Estamos acostumbrándonos a dirigentes de medio pelo que no dan la talla ni para ser presidente del rellano de su piso. Dirigentes que tienen poder y utilizan ese poder para hacer lo que les viene en gana y si los pillan intentan justificarse sin el menor pudor. Y esto ocurre en todos los campos, pero me voy a ceñir al caso Rubiales “el Besucón”. Hombre cariñoso por antonomasia.
Rubiales es presidente de la Federación porque no tiene un pelo de tonto, otra cosa es que le falten otras virtudes más importantes para andar por el mundo. Convocó la Asamblea General Extraordinaria de la Federación porque sabía que los representantes que acudían están muy agradecidos a su gestión y al buen sueldo que perciben por sus cargos. La asamblea lo despidió en pie con aplausos como se despide a un dictador si quieres conservar el puesto o no te quieres señalar porque nunca se sabe qué puede ocurrir.
Sin embargo los que aplaudían y despedían en pie a semejante personaje estaban posicionándose contra la mujer agredida, contra las futbolistas españolas, contra la gente decente que hay en el mundo del fútbol y contra el feminismo en general. Sí el feminismo, que no es otra cosa que el derecho de las mujeres a ser tratadas como iguales, a tener los mismos derechos, a no ser acosadas en su entorno laboral, a no ser acosadas en su vida diaria.
Pero lo que ocurrió en Madrid, como otras muchas cosas, también afectan a Ceuta y como ceutí me preocupa y me interesa qué hizo el presidente de nuestra Federación.
"La Asamblea lo despidió en pie con aplausos como se despide a un dictador si quieres conservar el puesto o no te quieres señalar porque nunca se sabe que puede ocurrir"
Sabemos que ha convocado una Junta Directiva, pero no sabemos qué piensa sobre el beso sin consentimiento a una trabajadora; qué piensa de la tocada de testículos televisada de un presidente con menos delicadeza que un orangután que representaba a nuestro país al más alto nivel deportivo. No sabemos qué piensa de eso y de todos los acontecimientos posteriores que dan vergüenza ajena. Nuestro presidente calla. Calla y los silencios no son buenos y, mucho menos, convocar una asamblea para ganar intencionadamente o no tiempo, ganar tiempo para no dar su opinión que también cuenta y mucho cuando tienes responsabilidades.
La pregunta es sencilla: ¿despidió en pie y con aplausos el presidente de la Federación Antonio García Gaona al señor Rubiales?
Rubiales se pasó tres pueblos y trata de justificarlo diciendo que “en un momento de máxima efusividad” y “sin ninguna mala intención” besó a la futbolista en los labios “de manera muy espontánea”.
“Aquí lo veíamos algo natural, normal, pero fuera parece que se ha formado un revuelo”. “Hay gente que se ha sentido por esto dañada, tengo que disculparme, no queda otra. Y además aprender de esto y entender que cuando uno es presidente de una institución tan importante como la Federación, pues tiene que, sobre todo en ceremonias y en este tipo de cuestiones, tener más cuidado”, ha manifestado Rubiales.
Unos días después en la Asamblea General dijo lo que le vino en gana, además de regalar un contrato de 500 mil euros a Jorge Vidal, que recibía la noticia aplaudiendo y apoyando a Rubiales. De esta forma funciona la Federación, es decir, un presidente que está más fuera que dentro, que sabe que le quedan tres telediarios, le ofrece dinero y contrato a un entrenador delante de la plana mayor del fútbol español y estos señores lo ovacionan al cierre de la asamblea.
Aplauden a un señor que se toca los testículos delante del mundo entero como un barriobajero; que besa a una jugadora sin su consentimiento; que se inventa unas declaraciones de la jugadora, que la presiona para que salga en un vídeo para justificar su comportamiento.
¿Por qué lo ovacionan? Blanco y en botella.
De esta forma, incluso tomándonos el pelo, se puede entender que el besucón de Rubiales trate de salvar sus más de 700.000 euros al año y las muchas puertas que abre ser el máximo representante del fútbol. Aplausos agradecidos y aplausos desagradecidos como los del entrenador Jorge Vidal, que deberá tomar el mismo rumbo que su presidente, porque con sus aplausos desacredita a la agredida.
Aplausos que han provocado que más de 80 jugadoras de fútbol renuncien a la selección, entre ellas las campeonas del mundo.
Pero también hay mucha gente que no le interesa el fútbol y se posiciona a favor de Rubiales. No hay que hacer un máster para saber de qué pie cojean estos pequeños orangutanes que ponen en duda la palabra de la futbolista agredida; que llaman feminazis a las mujeres que defienden el derecho a ser iguales, a poder salir a la calle sin que ningún delincuente asqueroso les toque el culo o las atosiguen mientras pasean; que defienden que se eduque en los colegios en igualdad.
Las feministas han ganado la batalla junto a los patriotas civilizados y van a mandar a su casa a un presidente muy cuestionado por otros hechos. Mandarán a su casa a su entrenador. Han ganado y la sociedad civilizada manda un mensaje a los que llaman feminazis a las mujeres que defienden la igualdad entre hombres y mujeres. Un mensaje claro de toda la sociedad. Un mensaje que llega hasta sus cavernas por muy recónditas que sean.
Pero dicho esto, queda en el aire la pregunta: ¿despidió en pie y con aplausos el presidente de la Federación Antonio García Gaona al señor Rubiales?
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