Categorías: Opinión

Apuntes de Historia de la pesca de Ceuta (II)

In Memoriam del Teniente de Navío, D. Ángel Pardo y Puzo** Los nuevos pescadores llegados del Sur y Este de la Península, aportaron a la flota ceutí nuevos y más modernos sistemas de pesca. Embarcaciones como faluchos, jabegotes, traíñas, marrajeras o palangreros, almejeros y de arrastre, fueron llegando a Ceuta. Aquí también  se construyeron  nuevos  barcos de manera que, en la década de los cincuenta, poseíamos una de las mayores flotas pesquera de bajura de toda España. Todo este auge perduró hasta una década después de la independencia de Marruecos.
El falucho era una copia agrandada del sardinal. La única variación notable era el codaste de popa, que si en el sardinal es curvo, en el falucho es recto pero caído un poco hacia proa. El objetivo del falucho es poder embarcar y calar un arte mayor que el sardinal, a la vez que su mayor envergadura, les permite alcanzar pesqueros más lejanos.  (Ver Figura 4)
El jabegote es una jábega de mayor porte y dotada de mástil. Si el falucho es un sardinal grande, casi es el mismo caso del jabegote con la jábega. Dotado con mástil y vela latina pero con menor antena que el sardinal. El jabegote logra alcanzar pesqueros que la jábega a remos no puede lograr.
La traiña es un barco de mayor eslora que los anteriormente tratados. Dotadas de motor y auxiliadas por un bote llamado “cabecero”, utiliza la pesca del cerco. El arte del cerco, posee relinga corchera flotadora en su parte superior y de plomos en la inferior. La relinga emplomada tiene unas  anillas en toda su longitud y a través de ellas, pasa una veta llamada “jareta”. Al calar el arte, el cabezal pasa a bordo del bote -de ahí el nombre de cabecero- y el resto del arte se va arrojando al mar  a la vez que el barco traza una circunferencia hasta volver al punto de partida donde le espera el cabecero. La maniobra inmediata es tirar de la jareta, de manera que las anillas del fondo se unan formando una bolsa. El próximo paso es tirar de la relinga de corchos hasta que al final solo queda en la mar el poco arte que contiene la pesca. De inmediato se procede a subir el pescado a bordo, labor que se denomina “copejea”. (Ver figura 5)
Varios años más tarde a este arte de pesca, se incorporó el “bote lucero”. Consiste en un nuevo bote algo mayor que el cabecero y que lleva instalado entre tres y seis lámparas de parafina que funcionaban con gasolina a presión. En Ceuta les llamaban “Petromax”.
Los cardúmenes son atraídos por esta potente luz y una vez que el patrón lo considera oportuno
se procede a la calada. Esta se lleva a cabo rodeando el bote lucero que tiene bajo sus luces concentrado a los peces. (Ver Figura 6)
La marrajera recibe este nombre debido a que de tiempos ancestrales, el objetivo de la pesca con palangre de superficie era el marrajo. En Ceuta se practica desde comienzo del siglo XX, especialmente por pescadores temporales de Málaga y Almería, hasta que la gran mayoría de estos se afincaron en nuestra ciudad. (Ver Figura 7)
Cuando era un niño y en compañía de mi abuelo o el tío Jesús, visitaba la primitiva lonja -donde me viene a la memoria la presencia de grandes mesas de granito-, recuerdo que tantos marrajos eran igualados o superados en capturas por “agujas palá” -pez espada.
En mi juventud las marrajera solía ser de menor eslora que las traíñas. Como éstas, siempre las he conocido dotadas de motor, pero cuando llegaron y se afincaron en Ceuta, la mayoría eran faluchos que navegaban con vela latina.
El palangre de fondo tiene como objetivo la captura de espacies como el besugo -conocido por los ceutíes como “goraz” o “voraz”-, merluza y pintarroja. Esta última durante los años cuarenta, se consumía seca, al estilo de “volaores” y bonitos. Pero eso lo dejaremos para más adelante, que llegaremos al salado y secado de especies.
En cada extremo de los palangres dos boyas indicaban el lugar donde se ubicaban, y de noche, se dotaban de un farol de petróleo fabricado de hojalata y con los cuatro lados con cristales. Estos faroles se fabricaban al final de la calle Misericordia, igual que los “jarrillos” de lata, en un taller  propiedad de Enrique Pato y su socio Paco Jiménez.
Los almejeros o barquilla almejera que llegaron a Ceuta, lo hicieron desde Málaga. Era un sardinal adaptado, que en vez de utilizar el arte de red, pescaba con rastrillo. En la cubierta de la parte de popa, se adaptaba un cilindro de setenta centímetros de largo, con cuatro manerales en los extremos que se accionaba entre dos marineros utilizando piernas y brazos. Se denominaba molinete y con él, a través de una veta, se recogía un rastrillo que había sido calado en el fondo. Queda claro que era preciso fondear con anterioridad el barco por proa.
Este tipo de pesca se utilizaba sobre bancos de arena y su objetivo era la pesca de bivalvos y “cañaillas”. Existen varios tipos de rastrillo, pero ni que decir tiene, que estos marineros utilizaban el malagueño. De inicio, en la playa de los Mártires, encontraron un filón que sólo finalizó con la construcción del puerto.  
Mi padre me contaba, que de niño iban a esta playa a coger almejas y navajas. Utilizando solo las manos, cogían grandes cantidades.
Para finalizar este capítulo comentaremos otro tipo de pesca introducida en Ceuta por pescadores de Santa Pola. Consistía en arrastrar por popa una gran red de copo. De ahí que sea conocida como pesca de arrastre*. Recuerdo que le llamaban pesca al “Bou*”, o también, la  “baca” o “vaca” según la ortografía del autor.
Si la jábega es arrastrada por pescadores desde la playa, con este sistema es la embarcación la que hace la labor.
Los primeros barcos propulsados a vela, veían limitado su faenar cuando el viento no soplaba con la suficiente fuerza, como para hacer navegar el barco arrastrando el arte. Para minimizar estos inconvenientes, se buscó la formula de hacer la misma labor con dos embarcaciones. A este sistema se le llamó “arrastre por parejas”.   (Ver Figura 8)                        
Hoy los barcos son propulsados a motor y autosuficientes como para arrastrar por si solos grandes artes, que aprovecho para apuntar que son tan destructivas en el lecho marino, que deberían ser prohibidas.
Con estos apuntes de las  historia de la pesca en nuestra ciudad, “Ceuta en el corazón” -nuestra Web-, gracias a la gentileza del decano de la prensa: El Faro de Ceuta, en publicarnos nuestros artículos,  quiere rendir un emotivo homenaje, a todos aquellos hombres de mar que de una forma u otra, vivieron su existencia recibiendo golpes de mar en nuestro Estrecho o en la  Bahía Sur. Otros perdieron la vida ganándose el sustento, como los marineros del Lobo Grande, Los Mellizos o San Carlos, o, aquellos otros que la dieron sirviendo a la patria, como los marinos del Guadalete.             
*   La pesca del Bou se realizaba con dos barcas a la pareja a finales del siglo XIX, y se denominaba de esta manera porque se  realizaba la faena de pesca de tal modo que recordaba a las faenas agrícolas, cuando los bueyes tiraban de un arado para apartar la tierra e ir dejando los surcos preparados para sembrar. También otros estudiosos atienden a otra interpretación aludiendo que para sacar o meter los barcos en la mar desde la playa donde se varaban, la fuerza de tracción para ejercer estas faenas eran realizadas por grupos de bueyes.
La denominación de “baca o vaca”, tuvo lugar ya entrado el siglo XX, cuando la fuerza motriz de las embarcaciones cambiaron de la vela al motor, y además con el descubrimiento y construcción de las puertas reflectoras que, al colocarse delante de los artes posibilitaban la apertura de sus bocas sin necesidad de ser abiertas desde la separación que ofrecían los tiros anclados a las maquinillas de dos embarcaciones ( bous).
** “Por Real Orden  dada en Madrid, a  22 de febrero de  1907, S. M. el Rey (q.D.g.) -conformándose con lo informado por el Centro consultivo- se ha servido disponer que, entre los trabajos presentados , se elija el firmado por  el  Teniente de navío, D. Ángel Pardo y Puzo,  y que como recompensa al citado trabajo, que se proponga a este oficial para la cruz de 1ª clase de Mérito naval con distintivo blanco, pensionada  con el 10  por 100 del sueldo de su actual empleo, hasta el ascenso inmediato”.
Como no puede ser de otra manera, es de agradecer la labor de investigación y recopilación de las artes, embarcaciones y técnicas descritas en la “Cartilla del Pescador” (Conocimientos útiles á los pescadores) que, D. Ángel  Pardo, supo plasmar en su obra, hace ya más de un siglo… En la lectura de su trabajo hemos pasado largos ratos disfrutando de sus descripciones técnicas y de sus magníficos dibujos de las artes empleadas a principio de la centuria anterior. Y como manifiesto reconocimiento a su preocupación y labor didáctica en pos de  los humildes y  siempre sacrificados pescadores, hemos dejado constancia de algunos de sus únicos y soberbios dibujos que, realzaban, aun si cabe más , a la cuidada redacción de sus textos…

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