La habitual caída del consumo previsto en cafeterías y restaurantes por la llegada del Ramadán se extiende al comercio por el estado de la frontera.
Los comercios no llegarán a cerrar con números rojos, pero sí con unas cifras de facturación muy por debajo de las registradas en un mes habitual, señala Ernesto Valero, presidente del Centro Comercial Abierto. El mes sagrado musulmán no debería de afectar a las ventas de la mayoría de los empresarios que forman parte de esta asociación ya que muchos no pertenecen al sector de la alimentación. Sin embargo, no ocurre así porque al ayuno que caracteriza el Ramadán hay que sumar los atascos que también caracterizan nuestra frontera. La falta de fluidez en el paso entre Ceuta y Marruecos hace impensable que un turista del país vecino pueda venir a nuestra ciudad a realizar compras y luego regresar a su casa. Las visitas de los turistas marroquíes a Ceuta habitualmente implican pasar todo el día en nuestra ciudad, comer, ir de compras e incluso pasar la noche si, por ejemplo, es fin de semana. De otro modo, el viaje no merece la pena
Así lo piensa también Alejandro Ramírez, secretario general de la Confederación de Empresarios (CECE). “Una cosa es que tardaran diez minutos en cruzar la frontera. ‘Pues mira, me acerco a Ceuta. Paso la tarde y después me vuelvo a Marruecos’. Me pongo en la piel de de esas personas y yo no vendría”, confiesa Ramírez, “vienes a Ceuta y te pasas tres horas en la cola, después pierdes la hora de romper el ayuno, que se hace en familia. Además, el Ramadán es muy riguroso con los horarios. Sería un viaje un poco caótico”.
Las consecuencias de esta falta de visitantes las sufren los comerciantes y hosteleros de nuestra ciudad. “Si tienes en cuenta que a Ceuta durante la semana te entran para hacer compras en todo tipo de comercios 1.500, 2.000 ó 3.000 personas y de repente se reduce a 100 o 150... Es un mes que en Ceuta se nota a nivel de consumo general”, asegura el representante de los empresarios.
Antes y después de la ‘sequía’
Todo eso ocurre cuando la comunidad musulmana inicia el ayuno. Antes las cosas son muy distintas. En realidad, la situación no es distinta sino que es justamente la contraria. “El periodo anterior al Ramadán es fuerte. Son días muy fuertes de ventas hacia Marruecos porque se preparan para los días de ayuno. Y luego, cuando finaliza, ocurre exactamente igual. Tienen que cubrir las carencias de esos días sin compras en Ceuta y la cosa se acelera”, explica Ernesto Valero.
La misma explicación ofrece Alejandro Ramírez. El representante de los empresarios recuerda que en Ceuta las ventas están “muy condicionadas” por los clientes marroquíes. Eso explica que el fin de semana previo al mes sagrado fuera “una locura”, asegura. “Vino una barbaridad de gente a comprar. Pensamos que es consecuencia del inicio del Ramadán. Aprovechan para venir a Ceuta a hacer una compra de mucho volumen para la festividad”, señala Ramírez. Notaron esta ‘avalancha’ de compradores especialmente las grandes superficies. “Tengo referencias de comercios de la zona del puerto que casi duplicaron las ventas ese fin de semana”, afirma el secretario general de la CECE. Vienen a aprovisionarse de productos de primera necesidad, de limpieza, de higiene, de los comestibles que van a consumir durante el Ramadán, señala el presidente del Centro Comercial Abierto.
Sólo ‘vacas flacas’
El sector de la hostelería no tiene tanta suerte. El Ramadán es un mes de ‘vacas flacas’ para bares y restaurantes que no viene precedido de subidas en el consumo ni aumenta la facturación cuando finaliza el mes del ayuno. Y tampoco puede contar con el ‘oxígeno’ de la población musulmana local, que en el caso del comercio continúa consumiendo con cierta regularidad aunque con un horario de comidas marcado por la caída y salida del Sol. Por lo tanto, la previsión de bajada de ventas en el sector de la Hostelería es lógica, señala Ramírez, teniendo en cuenta que el Ramadán es familiar y hogareño.
Afortunadamente, esta bajada de la actividad en la Hostelería no suele traducirse en un aumento del desempleo, asegura el secretario general de los empresarios. Ernesto Valero, por el contrario, no ve extraño que algunos comerciantes ajusten sus plantillas durantes estos días en los que cae el consumo. De hecho, señala que durante este mes el sector “siempre registra unas pequeñas pérdidas”. Además, Valero cree que ningún negocio obtiene provecho económico durante el Ramadán. “Todos, de alguna manera, resultamos perjudicados. Se nota en la hostelería, se nota en el comercio, se nota en el hospedaje, en todos los sectores”, explica.
Ante esta desaceleración de la actividad en el comercio y la hostelería actualmente sólo cabe esperar. Así ocurre también con algunas iniciativas que promueve la CECE. Su secretario general explica que “a veces se ha estado planteado algún tipo de campaña a nivel comercial para hacer en estas fechas, pero se ha dejado medio bloqueada porque durante el Ramadán no es atractiva para los clientes de Marruecos”. Sin embargo, no sólo es el ayuno lo que se valora a la hora de tomar esta decisión. Pesa tanto el mes sagrado musulmán como el estado de la frontera. “Si tardaras cinco minutos en venir, a lo mejor sí te lo planteabas. Actualmente es imposible. Es muy complicado que venga gente a hacer turismo durante las fechas del Ramadán”, lamenta Alejandro Ramírez.
Además, en opinión de Valero, las circunstancias en general tampoco invitan a viajar. Considera que en estas fechas la población musulmana “se mueve menos, viaja menos. Nadie quiere pasar calor en el coche para venir desde Rabat, de Casablanca... Y además, pasar calor luego en la frontera. No son fechas que estén de ánimos para eso (por el ayuno) y se nota en todos lo sectores. Caemos todos”, asegura el presidente del Centro Comercial Abierto, “a una persona en ayunas durante todo el día hasta la noche pocas ganas le quedan de salir a pasear, a tomar el sol o a comprar”.
Fiesta para el comercio marroquí
Sí es posible encontrar un sector que durante el mes del ayuno obtenga un beneficio económico superior al habitual, pero hay que buscarlo al otro lado de la frontera. Allí, en Marruecos, se quedan durante estos días los consumidores que semanalmente cruzan a Ceuta. A la compra de productos frescos, que normalmente nuestros vecinos realizan en su país, se suma durante estas semanas la adquisición de productos de supermercado que se ahogan en los hogares marroquíes y que dejan de comprar en Ceuta: genéricos, de higiene, de limpieza, de servicio diario. “Efectivamente, ésas serían las mermas que podríamos tener en nuestro consumo”, señala el presidente del Centro Comercial Abierto.
Por su parte, el secretario de la Confederación de Empresarios confía en que la facturación del comercio local se vea compensada por el consumo de la población musulmana local. “Son dos comidas al día, pero de bastante cantidad”, señala Ramírez. No obstante, aunque advierte de que los cambios de hábito afectan al consumo, sabe que los ceutíes que realizan el ayuno “buscarán la forma de hacer sus compras. A lo mejor, no de forma habitual, pero sí tendrán que comprar. Al final, tienen que consumir”.
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