Avalancha con tragedia

La vida del subsahariano Samuel Parsait, de 28 años, ha cambiado radicalmente desde que, en compañía de entre 200 y 250 compatriotas más, intentó, la pasada madrugada, entrar a la fuerza cruzando en bloque el paso del Tarajal.

Ahora se encuentra en el hospital Puerta del Mar de Cádiz en estado grave, con traumatismo craneoencefálico severo con afectación del macizo facial y de la base del cráneo; estallido del globo ocular izquierdo (perdió un ojo) y fractura de los huesos de la nariz. Es el resultado de la caída sufrida, desde unos cinco metros de altura, tras encamararse en el techo de las oficinas que ocupa el COS, la sede central de la Benemérita desde la que se controlan los más de ocho kilómetros de perímetro fronterizo que separan Ceuta de Marruecos.
Samuel había planificado su entrada en Ceuta a primeras horas de la madrugada. Lo había hecho con decenas de subsaharianos sometidos a una presión sin igual de las fuerzas de seguridad marroquíes. A las 3.00 horas sus movimientos fueron detectados por los búhos de la Benemérita, hasta que, cuatro horas después, se produciría el intento de avalancha haciéndola coincidir con la apertura de la frontera para facilitar el tránsito de los porteadores.
Los más de 200 subsaharianos entraron en bloque, unidos, cruzando la frontera y llegando hasta la zona internacional, el espacio que separa el paso marroquí del español. La falta de reacción registrada en ese momento hizo que, a pesar de que las cámaras térmicas de la Benemérita habían detectado muy pronto la reunión y preparación de la avalancha, la Policía Nacional no llegó a cerrar la cancela fronteriza (como sí ha hecho en otras ocasiones) lo que provocó que los inmigrantes llegaran hasta las mismas dependencias que ocupan el CNP y la Guardia Civil.
En bloque, los inmigrantes apostaron por todas. Despistaron a la Policía marroquí, que llegó a desviar a parte de sus agentes a la playa pensando que algunos del grupo bordearan el espigón a nado. Se equivocaron, esta vez no rompieron la unidad conformada por los cerca de 250 hombres. Todos a una llegaron hasta el techado de la Policía Nacional (el que popularmente se conoce como ‘nave espacial’ por su apariencia) y se subieron a las oficinas de ambos Cuerpos. Se ayudaban unos a otros cual castellers catalanes, hasta que sucedió la desgracia. Samuel, que ya había llegado a la parte superior, se precipitó al vacío topando bruscamente contra el suelo.
Fue la propia Guardia Civil la que alertó a las ambulancias para que le asistieran. Samuel, con el rostro destrozado y la pérdida de un ojo, fue trasladado urgentemente al Hospital Universitario, desde donde se coordinaría, pasadas las doce del mediodía, su evacuación al hospital algecireño en una UCI móvil.
Guardia Civil y Policía Nacional hicieron uso de material antidisturbio para evitar que los inmigrantes llegaran a pasar la frontera llegando a la rotonda del Tarajal. Su presión se coordinaba con la ejercida, al otro lado, por Marruecos. La compenetración resultó exitosa ya que solo consiguieron entrar en Ceuta tres subsaharianos que se dieron a la fuga, aunque no se ha podido determinar si formaban parte de la avalancha en sí o tenían otra vía de pase y aprovecharon el caos para colarse. Dos de ellos aparecieron ayer en las dependencias de la Jefatura Superior.
La situación vivida en esos momentos era de auténtica tensión. Y no solo actuaban las fuerzas de seguridad. Los propios porteadores que a esa misma hora pretendían su entrada en Ceuta llegaron a participar en la tangana originada. Ellos habían sido prácticamante apabullados por los subsaharianos, así que no dudaron en echar mano incluso de piedras para arrojárselas o defenderse de la avalancha en la que se habían entremezclado.
De hecho los propios porteadores, en bloque, llegaron a frenar, por su mera presencia numérica, a los subsaharianos ya que la Policía marroquí estaba en ese inicial momento desbordada.
Del grupo al menos 50 subsaharianos fueron detenidos, mientras que el resto se dio a la fuga, con lo que presumiblemente intentarán nuevos pases más adelante. En torno a las nueve de la mañana se recuperaba la normalidad en la frontera y en la zona internacional. Poco después de los hechos, el delegado del Gobierno, Francisco Antonio González, emulando al exministro Federico Trillo tras la intervención de Perejil, informaba a los periodistas de que “con el alba” se había abortado este nuevo intento de entrada que es el décimo, superior al centenar, que se ha producido en lo que va de año.
En plena polémica de ‘concertina sí, concertina no’, González aprovechó para recordar que desde 2005 “en esta ciudad los intentos de entrada de los subsaharianos se han producido siempre o bien por vía marítima o por intento en la zona del Tarajal. Por el perímetro fronterizo, que tiene elementos disuasorios, desde 2005 no ha habido ni un intento, siempre ha sido por la zona de Beliones o por el Tarajal, en intentos agresivos”, indicó.
González venía a reforzar así el discurso marcado por el Ministerio de Interior en cuanto a la valía de las concertinas para disuadir a los inmigrantes. Un dato. En el transcurso de las obras de construcción del puente alternativo el Biutz, los inmigrantes han intentado la entrada por la zona carente de concertinas, aprovechando que las estaban retirando del lugar.
“Parece ser que los elementos disuasorios de los que dispone Ceuta desde 1999, creo recordar, y reforzados desde 2005, están dando sus resultados. Obviamente no son trampas, sino elementos disuasorios que activan la alarma de aquellos que intentan entrar y por lo tanto intentan hacerlo por otros sitios muchísimo más fáciles, entre comillas, para ellos como son la zona marítima y la frontera del Tarajal”, indicó. El delegado puntualizó que “tanto las fuerzas marroquíes como policías y guardias civiles en algunos momentos han recibido agresiones por parte de estas personas que intentan entrar, independientemente de su fuerza física y de su carrera rápida no se quedan con los brazos cruzados. Son personas que por los motivos que todos conocemos, el intento de salida de ese mundo tan terrible que es el hambre de sus países de origen, a menudo tienen reacciones violentas en su intento de entrada en nuestro país”.
En otro escenario bien distinto, en Bruselas, hablaba sobre lo ocurrido el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz. “España no está en condiciones de acoger a la ingente cantidad de personas” que intenta entrar de forma “masiva” a través de Ceuta y Melilla, espetó, calificando de “método pasivo” la instalación de alambradas con cuchillas. “Si quieren venir a nuestro país, tienen que cumplir las leyes, y la primera es entrar legalmente”, añadió.

“Hay riesgo de asaltos masivos”

España ha trasladado a la Comisión Europea (CE) que está dispuesta a estudiar "alternativas" a las concertinas si “cumplen con la finalidad de, efectivamente, controlar nuestras fronteras y evitar que personas, de forma masiva además, entren ilegalmente en territorio nacional (...)”, dijo ayer el ministro de Interior tras participar en el consejo de ministros de Interior y Justicia de la UE. Fernández trató el asunto con la comisaria europea de Interior, Cecilia Malmström, recalcando que “ella estaba en la idea, y me lo trasladó así, de que las concertinas eran un elemento que no era disuasorio y que causaba lesiones graves. Yo le aclaré la situación de Melilla, también la de Ceuta”. El ministro dio a Malmström información detallada sobre las vallas y le precisó "que con la concertina lo que se pretende es evitar la intrusión ilegal” que según la doctrina penal española, "es un método pasivo y no agresivo y disuasorio" ante el riesgo “cierto de entrada ilegal por puntos no autorizados mediante el asalto, incluso masivo, a la valla".

Las imágenes

Así fue el intento de entrada de los inmigrantes, trepando cual castellers

Los inmigrantes usaron una vía de entrada que varía respecto a las anteriores en algunos matices. Por ejemplo, esta vez no se dispersaron sino que se mantuvieron unidos a la hora de cruzar el paso del Tarajal. La Policía marroquí pensaba que iban a hacer lo de otras veces, así que varios agentes, al ser advertidos de la llegada en avalancha, acudieron hacia la zona de la playa. Esto desbordó a los que se quedaron in situ, en la zona internacional, hasta el punto de que los porteadores, también apabullados como ellos, llegaron a intervenir codo con codo. Otro detalle: al conseguir llegar hasta las proximidades de Ceuta, los subsaharianos optaron por trepar al techado de los edificios policiales y lo hicieron ayudándose entre ellos como si fueron los castellers catalanes. Uno de los inmigrantes, Samuel, fue el que tuvo peor suerte, ya que tras trepar a la parte superior perdió el equilibrio y terminó cayendo con brusquedad el suelo, sufriendo importantes heridas. Los subsaharianos, en su amplia mayoría, se marcharon del lugar pero un grupo de ellos -en torno a 50- fueron detenidos. En las imágenes captadas en la madrugada de ayer con teléfono móvil se puede apreciar la manera en la que intentaban subir a las alturas los subsaharianos para lograr el que era su objetivo perseguido, entrar en la ciudad. Otro detalle, como ha sucedido en anteriores intentos de asalto, muy poco después de este episodio aparecieron inmigrantes del CETI en el entorno fronterizo.