La mayoría de los niños sueñan con ser futbolistas y jugar en equipos de élite. Es bastante más difícil encontrar a jóvenes que sueñen con ser árbitros y que su pasión esté en ser el juez de un encuentro. Eso le ocurrió a Ramón Arias Madrid, que en un principio con 15 años entró a probar y se terminó convirtiendo en su pasión. “Cuando llegué a Ceuta, me colegié y lo hizo Mariano Díaz Mesa, que fue mi apoderado, se puede decir que fue mi mentor”. Desde aquella temporada, Arias Madrid, como se le conoce en el mundo futbolístico, no esperaba que el arbitraje iba a ocupar gran parte de su vida y que tan buenos momentos iba a vivir gracias a él.
“Desde aquella temporada fue un no parar, fin de semana tras fin de semana arbitrando muchos partidos. Recuerdo que la temporada 1993-1994 sobrepasé los 160 partidos. Al final, no creía que había hecho tantos. Esa temporada fue espectacular”. La recuerda con añoranza, quizás la que le impulsó a estar tanto tiempo dentro de un terreno de juego. Era en la época que arbitraba en el ‘José Benoliel’ cuando todavía no se disputaba encuentros ni en el ‘Alfonso Murube’.
La segunda pareja de su madre perteneció al comité Andaluz, motivo que hizo que Arias Madrid se interesara por el mundo del arbitraje. “El segundo marido de mi madre era árbitro, y me hablaba mucho de ello. Entonces me entró el gusanillo, quise hacerlo en Navarra, pero me dijo que aguantara y lo hiciera en Ceuta. A raíz de aquello me gustó mucho, y lo más importante era que podía compaginarlo con mis estudios”.
El excolegiado, ahora en activo como agente de la Policía Local, solo puede hablar en “positivo” de su trayectoria haciendo un balance “espectacular” de sus más de 25 años como árbitro, 17 en el mundo profesional. “Vivía para el arbitraje. Mis vacaciones y mis permisos estaban enfocados para ello”.
"Mariano Díaz Mesa fue mi apoderado desde que llegué a Ceuta. Se puede decir que fue mi mentor"
Arias Madrid estuvo incluso de cuarto árbitro en encuentros de Primera División, pero admite que no era lo que “pensaba” cuando se metió en este mundo. Aunque reconoce que era algo “muy especial” representar a Ceuta en estadios como el Santiago Bernabéu o el Camp Nou. “Piensas siempre en el partido que te asignan para ir poco a poco escalando. Me puse en principio el objetivo de Tercera División y los más fuertes de Ceuta me elegían a mí. Eso te va creando una responsabilidad y te lo vas creyendo.
Con 21 años, tuve la suerte de aprobar mi oposición, y creo que ese año, 1999, fue el mejor de mi vida. Porque encontrarte ya con una estabilidad laboral y estar en Tercera División te daba una tranquilidad para los gastos. Con 23 años me vi en Segunda División B, y ya vas teniendo más relevancia. Es increíble llegar de campos de albero que fue como empecé a estadios de los mejores del mundo”. Sin olvidarse, cuando llegó a estar en esos encuentros, de “su familia, amigos y seres queridos” por todo el tiempo “robado y sacrificado” por estar arbitrando.
Pero no todo en la carrera del colegiado fue un camino de rosa. Arias Madrid recuerda la “soledad” de estar en las distintas categorías y no contar con otro árbitro de la misma Territorial que le pudiera “aconsejar y ayudar”. “Cubrí en 2B la plaza de Vicente Matoso, cuando se retiró y me vi solo”. Asimismo lo complicado que era entrenar al no contar con unas instalaciones adecuadas, como una pista de atletismo, pasando los exámenes en Madrid. “Me tenía que ir al Muelle, Martínez Catena o Benzú. Llegas a Madrid y llegaba bien físicamente porque me gustaba mucho el atletismo, pero no estabas acostumbrado a pisar el tartán. Pero dice que lo que no te mata te hace más fuerte, y a mí sin duda me hizo más fuerte. La pasión es lo que te mueve”.
De todos los años en este mundo, el exárbitro recuerda varias anécdotas como la que le ocurrió en la Ciudad Deportiva del Sevilla FC o las múltiples ocasiones en las que tenía que estar “atento al tiempo” para poder regresar a Ceuta porque había temporales en el Estrecho. “Una vez en Sevilla, un entrenador de Primera División tras jugar contra el Barcelona, pegó a nuestro vestuario. Al abrir la puerta, vimos que era él, y venía a pedirnos permiso para poder ducharse en nuestro vestuario porque los jugadores se reían de él porque estaba algo gordito. Son cosas que te hacen mucha gracia y las recuerdas para siempre. Y después las típicas del levante que tenemos en esta ciudad, de estar llegando al límite incluso el día antes de examinarme para mi oposición”.
Ramón Arias Madrid es una de las caras más conocidas en el arbitraje de nuestra tierra. Toda una vida ligada a este mundo y en los mejores estadios de España. Durante su etapa como árbitro, han sido 17 de forma ininterrumpida, ha dirigido un total de 211 partidos en la división de bronce del fútbol español, con 1.171 tarjetas amarillas mostradas en estos partidos (5,5 por encuentro) y 94 rojas, un promedio de 0,45 por partido.
Desde muy joven quiso ser árbitro y con mucho esfuerzo consiguió estar durante mucho tiempo arbitrando encuentros. Se colegió en Ceuta, aunque ya quería hacerlo en su tierra natal Navarra, pero una vez llegó lo hizo de la mano de Mariano Díaz Mesa.
Recuerda con añoranza sus años de arbitraje y admite que, una vez colgó el silbato, pasó “momentos muy duros” porque lo echaba de menos ya que era su mundo y lo que hacía todos los fines de semanas desde hace años.
Una situación que ahora lidia siendo el presidente del Comité de Árbitros de la FFCE, enseñando a los más jóvenes e intentando que se aficionen a este mundo para representar a Ceuta en el panorama nacional.
Admite que no es “tarea fácil” pero que hoy en día cuentan con todo lo necesario para poder entrenarse y poder llegar a la élite y dejando el nombre de Ceuta en lo más alto.
La faceta del arbitraje no es nada fácil y por eso Arias Madrid recuerda esos momentos de “soledad” lo que le hizo ser mucho más fuerte para afrontar encuentros de gran envergadura.
“El árbitro tiene que ser una persona con una gran mentalidad, porque por ejemplo los equipos de fútbol son muchos en un equipo y tienen su afición, pero los colegiados siempre están más solos, por eso se debe de tener una gran mentalidad para poder seguir ejerciendo en la profesión”.
Eso sí, Arias Madrid admite que si sigues con fe tu “objetivo” es lo importante para seguir adelante. Además todos los hándicap “te hace más fuerte” y lo único que intentas es “mantenerte en la categoría y, si pudiera, subir”.
“Es muy difícil el mundo arbitral, tienes que tener en cuenta que en Primera División hay 20 árbitros con un nivel muy bueno y es muy difícil. Aunque cuando llegué a campos como de Primera División sientes una cosa muy especial. Piensas en tu familias, tus amigos, tus seres queridos... esas personas que has sacrificado no verla para llegar al arbitraje. La verdad que lo recuerdo con añoranza y volvería a repetir mi trayectoria. Fue muy especial representar a Ceuta por todo el territorio nacional”.
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