No se sabe el número real de marroquíes que se quedaron atrapados en Ceuta cuando el país vecino cerró la frontera el pasado 13 de marzo. Se tiene una aproximación: más de 700, pero también se sabe que hubo quienes quedaron en casas particulares, durmiendo incluso en garajes o vehículos, que nunca pasaron ni por el pabellón de La Libertad ni, ahora, por la nave del Tarajal. La bolsa de los ‘invisibles’ nunca afloró del todo, fiel reflejo del empleo clandestino que siempre ha existido en nuestra ciudad.
Tras la clausura del paso fronterizo solo funcionó durante tres días el llamado ‘pasillo humanitario’, una especie de repatriación por fases que no estuvo exenta de polémica por la forma en que se elaboraron las listas y la manera de gestionarlas desde la propia administración. El efecto paralelo, la consecuencia inmediata de esa clausura se materializó en esa particular inmigración a la inversa: ahora los marroquíes querían regresar a su país y lo hacían arrojándose al agua y bordeando los espigones fronterizos que otros tantos compatriotas cruzaron para colarse en Ceuta.
Pues bien, según los datos a los que ha tenido acceso este periódico, medio centenar de atrapados ha conseguido llegar a su país cruzando a nado el espigón del Tarajal y, ahora más asiduamente, el de Benzú. Son datos que se corresponden con bajas o con detecciones publicadas en forma de historias todos estos meses. Si hablamos del número real que lo ha intentado, habría que multiplicar al menos por tres esa cifra. Nada más cruzar a su país, las autoridades vecinas imponen una cuarentena, la misma instaurada en Ceuta y que se espera que esta misma semana se cumpla en el interior del antiguo hospital de la Cruz Roja.
Hay un dato curioso: todos los que se han escapado son varones. Las mujeres, la amplia mayoría amas de casa con o sin papeles en los hogares en los que servían, permanecen en Ceuta a la espera de volver a su país cuando haya un cambio en el régimen fronterizo que cada vez se va alargando más en el tiempo generando la desesperación entre el colectivo.