Una de las
obras con más empaque de las que se están realizando en Ceuta en estos momentos es sin duda el puente de
Arroyo Paneque. La problemática reside en el enfado de los
vecinos de la zona, que comprueban que los meses siguen avanzando pero la obra se encuentra “totalmente paralizada”. Esta queja no es la primera vez que la realizan, ya que el ritmo de los trabajos que lleva a cabo Tragsa está siendo muy pausado, algo que hace presagiar que no se cumplirá con los objetivos en cuanto a plazos que se marcaron antes del inicio de las actuaciones.
El Ejecutivo local no coincide con los vecinos y asegura que las obras no se encuentran paradas. Eso sí, como ya reconoció a este periódico, la dificultad del terreno con el que se han encontrado los obreros cuando han ido avanzando a la hora de realizar dicha estructura está haciendo que vaya mucho más lenta y que se haya necesitado llevar a cabo
un proyecto de modificación que ya ha sido aprobado. El costo que ha tenido ha sido de 400.000 euros.
La situación desespera a unos vecinos que veían cómo estas obras serían un desahogo en su día a día, ya que mejoraría las conexiones, pero por ahora solo están siendo un quebradero de cabeza. El avance desde que se pidiera el proyecto de modificación hace ya más de medio año ha sido escaso, y solo se aprecia que han escarbado un poco más en la zona para seguir con su labor.
Cabe recordar que esta obra consiste en realizar un puente atirantado, el primero de estas características en nuestra ciudad. Esta infraestructura mejorará la comunicación en zonas que, si bien por su situación geográfica se encuentran muy cercanas, están mal comunicadas, tales como Otero, Avenida Ejército Español y Grupos El Rocío.
Tragsa estimó que las obras pudieran durar unos 24 meses, fecha que parece difícil que se cumpla después de las distintas licitaciones y proyectos de modificaciones que han hecho que se ralentice el trabajo diario.
El proyecto de la obra
La elección de la tipología de puente atirantado, “con mástil inclinado y en posición adelantada”, tal y como reza el proyecto, permite una afección mínima de terrenos con interés arqueológico, ya que concentra la cimentación en el otro extremo. Además, al no ubicar apenas elementos en la vaguada, la interferencia en futuros desarrollos urbanísticos, como prevé el planeamiento, queda minimizada.