La próxima reunión que mantenga en Rabat el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se ha convertido en clave para ciudadanos de uno y otro lado de la frontera de Ceuta. Españoles y marroquíes que llevan dos años separados por la pandemia pero que arrastraban, antes, meses de conflicto por un paso fronterizo que no funcionaba como debía. La reapertura de la frontera es un hecho, pero falta colocar la fecha. Y en eso precisamente es en donde nadie se pone de acuerdo. Por parte de la Ciudad se insiste y se teme a la vez por la pandemia. Se quiere una frontera abierta, pero midiendo la forma en que se va a hacer y los controles que se van a desarrollar.
Delegación del Gobierno mira hacia las obras, ejecutándose ya en su tercera fase, y comprobadas esta misma semana por la propia titular de la institución, Salvadora Mateos, quien se desplazó hasta el Tarajal. No quieren que el paso abra sin tener unas garantías mínimas en cuanto a las infraestructuras. Pero también tienen claro lo que la propia Mateos ha dicho e insistido ante los medios de comunicación cada vez que ha comparecido: los transfronterizos tendrán prioridad y la tendrán sin preferencias. Es decir, en igualdad respecto de los que quedaron atrapados al otro lado del paso fronterizo, sin poder cruzar para trabajar, perdiendo su Seguridad Social y recibiendo, solo en algunos casos, alguna ayuda de sus antiguos empleadores. Pero la mayoría quedó sin nada.
Ellos serán los primeros. Y en Marruecos la noticia se celebra a sabiendas de que el plazo para cruzar la llamada puerta de Ceuta cada vez es más corto. La fecha se conocerá o al menos se intuirá el 1 de abril, cuando Albares aborde la OPE con Marruecos, de cuyo desarrollo se derivará la apertura de las fronteras de Ceuta y Melilla y la forma en que funcionarán.
Y como sucede siempre que algo no se sabe, surgen los rumores. A la fecha simbólica del final de Ramadán esperada por muchos porque supondría la reunión de las familias, se añaden otras como la de junio: mes en el que las obras estarían mucho más avanzadas y se ganaría en seguridad durante el tránsito. Nadie da una fecha, ni siquiera las dos administraciones implicadas, pero sí que este 2022 será el punto final a un cierre que nunca se había previsto tan largo y que cada mes ha sido prorrogado en los distintos boletines oficiales, excusándose siempre en la pandemia y en las consecuencias sanitarias. Este es, de hecho, uno de los condicionantes de mayor peso que se tiene en cuenta antes de que se recupere la normalidad entre España y Marruecos recogida en la declaración de principios que se ha ‘vendido’ como el final de una de las peores crisis vividas entre dos países condenados a entenderse.
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