Ceuta, en mi alma yo te llevo,
pendiente estás en mi memoria,
siento como me aterroriza el miedo
y veo que te estás volviendo escoria.
La luz que iluminaba mi semblante
de niña, cuando te veía al pasear,
en lágrimas se torna ese recuerdo
cuándo veo que el lodo te
cubre más y más.
Tus calles y plazuelas están deshechas
de gente que destruye tu ciudad,
y aunque al pisar, mis pies se
vuelvan hiedra,
me siento asqueada hasta de pisar.
No veo aquel ceutí grato y sencillo,
no veo aquella cara de ilusión,
solo siento el brillo de un cuchillo
que quiebra poco a poco el corazón.
Tus playas antes de roca, hoy de arena,
¿Para qué?, dame tu una razón,
si los pocos que somos de esta tierra
sólo queremos amor y comprensión.
Castillos en el aire hemos forjado
y vemos como el viento se los lleva.
La bruma de un levante sofocado
envuelve aquella luz sólo en tinieblas.
Escribo estos versos que me duelen
y el lápiz va quebrando mi sentir,
será que hoy tengo partida el alma
y siento como te hacen sufrir.
¡Oh Ceuta!, que vuelva aquella luz
a mi mirada
al verte cuando mire tu bahía,
no quiero sentirme asqueada
porque yo a ti te quiero, Ceuta mía.