La pandemia del coronavirus ha impedido conmemorar la Ashura en Ceuta con actos públicos que suelen congregar a un importante público infantil, debido a las restricciones a los eventos con un número de asistentes igual o superior a 50 personas. Sin embargo, la tradición sí se ha podido vivir este este año en el ámbito familiar con la entrega de regalos a los niños.
Los ceutíes ha celebrado este domingo la fiesta de la Ashura, con motivo del décimo día del mes de Muharram, que es el primer mes del calendario lunar.
Al igual que en Ramadán, Ashura es un día de ayuno, aunque en esta ocasión es voluntario y conmemora el momento en que Muhammad realizó el éxodo (hijra) de Meca a Medina, la ciudad iluminada. Allí encontró a un grupo de judíos que ayunaban, celebraban la fiesta judía de Péjab (Fiesta de la Libertad o de la Primavera) en el día de Yom Kippur que rememora la salvación de Moisés (la paz y la bendición de Dios sean con él) atravesando el Mar Rojo. El Profeta para conmemorar la salvación de Moisés ayunó y ordenó ayunar.
Los compañeros del Profeta para entretener y premiar a los niños que ayunaban les construían muñecos e instrumentos de percusión, desde entonces, como tradición, la fiesta del Ashura se ha convertido en la de los niños. Es costumbre en Ceuta hacerles regalos, ponerles henna, pintarles los ojos con Kuhul y estrenar ropa en la mayoría de los casos, en definitiva, se trata de un día festivo para los más pequeños y, ayunen o no, los niños reciben un regalo en Ashura. De ahí que se equipare con los Reyes Magos.
Para los adultos, por un lado, se trata de dos días de ayuno –el de Ashura más, este año, el sábado o el lunes–, que permiten redimir todos los pecados menores que se han cometido en el año anterior.
Antes, y aún en la actualidad, los niños ceutíes se reúnen para ir de casa en casa pidiendo un aguinaldo, a veces cantando la canción de Ashura y tocando un tambor. Esta recompensa la reparten entre los miembros del grupo y cada uno compra dulces o un regalo.