El cierre de la frontera del Tarajal, hace poco más de un año, supuso un alivio para intentar acelerar el proyecto con el que el Ministerio del Interior quería convertir la tercermundista aduana en un paso con cierta dignidad pero, sobre todo, con control. Cuando la delegada del Gobierno en Ceuta, Salvadora Mateos, reconoció en rueda de prensa que por el Tarajal no se sabía ni lo que entraba ni lo que salía no le faltaba razón. A diario los milagros se concentraban en una ruta de paso para miles de personas, una ruta preñada de avalanchas, tráfico de drogas y una imposibilidad de controlar, como se debía, a todo aquel que decidiera entrar o salir.
Las obras no marchan al ritmo que debieran, pero se ha podido completar una primera fase, se está en ejecución de la segunda y, actualmente, está en aprobación el pliego de condiciones para la licitación de una tercera fase, “cuyo proyecto contempla la mayoría de las actuaciones pendientes para la modernización y mejora de los servicios e instalaciones de dicha frontera, atendiendo a las necesidades que han trasladado tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional al Ministerio del Interior para que sean incorporadas a dicho proyecto”, explican fuentes de la Administración central a El Faro de Ceuta.
Entre las obras previstas dentro de la tercera fase se incluye la remodelación y puesta en valor de la caseta de la Guardia Civil situada en la entrada a la frontera, entre los carriles de salida y entrada, o la construcción de una nueva marquesina para la zona de entrada de vehículos a la frontera para proteger de la lluvia y del sol a los agentes que presten ahí su servicio. Hay más: el arreglo del paso a pie tanto en la zona de Guardia Civil como en la Policía Nacional, reparando solería y paredes, así como los apoyos de las verjas sobre estos.
A esto se añade la retirada de la estructura de ‘pájaro’ situada entre los carriles de entrada y salida; la colocación de dos pequeñas marquesinas para proteger del sol y la lluvia a los agentes de la Policía Nacional que se ubiquen en la zona más próxima a la frontera con Marruecos tanto en la zona de entrada como en la de salida; la creación de una zona de inspección de vehículos (algo imperdonable que no exista hasta la fecha dados los intentos de tráfico de drogas y personas); la reparación y enlucimiento de fachadas y pilares del edificio principal así como sus acerados, reparando las grietas y desconchones y pintando estos paramentos. Por último esa tercera fase incluye el asfaltado y señalización de todo el entorno fronterizo.
“Todos estos trabajos se están realizando para garantizar una frontera más fluida y segura y facilitar el trabajo de los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que prestan allí servicio, quedando pendiente la realización de obras para ubicar un puesto de Sanidad Exterior en estas instalaciones”, añaden las mismas fuentes a este periódico.
Desde la Delegación del Gobierno en Ceuta las llamadas y peticiones a Madrid son constantes para conseguir que por una vez se actúe en un paso abandonado durante años, necesitado de inversiones nunca ejecutadas y sometido a obras que no fueron más que parches al no dar una solución a las deficiencias visibles a todos.
El reto de la frontera es conseguir ser la línea de seguridad y control que siempre debió existir, separando dos lados completamente opuestos pero condenados a entenderse.
Durante el periodo de ejecución de obras de 2020 se ha llevado a cabo la construcción de tres cabinas ‘inteligentes’ para el control de la salida y el acceso peatonal en la frontera del Tarajal I Ceuta; casetas fabricadas in-situ: dos para el control de la entrada y una para el control de la salida. En la inversión fijada en el año en curso se ha seguido actuando en el puesto fronterizo del Tarajal y está en fase de licitación una nueva intervención al no tratarse de una obra menor.
En cuanto a la obra ya concluida, por un importe de 125.500 euros, se ha procedido a la instalación de estructuras modulares dirigidas a la oficina de tramitación de solicitudes de protección internacional. Así, se aprobó la instalación de doce módulos, conformando un conjunto de dos plantas, estructurado en ocho despachos, tres aseos y dos salas de espera, siendo unas instalaciones completamente nuevas y acondicionadas para sustituir las viejas instalaciones que tenía la frontera.
Durante el año 2020, aprovechando sobre todo el cierre del paso fronterizo con Marruecos debido a la pandemia, se han desarrollado varias intervenciones que, de otra forma, se habrían visto ralentizadas en el tiempo. Dentro de las contempladas en la rehabilitación de las instalaciones de la aduana, con un importe de 481.485 euros, se ha sustituido la cerrajería en los carriles peatonales tanto de entrada como de salida, mejorándose así el paso de personas. Se ha hecho una modificación del vallado sobre muro con eliminación de concertinas que han sido sustituidas por malla antitrepa y se ha procedido a la rehabilitación y sustitución de la armadura metálica de los elementos estructurales en cubiertas y marquesinas así como una reforma del edificio que alberga las dependencias de Policía Nacional y Guardia Civil.
En el marco de las obras de subsanación de las deficiencias del O.C.A. de baja tensión de las dependencias e instalaciones del puesto fronterizo y recinto aduanero, se han ejecutado actuaciones que comenzaron en noviembre de 2020 con una inversión de 94.710 euros para, entre otras cosas, proceder a la sustitución de cableado y cuadros eléctricos.
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