Las puertas abiertas para algunos autónomos se cierran totalmente para aquellos que
arrastran deudas y que, por tanto, no reciben ayudas. A nivel nacional los intentos de negociación con el Ministerio no han servido para mucho y profesionales de distintos sectores que trabajan por cuenta propia se ven atrapados en un callejón sin salida. Trabajan pero, lo conseguido, “no nos da ni para comer”, narra un grupo de afectados que se ha puesto en contacto con este periódico para visualizar su situación.
Son personas que se han visto afectadas por las pérdidas en su sector, que tienen que seguir pagando las hipotecas y préstamos contraídos y que topan contra un muro porque arrastran débitos no subsanados. El no estar al corriente de pagos frena cualquier tipo de apoyo oficial. “¿En manos de quién nos quedamos? Estar al corriente de pagos, para muchos, es imposible. No han hecho ninguna excepción para nosotros”, lamentan.
Las ayudas a nivel estatal son inviables, al igual que las ofertadas a fondo perdido por el propio Ayuntamiento, ya que en las bases de las mismas se indica textualmente que “los beneficiarios de todas las líneas de ayuda señaladas deben encontrarse al corriente de pago de las obligaciones fiscales o derivadas de la concesión de subvenciones con la Ciudad Autónoma de Ceuta a fecha de solicitud”. Además “deben encontrarse al corriente de sus obligaciones tributarias con la Hacienda Pública y con la Seguridad Social, y no estar incursos en ninguna de las circunstancias establecidas en el art. 13 de la ley 38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones”, se indica.
En mitad del camino, afectados por la misma crisis se encuentran autónomos que ya venían, en el caso de Ceuta, marcados por una situación económica negativa debido al bloqueo de la frontera. Esto incidió muchísimo en sectores como el del taxi o la hostelería. De la noche a la mañana se produjo el cierre de cualquier tipo de actividad por el
estado de alarma. “Te piden que no les debas nada”, lamentan, algo que es “muy complicado” en estos tiempos. Ya arrastraban la problemática de la frontera que se fue endureciendo por la cuesta de enero y un febrero sin alegría en muchos sectores. Llegado marzo el movimiento es bajo así que nunca se consigue enderezar una situación que afecta a un buen número de profesionales que se ven en la cuneta, marcados por el hecho de no poder hacer frente a una auténtica bola de problemas que no hace sino crecer. “Estamos desamparados”.