Los buitres leonados están en plena migración prenupcial desde África a Europa, con paso por el Estrecho. No es de extrañar ver a estas aves desde Ceuta, aunque suelen planear a gran altura y no suelen tocar suelo a no ser que las inclemencias del tiempo o el cansancio les obligue a ello. En el marco de la migración prenupcial de estas rapaces, hemos podido ver con muy poco tiempo de diferencia, dos ataques de bandadas de gaviotas a un ejemplar de esta especie: uno de ellos en el mar, y el de hoy, en la costa, concretamente en la Batería del Pintor del Recinto. Aunque puedan resultarnos llamativos o sorprendentes, José Jiménez, miembro de la Sociedad Española de Ornitología a nivel nacional (SEO Bird Life), explica que estos ataques son bastante habituales. De hecho, a los dos conocidos en nuestra ciudad se pueden sumar al menos cinco más en la Península, al otro lado del Estrecho, en circunstancias similares. Pero son solo los casos de los que tienen constancia los ornitólogos de las dos orillas, porque las gaviotas son agresivas y suelen atacar tanto a buitres leonados como a otras rapaces y aves en general que se encuentran en situación de debilidad en su periodo de migración, de los que no nos enteramos porque no se producen cerca de núcleos urbanos. En algunos casos, la víctima del ataque ha caído al mar por otras cuestiones y el momento es aprovechado por las gaviotas, y en otros, es al revés, las gaviotas atacan al ave y esto provoca su caída al agua. “Cruzar el Estrecho supone para los animales un gran esfuerzo. Dependen de la meteorología. También depende de si es un animal experimentado o un animal joven a la hora de cruzar esta barrera natural. Llegan a tierra agotados, y ese agotamiento hace que caigan al mar, y a veces mueren, otras veces son rescatados”, explica Jiménez, quien apunta que estas rapaces despiertan mucha agresividad en las gaviotas y por eso, cuando aparece un animal en vuelo o posado, como es el caso de hoy, hacen un “ataque sincronizado” que le obliga a levantar el vuelo, y en el vídeo grabado esta mañana podemos ver cómo se lanza al mar huyendo pero no podemos saber cómo acaba el ataque.
¿Qué hacer si presenciamos un ataque de este tipo?
Lo mejor es no intervenir, porque las gaviotas son agresivas y podemos sufrir un percance, pero sí que podemos dar aviso. Jiménez explica que lo mejor es “quedarse con el punto exacto” donde se ha producido para avisar al Servicio de Medio Ambiente de la Guardia Civil , el SEPRONA por si el ave atacada pudiera ser recuperada, como así ha sido en anteriores ocasiones. Buitre leonado recuperado en nuestra ciudad - Fotografía de José Jiménez (SEO Ceuta) De igual forma debemos actuar si vemos un animal con síntomas de agotamiento, pero sin acercarnos. Y si vemos un buitre leonado, un buitre negro o un buitre moteado o de Rupell (los tres tipos que podemos encontrarnos en Ceuta) posado en cualquier punto de la costa, debemos dejarlos tranquilos.
Las gaviotas: el depredador de Ceuta
“Están arriba de la pirámide en Ceuta. Son el depredador de la ciudad, arrasan con pajarillos, nidos… además de la agresividad en sí misma”, a lo que se añade el daño que causan al mobiliario urbano señala Jiménez. Desde la SEO llevan años denunciando cómo las gaviotas, en concreto la se adueñado de la ciudad. Todo comenzó cuando se clausuró el vertedero de Santa Catalina, y poco a poco han ido ganando terreno, porque se han reproducido sin control. Y aunque en los últimos años sí que se ha comenzado a controlar y a tener datos sobre ello, es cierto que la superpoblación de gaviotas es un problema, provocado -entre otras cuestiones- por vertido de basuras, contenedores abiertos y también las “alimentadores compulsivos” que “creen que hacen bien” alimentándolas, así como las que dejan comida en la calle para los gatos, que es ‘robada’ por estas aves. Pero no todas las gaviotas son “tan malas” como la patiamarilla (la especie concreta causante de los ataques y de la superpoblación en Ceuta). En nuestra ciudad también podemos encontrar ejemplares de gaviota Audouin, “un animal precioso e inovensivo”, que pasa la mayor parte del tiempo en el mar y solo viene a tierra a criar, apunta Jiménez, para concluir diciendo que la gaviota patiamarilla se ha convertido en una “rata de ciudad”.