Antídoto

Hacía más de un año que no visitaba Ceuta durante el verano. El verano, ese periodo de altas temperaturas y refrescantes baños en las frías aguas ceutíes, no ha conseguido aletargar a los que buscan, de manera intencionada, crear polémicas fútiles e innecesarias, que solo tienen el propósito de enmarañar y encrespar a la población, empujándola a realizar comentarios sobre problemas que no existen.

Me refiero a los comentarios servidos sobre la utilización del burkini, y la vinculación y asociación de esta forma de bañarse con el integrismo, radicalización islamista y el aumento de los promarroquíes en las instituciones ceutíes. Es evidente que todo este amasijo de pensamientos y relaciones de ideas tienen una clara llamada de atención a cierto sector de la población que necesita carnaza fresca para seguir pensando y construyendo ese ideario incendiario que lo único que pretende es confundir, crear miedo y ganar votos.

Ver a mujeres en las playas ceutíes con esa indumentaria no es nuevo, lo que sí es nuevo es hacer noticia de ello con los matices que se han hecho. Los que hemos tenido la posibilidad de acudir a las diferentes playas de la ciudad hemos podido ver siempre a mujeres vestidas con ese atuendo y jamás ha pasado nada por ello.

De hecho, esta costumbre de bañarse vestida no es exclusiva de poblaciones que practican la religión islámica. Jamás vi a mi abuela vestir un bañador, siendo una mujer de profundas creencias católicas; y mi madre no se atrevió a ir a la playa en bikini hasta no superar la cincuentena. Por tanto, realizar forzadas asociaciones entre vestir un burkini y hablar de integrismo y marroquinización no dejan de ser más que ridículos e incluso cómicos episodios. Estaríamos de acuerdo en hablar de integrismo o radicalización si se diera el caso de que se obligara a las que van en bikini o bañador a que usaran el burkini; de manera intencionada pretende hacer un paralelismo ridículo y forzado entre Afganistán y Ceuta, y así conseguir crear en la península más confusión y temor hacía las hordas “invasoras”, nada más lejos de la realidad,

A mi juicio, lo que sí parece molestar es que cierta parte de la población ceutí tenga la posibilidad de bañarse en el Parque del Mediterráneo. Creo que este es el quid de la cuestión; mientras se bañaban en las playas no había problemas, sin embargo, ahora que esta parte de la población también acude a espacios de uso público, entonces, a cierta sector elitista de la población parece molestarle que su “club privado” sea “asediado”, provocando la ira y buscando justificaciones peregrinas para que los que no cumplan con ciertos cánones no sean bienvenidas; entre las justificaciones más jocosas la de la higiene, ocultando las razones reales, y es que todavía hay personas en la ciudad a las que le molesta ver a los excluidos en espacios “exclusivos”.

No obstante, y a pesar de estos episodios, Ceuta muestra continuamente situaciones que sirven de antídoto a las barbaridades y ataques de los que quieren ver ante sí una única y monolítica forma de ser ceutí; además, de ver conflictos y problemas por todas partes. Sin ir más lejos yo mismo me encontraba en esa realidad-antídoto en la playa del Chorrillo. La situación era la siguiente: suelo ir todas las mañanas a la citada playa con mi madre y allí se juntan diferentes personas a pasar una agradable mañana de baños y charlas. La mayoría son mujeres. El caso es que este citado día el grupo lo conformaban varias mujeres de más de 70 años, con bañadores o bikinis, otra mujer más joven que las anteriores en toples, y otra mujer, cuidadora de una de las mayores, que vestía un hiyab y que iba completamente vestida. Todas charlaban animadamente y nadie ponía en cuestión la indumentaria de la que tenía en frente; entonces, me pregunto, ¿dónde está el problema de integrismo que señalan los agoreros y conservadores de la moral dominante, de la moral de los exclusivos?

Por suerte, solo hace falta pasearse por la ciudad para encontrar el antídoto ante tanta ignorancia y falacia.