Categorías: Opinión

Aurora boreal

Hemos estado toda la semana en Noruega. Entre Oslo y Tromsoe. Era la segunda reunión de intercambio celebrada por el grupo de investigadores de dicha universidad, la Universidad de Granada y la Universidad Complutense de Madrid. Todo ello se hace en el marco del programa NILS Science and Sustainability, que pretende contribuir a la extensión y profundización de la colaboración académica e investigadora entre España, por un lado, y Noruega, Islandia y Liechtenstein por otro, promoviendo la investigación científica en áreas estratégicas para el bienestar humano y la sostenibilidad de la Tierra. En España, la entidad que opera este programa es la Universidad Complutense de Madrid. Como se explica en su página web, la sostenibilidad constituye el reto fundamental al que la humanidad se enfrenta en el siglo XXI. En el ámbito científico, la sostenibilidad plantea una serie de problemas formidables. Para hacerles frente, es preciso crear equipos interdisciplinares. Por esta razón, nuestro grupo, que participa en este proyecto tras superar un proceso competitivo, está formado por economistas, geógrafos, matemáticos, estadísticos, politólogos y juristas, aunque todos sus componentes desarrollan en sus lugares de origen, fundamentalmente, investigaciones cuantitativas.
Nuestro proyecto se titula Sustainable development as an innovación opportunity in managenent model of public organizations. Evaluación and promotion of citizen participation towars sustainability. Lo que se pretende es analizar y comparar los cambios estratégicos y estructurales llevados a cabo en los municipios noruegos y españoles desde el año 2002 en adelante, en lo referente a desarrollo sostenible. Para ello se están usando datos de las más de 400 municipalidades existentes en Noruega, y las poco mas de 8.200 en el caso de España. Las técnicas estadísticas que se están empleando son diferentes, aunque adaptadas a la naturaleza del objeto de investigación en cada una de las partes en las que se divide el proceso total.
Fundamentalmente hemos fijado cuatro grandes variables como objeto de estudio en cada uno de los países: Movilidad, energía, eco-innovación y ordenación del territorio. En nuestro caso, también hemos partido de las liquidaciones presupuestarias reales de todos nuestros municipios. La adhesión o no a la Agenda 21 va a ser un dato importantísimo a la hora de formar los diferentes grupos de control para hacer las comparaciones entre ellos y a lo largo del tiempo. Por lo pronto, con las primeras estimaciones hemos llegado a una conclusión importante (no definitiva) respecto a los grupos de municipios más avanzados en lo que respecta a desarrollo sostenible. A la cabeza de ellos se encuentran los del País Vasco y Navarra, seguidos de los de Andalucía y Cataluña. También hemos encontrado fuertes correlaciones entre acciones presupuestarias relacionadas con la Sostenibilidad y el volumen de ingresos totales ejecutados. Es decir, el desarrollo sostenible hay que financiarlo, para que a medio y largo plazo produzca beneficios perceptibles para la humanidad.
También tuvimos algo de tiempo para estrechar nuestras relaciones personales, visitar los lugares más interesantes de la ciudad y sus alrededores, y conocer sus costumbres. Nuestra estancia coincidía, además, con uno de los períodos más activos del año en la producción de auroras boreales. Noruega es el país del mundo en el que se pueden contemplar con mayor claridad y colorido. Las fotos que hemos visto (pues a consecuencia de la contaminación lumínica, en determinados lugares solo es posible verlas con aparatos especiales), tomadas incluso en alguno de los días de nuestra visita, son realmente espectaculares. No me extraña que los primeros pobladores de estas tierras, cuando tuvieran ante si estas imágenes, creyeran que no podía ser obra más que de la Divinidad, y se quedaran allí, a pesar de las temperaturas extremas en las que viven permanentemente, y de que en algunos meses del año no llegue la noche o el día. Nosotros tuvimos solo 10 grados bajo cero en la ciudad y 20 en la montaña. ¡Y casi 6 horas de día!
Me llamó especialmente la atención la explicación que nos daba una de las colegas noruegas acerca del concepto de grupo que tienen los vikingos. Siempre andan buscando recomponerlo. Quizás sea este el secreto de que hayan podido sobrevivir en condiciones tan duras y poseer uno de los sistemas democráticos y de protección social más avanzados del mundo. La posesión de grandes reservas de petróleo no les ha hecho perder su compromiso con el trabajo, con la sostenibilidad y con las generaciones futuras. No solo no han relajado sus obligaciones fiscales, sino que han acordado (todos los grupos) que de los beneficios de su fondo soberano (procedente de la venta de hidrocarburos), no se destine más de un 5% de su rentabilidad anual para cubrir ocasionales déficits presupuestarios. El resto lo quieren dejar para beneficio de las generaciones futuras. Esta es la clave de la sostenibilidad, que tan claramente ven los pueblos indígenas (Samis en Noruega).
También pudimos contemplar la belleza de algunos de sus glaciares, sentir en nuestros huesos el frío húmedo de los mares del Norte, fotografiar a los renos salvajes en sus hábitats naturales, percibir la tranquilidad que se siente dentro de la majestuosa catedral Ártica, pasearnos por el extraordinario Campus universitario, diseñado para acoger a 12.000 estudiantes, experimentar lo que duele caerse sobre las heladas calles, degustar el intenso sabor de las cervezas artesanas de la zona acompañadas de un bacalao recién pescado, o saborear un exquisito guiso de reno preparado por nuestro colega Marcus en su casa, en la que hemos disfrutado de unas sobremesas únicas, regadas con buen vino y acompañadas de constructivos debates sobre la actualidad política nacional e internacional.
Y como guinda, en la última noche de nuestra estancia, con las maletas ya preparadas para salir en el primer vuelo de la fría mañana, en el último paseo del grupo por los alrededores del hotel, pudimos ver como se formaban en el cielo azul las auroras boreales, que se nos estuvieron resistiendo toda la semana. Los dichos populares noruegos hablan de que dan buena suerte y producen fertilidad en las jóvenes parejas. En nuestro caso, quizás fue el regalo de despedida de la ciudad en la que se encuentra la universidad más cercana al Polo Norte del mundo, como preludio de nuevas y fructíferas colaboraciones futuras.

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