La entrada indiscriminada de miles de personas en Ceuta el pasado mayo sigue teniendo sus consecuencias en forma de
asentamientos dispersos por diferentes partes de la ciudad. A pesar del esfuerzo para desmantelarlos y trasladar a sus ocupantes a las naves habilitadas en el polígono del Tarajal, muchos hacen caso omiso y siguen acampando en montes, playas o en
barriadas como la de Los Rosales, en donde permanece uno de los más grandes detectado. Allí los inmigrantes han montado diferentes ‘chabolas’ en mitad del campo, lo que provoca un gran riesgo de
incendio como ya ha ocurrido en otras partes de la ciudad. Los marroquíes llevan ahí desde mayo, y por eso se puede apreciar cómo han ido recogiendo diferentes enseres para encontrar la máxima ‘comodidad’ posible hasta convertir ese lugar en un centro alternativo. Desde sofás hasta cuadros y espejos se pueden ver como parte del mobiliario urbano. FaroTV se ha adentrado hasta el corazón de ese asentamiento, en donde se puede apreciar el lugar en el que los inmigrantes pasan cada noche. Eso sí, como en otros asentamientos durante el día no están en la zona –solo se puede apreciar a una minoría que la guarda- y es cuando cae la noche cuando todos vuelven para resguardarse. Para poder acceder a la zona, los inmigrantes han partido una parte de la valla, próxima a las viviendas, y de ahí entran y salen cada día.
La insalubridad se puede apreciar desde la distancia, ya que la suciedad se acumula de manera incontrolada. Además de múltiples enseres que no cumplen con los cánones de limpieza, también se puede apreciar fiambreras de comida que han sido proporcionadas en muchas ocasiones por distintas asociaciones. No quieren ir a las naves por miedo a ser deportados a su país y por eso se han asentado en esos lugares como otros compatriotas lo están en el monte o en la playa. La basura se va acumulando, cuesta quitarla al ser una zona de difícil acceso para los operarios de limpieza, por eso el riesgo de incendio es aún mayor. Hasta se puede apreciar una especie de ‘salón’ con su mesa rodeada de varias sillas y el tablero del parchís incluido. Una clara imagen que han venido con la intención de quedarse y que ha trastocado la imagen que se tenía de barriadas como esta. Los vecinos están desesperados, ya que a pesar de denunciarlo a las administraciones no llega soluciones, alargándose en el tiempo sin solución.