La hoja de ruta que pretenden escribir España y
Marruecos en este
reinicio de relaciones tras la crisis tiene una parada importante en la apertura de la
frontera del Tarajal, en Ceuta, y la manera que tendrá de canalizar el tránsito de personas. La prioridad será permitir la
entrada y salida de los trabajadores transfronterizos: ellos van a ser los primeros en hacer uso del paso cuando abra, una fecha todavía no definida pero que muchos aspiran a que sea con motivo del final de Ramadán. Con el regreso de la embajadora y las fechas ya establecidas de próximas visitas tanto del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, como del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, queda la incógnita de la fecha en la que se normalizará el tránsito de personas y bienes, en donde se enmarca la apertura de las fronteras de Ceuta y
Melilla así como la de los puertos. En plenas obras correspondientes a la tercera fase, la que incluye la instauración de la llamada frontera inteligente con cámaras de reconocimiento facial, no habría problema en compaginar dichos trabajos con la entrada y salida únicamente de los trabajadores transfronterizos: tanto los atrapados en Ceuta que se manifiestan cada lunes en la plaza de los Reyes, como los que quedaron al otro lado. La orden es que ese grupo sea el que primero haga uso de la frontera dejándose un proceso extraordinario para regularizar a todas las mujeres y hombres dados de baja en la Seguridad Social o que no pudieron formalizar sus papeles en Extranjería. Después de ese plazo sólo podrán acceder al cruce los qué dispongan de esa documentación laboral. Sin fecha oficial para la noticia más esperada desde hace dos años, las autoridades abogan por una apertura regularizada, con control y normalizada. Será un comunicado conjunto el que dé la noticia en la que están implicados los dos países, aunque Marruecos es consciente del grave problema social al que se enfrenta si tras el final de Ramadán -en torno a mayo- no puede caber esa comunicación. Poco a poco se va normalizando una relación más próspera entre ambos países que tendrán que recoger por escrito el camino de relaciones a emprender, bien alejado de las graves crisis vividas.