El matorral bajo que se extiende descontrolado, las cañas que crecen continuamente o los numerosos rastrojos que componen el paisaje del Arroyo Benítez, dan una idea del tiempo que ha transcurrido desde la última vez que se saneó la zona. Eso es algo que sabe bien Maribel Márquez, una vecina que vive continuamente preocupada por las consecuencias que estos cañaverales descontrolados pueden tener. “En verano vivimos asustados porque un cigarro puede provocar un grave fuego y claro que tenemos miedo y más aún con mi marido que está enfermo”, ha explicado.
Esta vecina denuncia que se ve obligada a alertar, una y otra vez, sobre la situación para que acudan a limpiar, ya que en caso contrario nadie se preocupa por sanear la zona y ya son cinco los años transcurridos desde que se llevó a cabo la última limpieza en la zona. “Tengo que ir constantemente y pedir una y otra vez al Ayuntamiento que vengan, pero no hacen caso”.
El riesgo de incendio es muy elevado y el pasado verano sintieron este riesgo muy de cerca, cuando se produjo un fuego en las cercanías del Arroyo Benítez. “Hubo un fuego en las inmediaciones y temimos que se extendiera y llegara a mi casa que está pegada al arroyo porque esto arde peor que la gasolina”, ha explicado.
La llegada del invierno no mejora la situación. El riego de incendios da paso a las posibles inundaciones y a la riada que llega hasta la vivienda de esta familia.
Los problemas no acaban ahí. Maribel también se ha visto amenazada por varios menores que suelen merodear por las inmediaciones y han encontrado en una caseta de madera abandonada un lugar de reunión, y en su casa el lugar para cometer, presuntamente, actos delictivos. “Hay un montón de niñatos que
no son MENA, sino de Ceuta, se meten ahí a hacer lo que les parezca y un día llegaron hasta mi casa y mientras me pedían agua aprovecharon para llevarse un montón de herramientas que tenía en un cubo”.
Maribel ha llegado al colmo de su paciencia y, ante la falta de respuesta, ella misma se ha puesto manos a la obra para adecentar el lugar. “Yo suelo cortar esas cañas, pero en tres días vuelven a crecer muchísimo”.
Es el estado del Arroyo Benítez, una de las zonas más emblemáticas de la ciudad pero que ahora luce caótica ante la falta de intervención de las autoridades.