En el pleno celebrado el pasado lunes día 23 de enero, todos y cada uno de los grupos políticos con representación en la Asamblea han manifestado por unanimidad con su voto a favor, rendir un homenaje a la figura del Soldado Indígena, aprobando la colocación de una placa en un lugar tan emblemático de la ciudad como es el Patio de Armas de las “Murallas Reales” el próximo 8 de junio. Coincidiendo hoy con el primer centenario de la entrega de la Enseña Nacional al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Ceuta número 3 en un acto solemne en el parque del Retiro de Madrid y presidido por S.M. el Rey Alfonso XIII, repasaré (citando al bilaureado teniente D. José Enrique Varela Iglesias) una de las múltiples y brillantes actuaciones de estas unidades a lo largo de la historia, como fue entre otras, “El Socorro de Melilla” (tras el desastre de Annual en julio de 1921 y la proclamación por parte de Abdelkrim de la “República del Rif”), que motivó esa concesión:
Rápidos éxitos habían llevado nuestras tropas sobre Beni Urriaguel, y todo, aparentemente, anunciaba una rápida solución de tal problema, cuando en pocos días se desmorona toda la obra tan laboriosamente construida en muchos años, y rotas nuestras líneas, destrozada la cohesión de nuestro Ejército, cercadas las pocas posiciones que resistieron la sorpresa del primer empuje, e incluso en manos del enemigo el cadáver del caudillo que callera como soldado, dando ejemplo en la posición más avanzada, queda la situación retrotraída a los inicios de 1909. La situación en Melilla es desesperada, el pánico amontona la población en los muelles, y es entonces cuando todas las energías españolas se ponen a contribución para conjurar la amenaza que viene del Rif. Los mártires verán redimida su memoria. España mira angustiada las fuerzas de que dispone, y mientras organiza los medios que su vitalidad (sobre todo espiritual) le consiente, es precisamente en los Regulares de Ceuta donde se apoya su prestigio. Y esas Fuerzas, iberas de raza, de recluta indígena, son precisamente las que sostienen el Honor de la Madre Patria. Y pasado el peligro y llegado el momento, van a la Metrópoli a buscar el más precioso don para un Cuerpo, y sobre todo para un Cuerpo de Indígenas…, la bandera de la inmortal España.
La orden de marchar a Melilla la cumple el Grupo con la máxima rapidez. El 22 de julio el 1º y 2º Tabor (Batallón), y la compañía de ametralladoras, al mando del primer jefe, el Teniente Coronel Gonzales-Tablas (que había tomado el mando del Grupo el 2 de junio del año anterior) se encontraban en el Fondak de Ain Yedida,( para seguir operando sobre los disidentes de la zona occidental), realizando el 23 su incorporación a Ceuta en una sola marcha, embarcando los dos Tabores la misma noche y llegando el 24 a Melilla, (que atravesaba momentos angustiosos por el derrumbamiento de toda la Comandancia General, cuyos restos se refugian en el propio casco urbano), desde cuyo momento va el primer Tabor al Zoco del Had de Beni Sicar, y el segundo, con el primer Jefe, queda acampado en las proximidades del Hipódromo. Los momentos son de angustia y ansiedad, los que no conocen esas Fuerzas interrogan el porvenir. La continua actuación de los Tabores del Grupo no pudo ser más brillante. Ellos y las fuerzas del Tercio de Extranjeros compartieron en el inicio todo el peso de las campañas, y en lo sucesivo, hermanadas también, fueron las sólidas columnas en que se apoyó la “Reconquista”. El 25, se ocupa con pocas bajas Ait-Aixa, e igualmente, se fortifica el Atalayón, el 27 se combate en el Had y el 28 en el convoy a la “segunda caseta”, el 29 se instala un “block-haus” (búnker o fortín) en Sid Hamed el Hach y el 30 se lleva un convoy al Atalayón, sufriendo bajas en todas estas operaciones y resultando herido, en la del 29, el capitán D. Máximo Bartomeu González-Longoria.
Durante el mes de agosto, la fuerza de este Grupo presta su cooperación a cuantas operaciones se llevan a efecto, y así los días 1 y 4 protege convoyes al Atalayón, y el mismo día 4 asiste el primer Tabor a la ocupación de Tizza, estableciendo el 5 en dicha posición otro “block-haus”, mientras el segundo Tabor lo hace con dos en el Barranco del Lobo, el 8, 11, 12, 13 y 18. Se protegen convoyes a Tizza y al Atalayón. El 15, sostiene el primer Tabor, tras rudo combate en Sidi Amarán, resultando muero el Oficial moro Sidi Mohamed Ben Amar el Hach, y asimismo el 21, el segundo Tabor, tras violento combate, aprovisiona las posiciones del Sector S. de Melilla, resultando herido el Oficial moro Sidi Ali Ben Sislán, teniendo además bajas de tropa en todos ellos. El convoy a Tizza del 23 cuesta duro combate al primer Tabor, mientras el segundo establece dos block-haus en el barranco de Frahana resultando (aparte de las bajas de tropa) heridos el capitán D. Félix Fernández Ortega, que fallece a los pocos días a consecuencia de sus heridas, y los tenientes D. Emilio de Torres Osorio y D. Rafael Sánchez Guerra. En los días 25, 27, 28, 30 y 31, tienen lugar (con bajas) las pequeñas operaciones de ocupación del Sector S. de la Plaza, convoy a Sid Hamed el Hach, al Garet y Tizza y auxilio a Taquil Manin, respectivamente.
Durante los primeros días de septiembre, se registran igualmente, el 4 y 7, las protecciones de los convoyes a Tizza y al Atalayón. El 8 de septiembre tiene lugar la operación para la conducción del convoy a Casabona. El enemigo, sólidamente fortificado, y habiendo cortado el camino (con lo que impedía el uso de camiones blindados) trata de impedirlo a todo trance, y se traba duro combate, que pone a prueba el excepcional temple de las fuerzas empeñadas. El avance es lento, pero tenaz y decidido. El enemigo resiste con terquedad, pero el esfuerzo de nuestros infantes da buena cuenta de los contrarios, muchos de los cuales quedan en sus atrincheramientos, mientras otros caen en la desordenada huida al abandonarlos. Por nuestra parte tuvimos que lamentar bajas sensibles: El Teniente Coronel Primer jefe, Excmo. Sr. D. Santiago González Tablas, herido grave. Teniente D. Antonio Segura Lacomba, muerto. Los Tenientes D. Francisco Araciel Garbayo, D. Sabas Navarro Bridson y D. Manuel Marchante Marchante, heridos. De tropa, 25 muertos y 57 heridos. Con motivo de la baja del Primer Jefe, toma posesión del mando del Grupo (en comisión), el día 9, el Teniente Coronel D. Emilio Mola Vidal, que anteriormente, como comandante, fue Jefe de uno de sus Tabores.
La brillante actuación de nuestras unidades merece del General en Jefe la siguiente citación en la Orden General del Ejercito de operaciones:
“ORDEN GENERAL DEL EJERCITO DE ESPAÑA EN AFRICA DEL DIA 10 DE SEPTIEMBRE DE 1921, EN MELILLA: En la operación del día 8 en Casabona, tuvieron ocasión, el Tercio de Extranjeros y las Fuerzas Regulares de Ceuta nº 3, de cubrirse una vez más de gloria. Con su indomable valor, con su innegable amor patrio, con su incomparable pericia lograron asestar al enemigo uno de los mayores golpes que ha sufrido en todas nuestras campañas, ocasionándole bajas numerosísimas. Todos cuantos integran esos Cuerpos modelo, alcanzan tales virtudes militares, que es difícil señalar distinciones entre ellos, y éste es el mayor galardón que puede ostentar una corporación. En nombre de todos vuestros compañeros del Ejercito de África, que se enorgullecen de vosotros, os felicito efusivamente y os ratifico nuestra confianza absoluta. Debéis sentiros satisfechos por ello y por haberos hecho dignos de la admiración de nuestra querida España. Lo que de orden de S.E. se publica en la general de este día para conocimiento y satisfacción. - El Coronel Jefe del Estado Mayor, F.G. Jordana”.
Después de la ocupación de Nador, el 17, en la que los Tabores van en extrema vanguardia y cogen al enemigo prisioneros con armamento y bajas, resultando por nuestra parte 31 de tropa, muerto el Oficial moro Sidi Hossain Ben Ali y heridos los tenientes D. Manuel Negrón de las Cuevas y (por segunda vez esta campaña) D. Manuel Marchante, y de la Tauima, el 23, en la que es herido el capitán D. Manuel García Martínez y 12 de tropa.
El 2 de octubre llega la jornada del Seb, la más dura indudablemente entre las que se libraron durante este periodo, y en la que nuestros Tabores forman también en vanguardia, ocupando el Zoco, y al marchar sobre las alturas de Uled-Dau, donde el adversario se halla fuertemente atrincherado y resiste desesperadamente, la situación se agrava y el avance se hace lento, el terreno se disputa palmo a palmo, pero al fin se escalan las abruptas alturas objetivo, y huye el enemigo, éxito que nos cuesta dolorosas perdidas: El teniente coronel Primer Jefe accidental, D. Emilio Mola Vidal, herido grave; muertos el capitán D. Agustín Aguado Martínez, y los tenientes D. Francisco García Cabezas, D. Santiago Manso Sevilla y oficial moro Sid Hamú Ben Mohamadi Medani; y heridos los tenientes D. Francisco Fernández Gonzalez-Logoria, D. Antonio Cuesta Moyano, Alféreces D. Francisco Velasco Ruiz, D. Mariano Redondo Repulles y oficial moro Sidi Mohamed el Hanús, mas 98 bajas de tropa. Durante el resto del mes se ocupa (con pocas bajas) Atlaten, el 5 y Segangan y los picos de Basbel y Kol-la, en el Gurugú, el 10 sin bajas; es que el esfuerzo inicial estaba hecho: el avance español sigue rápido y fácil, merced al sacrificio de los primeros. Mientras tal sucedía en la oriental, en la otra zona el Tercer Tabor sufre bajas, el 1º de octubre en Yebel Magot y el 24 en el convoy a Monte Magán, que entra en la posición con intenso combate en el que resultan muertos el teniente D. José Saíz Martínez y alférez D. Pedro Maestre Martorel, y herido grave el oficial moro Sidi Dris Ben Hossain, además de 48 bajas de tropa, sufriendo otras asimismo el 27, y en igual cometido el 28.
Cumplida su ruda misión, los supervivientes de los Regulares de Ceuta se concentran en Melilla, el 12 los restos de los Tabores, y el 14 embarcan para Ceuta. El Grupo sufre el 80% de bajas en los casi tres meses de combate, ya que todo el peso de las operaciones cayó sobre ellos. De 651 Suboficiales y Tropa murieron 481, y de 33 Jefes y Oficiales solo 3 resultaron ilesos. A las diez de la mañana del día 15, un aeroplano de la escuadrilla de Tetuán, que se había internado sobre el mar, anunció la próxima llegada del vapor “Tintoré”, de la compañía Trasmediterránea, en el que venía el Tabor de los Regulares. El recibimiento (como publica el diario “El Telegrama de Rif en su crónica del día 16 de octubre de 1921) que la tierra patria hace a esos girones de gloria, es grandioso. Se manifiesta en él, el pueblo en masa. El muelle estaba repleto de ciudadanos de todas las clases con el Ayuntamiento en pleno a la cabeza (el alcalde D. Isidoro Martínez se había dirigido al pueblo en un manifiesto) y todo elemento oficial. A su llegada al puerto, la tripulación del acorazado “Alfonso XIII” que se hallaba formada en cubierta, hizo tocar su música y saludar con su Bandera. Las baterías de tierra y las de los barcos de la escuadra hacen oír su bronca bienvenida. Al entrar el barco a puerto, se izaron y desplegaron banderas y desde el Hacho se hicieron 21 cañonazos. Por expresa voluntad del General en Jefe, se le tributan los máximos honores militares. Las tropas de la guarnición cubrieron carrea desde el muelle a la Comandancia General. El Comandante General, señor Álvarez del Manzano, tan pronto como los expedicionarios saltaron al muelle, los pasó revista, mientras se repetían los vítores y aclamaciones a España, al Rey y al Ejército. Su esposa, a la cabeza de las damas de la Cruz Roja, obsequió a cada soldado con cinco pesetas y diez a los sargentos. En el trayecto, engalanado, se levantaron varios arcos de triunfo y el pueblo acompañó a las fuerzas hasta sus alojamientos entre aclamaciones y vítores.
Y el Soberano mismo hecho llegar la suya, en el siguiente telegrama: “EL REY A JEFE REGULARES: Al regresar a esa plaza esos heroicos Regulares, deseo manifieste Jefes, Oficiales, clases y soldados el agradecimiento y la admiración de su Rey por su comportamiento y alto ejemplo de valor y disciplina, que a todos por igual corresponde, y especialmente a sus jefes Tenientes Coroneles González Tablas y Mola, que tuvieron el honor de derramar su sangre al frente de esas fuerzas. ¡Viva España, que tan bien supisteis defender! ¡Vivan los Regulares de Ceuta! - ALFONSO, REY”. En noviembre, les otorgaría también el título de “Mis fieles Regulares”.
Justo recuerdo a los caídos que no volvieron; lenitivo feliz para el dolor de los que regresaban heridos; motivo de legítimo y sano orgullo para los que, más afortunados, desfilaron indemnes.
Pero la suprema recompensa viene en la R.O. de 2 de noviembre, en la que se concede al Cuerpo la bandera nacional, y dice así: “El Rey (q. D. g.), de acuerdo con lo informado por el Alto Comisario de España en Marruecos, ha tenido a bien conceder al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Ceuta número 3, la Bandera nacional, semejante a la que corresponde a los Cuerpos de Infantería de nuestro Ejército, por haberse hecho dicho Grupo acreedor a ello, dados el entusiasmo, valor y disciplina con que ha combatido en nuestras filas, cooperando eficazmente a la acción de nuestro protectorado, encomendado a la Nación, en Marruecos.- De Real Orden lo digo a V.E. para su conocimiento y demás efectos.- Dios guarde a V.E. muchos años.- Madrid, 2 de noviembre de 1921.- CIERVA”.
Patrocinada por el Duque del Infantado, y con la ayuda del marqués de Tenorio, la suscripción popular costeó la bandera del Grupo, bella obra de arte español, que recibió en Madrid ante Su Majestad el Rey y de manos de S.M. la Reina y asistiendo al acto el Gobierno, Cuerpos Colegisladores, Autoridades y la guarnición, el 27 de mayo de 1923. Hay que recordar que, al tratarse de unidades regulares y profesionales de mayoría indígena, es decir, integradas fundamentalmente por personal no español, generalmente marroquí de la zona sujeta a nuestro Protectorado y, por lo tanto, súbditos del Sultán de Marruecos, no tenían derecho a enseña nacional como el resto de las unidades militares de nuestro Ejército, formadas por españoles en su totalidad que si juraban en ella defender a la patria y fidelidad al Rey y a sus jefes.
La enseña ostentará además la corbata de la Medalla Militar, que tan bien ganaran para el Grupo los Tabores que fueron a Melilla. He aquí la R.O. de concesión, de fecha 15 de agosto de 1922 (D.O. nº 181): “Excmo. Sr.- Conforme con lo propuesto por el Alto Comisario de España en Marruecos, el Rey (q.D.g.) de acuerdo con el Consejo de Ministros, y por resolución de 30 de julio próximo pasado, ha tenido a bien conceder la Medalla Militar al Tercio de Extranjeros, Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas nº 3, y Regimiento de Infantería La Corona nº 71, por su brillante actuación en el territorio de Melilla a raíz de los sucesos del mes de julio de 1921. Es al propio tiempo la voluntad de S.M. el Rey que el distintivo de la citada condecoración lo ostenten los individuos con derecho a él en la forma prevenida en la real orden circular de 12 del mes actual. (D.O. nº 180)”.
Las operaciones sobre la región insumisa siguen en 1922. En mayo se sigue operando sobre Beni Arús, y el 7 y el 9 el Tercer Tabor y dos Escuadrones, al mando del primer jefe, ocupan Busernas y Selalen; el 12 se ocupa Tazarut, la capital de la rebeldía, constituyendo nuestras fuerzas también la vanguardia de la columna Serrano, Ain Grana cae con poca resistencia, y el avance rebasa Tazarut por la izquierda, llegando a las estribaciones del sistema orográfico del Buhassen. Pero el enemigo, numeroso y que se bate a la desesperada, inicia una violenta reacción que amenaza modificar nuestra ventajosa situación, y es en este momento, al acudir el primer jefe teniente coronel González-Tablas al puesto de honor para contener la avalancha, y mientras da las oportunas ordenes al Jefe del Tabor, cuando son heridos ambos, rechazándose al enemigo por nuestras unidades, reforzadas por una bandera del Tercio de Extranjeros. A las siete horas del día 13 moría en la posición de García Acero a consecuencia de las heridas recibidas, y a los tres años exactamente de su glorificación militar en Zina Sur, aquel jefe-héroe que tantas veces condujera a sus Regulares a la victoria, que fue una afirmación para España en los momentos de peligro y que halló muerte gloriosa, digna de tal soldado, cuando con la caída de Tazarut moría la rebeldía que acaudillaba el Xerif El Raisuni. La Medalla Militar brilló sobre generoso pecho, impuesta por la mano del General en Jefe, que besó el cadáver. El Cuerpo tiene durante ese año tres tenientes coroneles, por muerte de sus antecesores laureados.
Bibliografía
Historial del Grupo de Regulares de Ceuta nº 3
Fotografías pertenecientes al Museo Específico de Regulares (Ceuta). Han sido coloreadas por Eugenio Granados Frías
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