“El teatro malo ha ahuyentado al público”

El actor andaluz Antonio Dechent da vida a uno de los personajes más famosos de la obra shakespeariana; Otelo llega al Revellín versionada a través de la compañía ‘Clásicos Contemporáneos’

Aunque es uno de los rostros más reconocibles del cine contemporáneo, famosos por sus interpretaciones en papeles secundarios, Antonio Dechent cosecha una larga trayectoria en las artes escénicas con la que se ha ganado al público en cine, televisión y, sobre todo teatro.

Una profesión para la que confiesa, se dedica “para poner voz a las palabras de los grandes”. Y a través de uno de ellos, de los más grandes de la literatura y del teatro universal, viaja hasta las tablas del Revellín, donde, asegura, que “conseguirán hacer magia, porque eso es el teatro, el buen teatro que se está perdiendo”.

Antonio Dechent se vestirá esta noche, a partir de las 21.00 horas, de Otelo en una nueva función versionada de la original que llega a través de la compañía ‘Clásicos Contemporáneos’ bajo la dirección de Julio Fraga y compartiendo reparto con Josu Eguskiza, Javier Centeno, Paco Luna, Juan Luis Corrientes, Estrella Corrientes, Rocío Hoces y Paz de Alarcón.

– En una época en la que los clásicos ya no llenan salas y que, por lo tanto, supone una apuesta arriesgada. ¿Qué le llevó a embarcarse en esta obra?

–Me dedico a esto para decir las palabras de los grandes. Después de leer el guión, conocer la apuesta del director, en quien confío enormemente, y las dimensiones que podía tomar la función, no podía negarme, era una gran oportunidad.

–¿En qué difiere el Otelo de Julio Fraga del shakespeariano?

– Julio Fraga ha adaptado Otelo con criterios propios y realizando algunos cambios, además, en esta versión las nuevas tecnologías aplicadas al ámbito de la escena tienen una gran importancia combinando la palabra y la acción dramática con la imagen, el espacio sonoro y el silencio. Aún así, la historia se cuenta con las palabras de Shakespeare que siguen sonando como campanas a media noche, sin embargo creo que en esta obra resuenan con mayor contundencia.

– La obra se presenta, en palabras del director, como una crítica al poder, la venganza, el clasismo y el machismo... no ha cambiado tanto la sociedad en cinco siglos.

– No ha cambiado nada, corren tiempos peligrosos para la humanidad, la corrupción, la prevaricación y falta de ecuanimidad está llevando a la sociedad a pudrirse desde lo más íntimo.

Contra el "teatro malo"

–¿Es necesario el teatro como voz crítica a esa sociedad, a todo lo que está sucediendo?

–Es necesario el teatro bueno, un teatro que se está perdiendo. Veo obras muy críticas con temas como la corrupción pero no tienen magia, no llegan, no transforman.

–La compañía dice presentarse para ofrecer un producto “en un momento en el que el tejido industrial de las artes escénicas está herido de gravedad”.

–Está muy podrido. Si esta conversación la hubiésemos tenido hace 20 años, con toda probabilidad estaría en el descanso de otra obra. Las giras han cambiado, ese no parar, ese salir de casa y no regresar en meses, eso ya no existe, la profesión está muy tocada, y el teatro está siendo invadido por muchas actividades escénicas que no son teatro, hay mucho engaño y el público ha dejado de consumir este arte.

–¿Qué lo ha podido ahuyentar?

–El teatro malo. La escena se ha rellenado con edulcorantes, con suavizantes. Se le está dando al público una papilla, pero eso no es teatro. Creo que dentro de la profesión debería existir una dignidad para poder realzarlo porque si no, terminará como la ópera, como un producto solo apto para un sector de la sociedad.

–¿Preferiría que acabase así, como la ópera?

–En absoluto, desearía el regreso a su época dorada, reivindico el espacio para las buenas artes escénicas.

–¿Colmará Otelo el Revellín con esa magia?

–Espero que sí. Nos entregaremos para poder ofrecer un gran producto en el que degustar los mejor de Shakespeare, en una obra que consiga hacer fuegos artificiales y remueva nuestras conciencias.