Dicen que los árboles y los pájaros se sienten como almas hermanadas, que se buscan y se desean para representar el más bello acto que la naturaleza expresara desde la frontera del tiempo... Se necesitan para unos fundirse en el canto y en las alas abiertas de los pájaros; y, otros para sentir el refugio de las hojas y las ramas de los árboles... De tal manera, que como premio a vuestra atención en la lectura de mis procelosos artículos, he pensado compensaros en vuestra tiempo empleado en este menester, en contaros un pequeño cuento, tal como nos dijera el mayúsculo poeta de la emigración -tan en boga ahora- León Felipe*, que, en sus magníficos versos, nos significaba que a los hombres nos mecen con cuentos desde el nacer hasta el último momento del adiós definitivo... SE TODOS LOS CUENTOS Yo no sé muchas cosas, es verdad. Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto: Que la cuna del hombre la mecen los cuentos, que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, que los huesos del hombre los entierran con cuentos, y que el miedo del hombre... ha inventado todos los cuentos. Yo no sé muchas cosas, es verdad, pero me han dormido con todos los cuentos... y sé todos los cuentos. León Felipe (1884, Tábara-1968,México) Sí; os voy a contar un cuento, apenas un pequeño apunte de un árbol... Nuestra amistad es una amistad generosa y llena de cosas bonitas...
Y, los pájaros, con barro y cañas, construían sus nuevos nidos y cantaban a la mañana por tiempo sin término
Y, no quiero que la rompáis, sino que crezca como un árbol crece lleno de ramas y hojas verdes... Y es hermoso ver como ese árbol, crece... Y, crece y crece con el tiempo, y se hace más grande y más frondoso. Y, al cabo, los pájaros se allegan a cobijarse en él... Y construyen sus nidos, y el transcurrir del tiempo en toda su intensidad, hace de ese árbol, un árbol de vida. Y, cada año los pájaros vuelven a hacer sus nidos en las ramas de hojas verdes del frondoso árbol... Y, el ciclo de la vida se renueva cada año con nuevas hojas y con nuevos pájaros... Y, ayer, en un sueño azul que nunca acababa, soñé camino de casa, que libres los pájaros aun cantaban en las ramas de hojas verdes de aquel árbol que un lejano día vi frondoso crecer.
Y, los pájaros, con barro y cañas, construían sus nuevos nidos y cantaban a la mañana por tiempo sin termino. Nunca acaban los pájaros de cantar porque llevan en sus alas prendidas el sentimiento de la libertad; y, cuanto más trazan sus vuelos en la ingravidez del aire, ora tocando las nubes, ora rozando los campos crecidos de trigo y avena, más crece la libertad encendida en el fuego de las rojas amapolas. ¡Oh, creador de la luz y del verbo, ayúdanos a entender el misterio de la existencia! ¡Ayúdanos, Señor, a sentir dentro del alma, la paz inabarcable del cosmos, tú paz! Y, el árbol, el árbol que entre sus copiosas hojas cobijaba todo un mar de pájaros, continuó cada primavera cobijando a todas las aves que subían presurosas de los campos de África.
Cada marzo retornan los pájaros y remontan desde el corazón de áfrica, la cenefa azul del Estrecho como una cinta ganadora de su ancestral carrera migratoria. Nadie para su migración, nadie los detiene ni atenta contra sus vuelos que en el principio de los tiempos primigenios les fue concedido en la recreación de la vida. Y, Dios en su palacio de cristal azul, donde principian nuestros sueños, sonrió al árbol de la vida, y a los pájaros en sus doradas ramas.
Y, cada tarde, en la hora mágica que el astro de oro se sumerge en el mar eclipsando el horizonte en colores malvas y tintos, los árboles mecen sus hojas en una llamada atávica, impronunciable, atada al misterio de la existencia de las cosas, para que retornen los pájaros a dormir en silencio en sus acogedoras ramas... ___ (*) Felipe Camino Galicia de la Rosa, conocido como León Felipe (Tábara, provincia de Zamora, 11 de abril de 1884-Ciudad de México, 18 de septiembre de 1968) fue un poeta español.
El nombre de León Felipe, con el que se ha consagrado como uno de los grandes poetas de lengua castellana, y por el que se lo conoce universalmente lo utilizó por primera vez en 1919, cuando en Almonacid de Zorita concluyó la definitiva versión de su libro: “Versos y oraciones de caminante”. Aunque su estilo es personalísimo y difícil de encasillar —y por edad pertenece a un entorno cronológico anterior— a veces se le adscribe a la nómina de los poetas de la Generación del 27.
Su vida bohemia lo sumió en una situación económicamente complicada hacia 1919, cuando iniciaba su obra poética en Madrid. Dijo: “He dormido en el estiércol de las cuadras, en los bancos municipales, he recostado mi cabeza en la soga de los mendigos y me ha dado limosna -Dios se lo pague-una prostituta callejera...” Viajó a México en 1922 con una carta de Alfonso Reyes que le abriría las puertas del ambiente intelectual mexicano. Trabajó como bibliotecario en Veracruz, y como profesor de literatura española en la Universidad Cornell, Estados Unidos. Contrajo un segundo matrimonio con Berta Gamboa, también profesora.
Volvió a España poco antes de iniciarse la guerra civil, y vivió como militante republicano hasta 1938, año en que se exilia definitivamente a México, donde pasó a ser agregado cultural de la embajada de la República española en el exilio, única reconocida entonces por el Gobierno de Cárdenas.