Las fuertes tasas con que está gravado el alcohol en Marruecos están teniendo un claro efecto disuasorio en el consumo de bebidas alcohólicas, según dijeron a Efe fuentes del grupo Brasseries du Maroc, que tiene un cuasi monopolio de la cerveza. Los altos precios de las bebidas, y particularmente de la cerveza (un botellín cuesta el equivalente de 1 euro en un comercio y 3 en un restaurante) hacen que haya aumentado además la entrada de botellas y latas españolas desde las ciudades de Ceuta y Melilla.
El grupo, que es además importador de otras cervezas y de vinos, ya cerró en 2010 su planta embotelladora en Tánger al sufrir los alcoholes un aumento de 50 % en la Tasa Interior de Consumo (TIC) y cerrará la de Marraquech en caso de que se imponga un nuevo aumento, según explicó hoy su director Jean Marie Grobois al diario "L'Economiste".
La TIC sobre el alcohol ha sido revisada al alza hasta en cuatro ocasiones en los últimos 20 años con el objetivo de conseguir mayores ingresos para las arcas del Estado "y porque no es popular defender el alcohol" en una sociedad como la marroquí, dijo a Efe Hicham Sakut, ejecutivo de Brasseries du Maroc en Rabat.
Sakut pone en duda que la imposición de tasas sirva para aumentar los ingresos, ya que según él tiene un efecto claramente disuasorio sobre los consumidores de bajos ingresos, que pasan a reducir drásticamente sus compras.
De hecho, el grupo Brasseries ha registrado dos años consecutivos una baja en su producción ante la menor demanda: los 981.200 hectolitros producidos en 2008 bajaron a 960.000 en 2009 y a 851.700 en 2010.
El nuevo presidente del gobierno, el islamista Abdelilah Benkirán, se ha pronunciado contra el consumo de alcohol en un país musulmán en repetidas ocasiones cuando estaba en la oposición, pero desde que es jefe de gobierno electo, ha asegurado que no tiene ninguna intención de coartar las libertades individuales.
Sin embargo -apunta Sakut- la presión sobre el alcohol puede ejercerse de múltiples maneras, como puede ser la concesión de licencias o la reducción en los horarios de compra y consumo, que ya son limitados con respecto a los demás productos de consumo.
En cualquier caso, el consumo de alcohol en el país vecino sigue siendo moderado en comparación con otros países: 3,5 litros por habitante y año en 2010, frente a los 3,9 litros de Argelia o los 10 litros de Túnez.