París valdría una misa, pero no Ceuta. No al menos si no es ecuménica. Once meses y una semana después de que, el 23 de enero pasado,
Vox proclamase el inicio de su era en la ciudad, el
PP le puso fin y rompió este lunes formalmente con los de Juan Sergio Redondo, que se quedaron más solos que la luna en su rechazo al proyecto de
Presupuestos de la Ciudad para 2021 elaborados por el
Gobierno de Vivas.
Su consejera de Hacienda, Kissy Chandiramani, ejerció en la Asamblea de Pablo Casado en el Congreso. “No somos lo mismo”, le espetó a finales de octubre el líder nacional a Santiago Abascal en la Cámara Baja en el trámite de fiasco de su moción de censura a Pedro Sánchez. “Bienvenida la ‘derechita cobarde’ y no parecernos a la extrema derecha que quiere devolvernos a las trincheras”, replicó la miembro del Ejecutivo local a las invectivas de grueso calibre de Carlos Verdejo.
El PP caballa parece haber asumido que se acercó a lo que “envenena”, que como canta Leiva no hace salir “las cuentas”, y ha cambiado de tercio.
El portavoz de Vox se subió al atril de la Asamblea hace casi un año con el lanzallamas verbal hacia su izquierda: “Estos Presupuestos”, dijo de los de 2020, “son solo el comienzo de una nueva etapa de eliminación de cargos superfluos e inversiones innecesarias. El fin de los chiringuitos. La purga de los socialistas, un partido criminal desde su fundador”, añadió para incendiar la sala.
Se quedó solo, como ya sabía que sucedería, y llevaba la muleta preparada: “No es que Vox esté solo, es que para el futuro de esta ciudad y de España sólo queda Vox”, advirtió erigiéndose en “la única alternativa social y patriótica para cambiar Ceuta y combatir a quienes vienen a dañarla” proclamó ante las sombras de los “lobbies promarroquíes” que, a su juicio, se esconden tras las asociaciones, entidades y medios que “someten” al Gobierno.
“Somos muchísimos”, le plantó pie en pared la consejera, “los que vivimos Ceuta de una manera radicalmente a usted: nos llaman perversos, promarroquíes y vendepatrias... Siempre unos en el lado de los buenos y otro en el de los malos. Aquí no hay promarroquíes y ninguna de las asociaciones a las que ayudamos lo son. Ustedes no creen en la convivencia, que no es integración: yo soy española y ceutí de pura cepa como usted, no estoy integrada, pero la división que querían imponer con sus líneas rojas es muy peligrosa para la sociedad ceutí”.
Muchos o muchísimos, el documento
prosperó en su trámite inicial con el respaldo de los nueve diputados ‘populares’, los siete del PSOE, el de Caballas y los dos no adscritos. Mohamed Ali, que tuvo el primer turno de palabra en el debate, marcó por dónde irían, números y porcentajes a un lado, las claves del asunto. Caballas solo pidió, a expensas de lo que plantee en sus alegaciones, una cosa para dar su sí al proyecto de Presupuestos: una ruptura contundente con el “fascismo”. La tuvo.
“Este debate presupuestario es excepcional por dos cosas: por la crisis y por la convulsa irrupción de la extrema derecha en la política ceutí. Con sus ideas aquí no se va a poder vivir, es prácticamente la guerra. No es normal que un grupo pida que se eliminen las ayudas a una confesión religiosa. Eso es odio salvo que queramos que esta ciudad salte por los aires”, apeló “a todos” el localista, a quien Verdejo embistió por su procesamiento en el ‘caso Emvicesa’ y como presunto miembro de una nueva entente “popular-socialcomunista”.
“Ustedes creían que tenían la sartén por el mango y al quedarse sin sartén nos quieren dar con el mango”, ha resumido Chandiramani el marco político en la Asamblea. Para acabar con casi 340 días de alianza con Vox y no dejar a la Ciudad sin Presupuesto el PP tenía dos salidas: la del PSOE (con o sin más agregados) o, prescindiendo de los socialistas, la del MDyC y los no adscritos. Hubiese o no mucha quina que tragar tras sus primeros seis meses de alianza frustrada y el posterior intento de moción de censura, Vivas ha optado por la primera, la que alinea a los dos principales partidos nacionales y en la Asamblea, algo que hacía legislaturas que no ocurría.
“El PP y el PSOE estamos en las antípodas ideológicas en muchísimas cosas, pero cuando nos hemos puesto de acuerdo”, recordó Chandiramani los acuerdos históricos sobre el Estatuto o las bonificaciones a la Seguridad Social, pero también el más reciente para cambiar la Ley del IVA y favorecer el cambio de modelo productivo local, “nos ha ido mejor”. Hernández no solo coincidió con ella en los números, sino también en el la filosofía: “Los socialistas nos vamos a permitir que el 50% de los ceutíes se sientan excluidos de una institución como esta porque propugnamos”, dejó claro el líder socialista, “una ciudad de todos y para todos con independencia de credos y clases sociales, por eso participamos de estas cuentas, para evitar que crezca el cisma causado por la irrupción de la ultraderecha”, declinó un epíteto que ya conjugan todos los partidos de la Cámara salvo los aludidos y que molestó a Verdejo al oírlo en boca del PP: “Se habrá quedado a gusto”.
“Cuando en el futuro se mire hacia atrás dónde estábamos ahora, el PSOE se verá ayudando y sirviendo a los ceutíes. Otros no van a poder responder igual”, comparó Hernández a su formación con Vox.
“Espero”, deseó a renglón seguido, “una vida política más constructiva y amable, con puentes en vez de murallas: seguiremos aquí como se debe, con trabajo, honestidad, humildad y vocación de servicio público porque estamos con Ceuta y con los ceutíes para que nadie se quede atrás ni destroce nuestra convivencia y nuestros valores comunes”, concluyó sin dejar de subrayar que el alcanzado “no es un pacto de legislatura”. “Aunque estos no son los Presupuestos que hubiésemos hecho”, abrochó, “ son tiempos de unidad y responsabilidad, principios que no hemos tenido este año por la irresponsabilidad de la ultraderecha”.
Frente a los postulados de Vox, que repudia a Digmun porque da clases de español a mujeres transfronterizas y a menores extranjeros no acompañados y al Centro Cultural Al Idrissi porque las imparte de árabe “y no de francés, inglés o alemán”, también se posicionó el MDyC pese a que no apoyó los Presupuestos como tampoco dio el sí que había comprometido tras el pacto por escrito que este lunes reveló que había suscrito con Vivas en enero. De hecho, Hamed casi equiparó a los de Vivas y Redondo: “La concepción de la convivencia basada en la sumisión con racismo sutil institucional es una farsa”, imputó al PP, a quien reprochó haber puesto “la alfombra roja” a “la ultraderecha”. “Tan perjudicial es el racismo abierto que se puede confrontar como una convivencia prostituida por los intereses partidistas”, alertó Hamed. “¿El año pasado no eran racistas y ahora sí? Son los mismos. Yo sé que usted”, apeló a Chandiramani, “cree personalmente en la convivencia, pero tendría que haber puesto el grito en el cielo desde el minuto uno, sin interés partidista al que doblegarse”. Por ahí, por si había alguna grieta en el PP sobre la conveniencia de seguir pegados a Vox, quiso abundar Verdejo, que interpeló explícitamente a “Guerrero, Gaitán y Rontomé”, supuestos baluartes de presuntas esencias, si estaban de acuerdo con este viraje.
El consejero de Educación y portavoz del PP, que irónicamente se confesó quizá un tanto “marroquinizado” por haber estudiado árabe unos años, anatema de la ultraderecha, le dio cumplida respuesta: “Cuando tengo que elegir entre prender la mecha a la ciudad o pactar Presupuestos con otros partidos, me quedo con lo segundo”, advirtió el también vicepresidente Segundo del Ejecutivo, que no se quedó ahí.
“Si esta es la tumba del PP estarán encantados de la vida", añadió después de que el segundo partido de la oposición, su contrincante natural por el electorado conservador, le augurase el peor de los futuros en las urnas e incluso pidiera a Vivas que dimita “a tiempo y con dignidad”.
“Nosotros no estamos en campaña, sino en el bien y la viabilidad de Ceuta... Si somos la ‘derechita cobarde y sumisa’, qué son ustedes que acatan las directrices de sus dirigentes nacionales sin filtros”, preguntó a la bancada de Redondo antes de plantear, de la misma forma retórica, “cómo hubiésemos lidiado con la pandemia si la hubiera gestionado otro líder, por ejemplo el suyo, el de cuatro más dos”.
“Si perdemos las elecciones por la convivencia y la inclusión, por dignidad no me importaría”
La consejera de Hacienda del Gobierno de Ceuta advirtió este lunes a Vox que “si vamos a perder las próximas elecciones por apoyar la convivencia y la inclusión, por dignidad no me importaría”. En un alegato similar al que, para marcar distancias, hizo Pablo Casado en el Congreso, la miembro del Ejecutivo local dejó claro a los de Juan Sergio Redondo que “de corazón, yo creo en la Ceuta de las cuatro culturas, que está muy encima de los 25 diputados: es mejor dejar de hablar de religión y hacerlo de ideas, de mejorar la situación y la vida de los ciudadanos”. “Nosotros”, coligió, “no hemos querido que este fuese el debate primordial: han sido ustedes los únicos que solo hablan de convivencia, de un 0,2% del Presupuesto de la Ciudad, pero no vamos a pasar por ahí porque no nos parecemos a ustedes”.
Chandiramani también rechazó las acusaciones de Verdejo sobre que el Gobierno cambie de criterio con las medidas sanitarias frente a la pandemia por intereses políticos: “Las restricciones de movilidad atienden a lo que propone el comité de expertos frente a un virus en el que ustedes tampoco creen y niegan” y, en defensa de la Fundación Premio Convivencia, avisó que seguirá trayendo a figuras internacionales para ver “cómo nos corre ese principio por las venas en Ceuta”. “La vivimos con absoluta naturalidad y así queremos que siga siendo”, rebatió las acusaciones de “despilfarro” que vertió la formación de “extrema derecha”.