con una superficie de unos 700 metros cuadrados y rematada por un minarete cubierto de azulejo marroquí. La mezquita, con capacidad para 200 fieles, tiene un patio interior con una fuente marroquí y una biblioteca que contiene las referencias más importantes en Fikh, Iytihad y otras ciencias religiosas, jurídicas y humanas.