Una Planta de Valorización de Residuos de Café para la Producción de Antioxidantes Alimenticios en la ciudad de Ceuta. Esta es la ambiciosa meta de Esteban José Jiménez Regén, un caballa graduado en Ingeniería Química por la Universidad de Granada que destaca que el objetivo es “fomentar un modelo de economía circular, que interrelacione y tenga por objeto, por un lado, el mantenimiento de los posos de café dentro de la economía durante el mayor tiempo posible y, por otro, la reducción de su contenido y vertido al medio ambiente, revalorizándolo de este modo”.
Todo surgió a raíz de su proyecto de fin de carrera, que precisamente exigía el diseño de la planta, algo que le hizo merecedor el pasado mes de julio de la calificación de Matrícula de Honor (9,6), todo bajo la tutela del profesor y doctor titular de Universidad, Alejandro Fernández Arteaga. “Como proyecto de fin de carrera me exigían hacer el diseño de una planta industrial y como mi tutor se encuentra trabajando en una línea de investigación sobre este tema a escala de laboratorio, me propuso realizarlo y considerando además que podía ser en cualquier parte de España, tomando en cuenta que soy natural de Ceuta y conozco bien la ciudad porque he estudiado aquí toda mi vida, decidí ponerla aquí”, explica el joven.
Uno de los argumentos fue que en la ciudad “no hay prácticamente industrias”. Adicionalmente, “se realizó una fijación de la producción y en base a las conclusiones obtenidas en un estudio de mercado, se pudo determinar que una localización adecuada sería en la Ciudad Autónoma de Ceuta en base a criterios estratégicos, económicos y operativos”. Las ventajas fiscales de las que dispone la ciudad también resultaron ser un aliciente para desarrollar este proyecto.
Esteban describe su planteamiento como algo novedoso, tomando en consideración que se basa en el uso de un residuo, como son los posos de café, algo que se genera diariamente, en todos los establecimientos de hostelería, en las cafeterías e incluso en las propias casas.
“Como este residuo al final está terminando en vertederos y no se le saca ningún provecho, surge la idea de crear una industria que sea capaz de tratar los desechos generados en cafeterías y restaurantes para su posterior aprovechamiento en la síntesis de productos tales como antioxidantes alimenticios (melanoidina y polifenoles), a partir de los componentes mayoritarios de los posos de café, contribuyendo así a la reducción de la contaminación ambiental y a la creación de nuevos productos dentro del sector industrial”, explica.
Y es que es una idea original porque como lo señala el propio Esteban, “antes de hacer el proyecto se hizo un estudio de mercado en el que se evaluaron todas las empresas que producen antioxidantes en España, pero ninguna con las mismas características que la que se está planteando”. Es decir, no hay ninguna empresa o planta industrial en el país dedicada a la producción de antioxidantes a partir de los posos de café.
Ceuta resulta la ubicación perfecta para esto, pues no es una ciudad ni muy grande ni muy pequeña, lo que permite que la obtención y traslado de la materia prima sea sencilla. “Aquí en Ceuta, como no es demasiado grande, sería factible mediante una empresa auxiliar, que diariamente o semanalmente pasara por los establecimientos de hostelería recogiendo todos los residuos, trasladándolos a la planta y a partir de ahí ya, mediante diferentes operaciones básicas de la industria química, podríamos extraer ese antioxidante, que es lo que nos interesa para el producto final”. Recalca que la recogida sería sencilla de implementar debido a que no hay grandes distancias a recorrer. Adicionalmente, las cafeterías y establecimientos similares estarían dispuestas a contribuir, pues solo tendrían que tirar el residuo en una bolsa aparte.
También toma en cuenta la fábrica de ‘Chocolates Borrás’, “que es la que produce Chocolate Maruja, diferentes productos locales y también café”, señalando “como un extra de aporte de materia prima los desechos que generaría esta industria, que también servirían para la nueva industria”.
La planta tendría un tamaño pequeño en función de la cantidad de kilos de residuos a procesar al día, que están calculados en poco más de 300, a razón de 20 kilos por horas para producir 2 kilos de melanoidina, esto en función del dimensionamiento. Todo el proceso sería en la ciudad, tanto la recogida de materia prima como el proceso químico, para luego poder exportar a diferentes puntos de España y otros países. En cuanto a la capacidad de producción de la planta, explica que de acuerdo con el estudio de mercado que hizo sería en función de 343 toneladas al año del producto final, algo que se lograría en una extensión superficial de 2.500 metros cuadrados.
“La importancia del producto final que es un antioxidante alimenticio, hoy en día está muy en auge en los supermercados el tema de la comida preparada y todo eso lleva antioxidantes alimenticios que retardan la degradación del alimento y desde el punto de vista económico, producir un antioxidante tomando en cuenta que cada vez son más las personas que consumen este tipo de comida, estamos por un lado retirando basura del medio, pero entrando en un mercado rentable”, deja claro el joven.
Sobre la ubicación ideal de la planta, comenta que entre los tres polígonos industriales de la ciudad, el de la Puntilla, el de Loma Colmenar y el del Tarajal II, “se decidió el de la Puntilla, en el Muelle de Poniente, por su ubicación cercana al Puerto, dado que es más factible por el tema del transporte, la recepción de materia prima y de los recursos que hay alrededor”.
Comentan que en el muelle de Poniente, concretamente, existen unas explanadas que son amplias y que están consideradas como suelo industrial, “algo que hacía aún más factible la colocación de la planta en esa ubicación y también por su cercanía al Puerto, pues si nuestro producto lo queremos comercializar de cara la exportación, a diferentes partes de España y del mundo, sería una ventaja desde el punto de vista económica”.
Como parte los estudios e investigaciones que realizó Esteban, hace mención a una base de datos muy reputada, Statista, que arroja que una persona de media al día en España estaba generado 2 kilos de posos de café en el último año, en un proceso que no solo implica tomar una taza de esta bebida, sino también desde que se comienza la fabricación hasta que se consume.
“Ahora mismo lo que se hace con este residuo es quemarlo como combustible”. Pero en la ciudad específicamente no se le da ningún uso, el 90% de las cafeterías lo tira a la basura común. El joven señala que “los posos de café también se pueden utilizar como fertilizantes para la tierra por la riqueza en compuestos orgánicos que posee, pero muy pocas personas conocen su aplicación”.
A la fecha, más allá de la universidad, Esteban no ha tenido la oportunidad de presentar el proyecto ante ninguna autoridad, pero no descarta que en un futuro sea posible debido a su viabilidad, sobre todo porque las emisiones de esta industria serían poco contaminantes y generaría pocos residuos que además no serían nocivos. Insiste en que desde el punto de vista medioambiental sería viable. Ahora lo importante es que potenciales inversores se interesen para pasar a la acción.
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