Año ‘horríbilis’ para el separatismo catalán

La canícula veraniega, que se da durante los meses de julio y agosto, suele hacer estragos. Este año nos ha traído una abrasadora ola de calor que desde Galicia a Cataluña (la España húmeda), y también en la Europa verde, ha habido hasta 42 grados de temperatura, acompañada de tormentas con gran descarga de aparato eléctrico: relámpagos, truenos y granizadas de pedrisco que en Francia obligaron a acortar algunas etapas del Tour, que en esta ronda de 2019 tanta gloria y loor de multitudes ha deparado a un joven debutante colombiano de sólo 22 años, Egan Bernal, para emocionada alegría suya y de nuestra hermana Colombia.

Pues no sé si los perversos efectos de esa incendiaria canícula hay que imputarles también los reveses infligidos al separatismo catalán, pero el caso es que igualmente este año ha hecho remover hasta sus más sólidos cimientos; porque, allí donde los secesionistas tenían cifradas sus mayores esperanzas de recurrir al Tribunal Europeo de Estrasburgo, que es la instancia a la que, tras la sentencia de nuestro Tribunal Supremo, tendrán que apelar si no llegara a ser de su agrado, pues resulta que les ha dado ya varios varapalos premonitorios de lo que pudiera luego ser su pronunciamiento definitivo, que para ellos parece presentar los peores augurios; aunque si fueran más prometedores, nada habría que objetar por mi parte, porque las sentencias deben acatarse gusten o disgusten, no desobedecerlas, como los independentistas sistemáticamente hacen.

Resulta que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, en el que los separatistas tanta fe tenían de cara a una futura apelación contra nuestro Tribunal Supremo, si les fuera perjudicial, pues ya les ha dado varios revolcones. El primero, al considerar que la advertencia de sanciones de 6.000 euros por parte del Tribunal Constitucional (TC) a varios soberanistas suspendidos, si llegaban a percibir el sueldo a pesar de su suspensión, no supuso ninguna amenaza ni violación de los derechos protegidos por dicho Tribunal internacional. Así, Montserrat Aumatell fue designada por la junta electoral central como representante en la circunscripción de Tarragona. Pero el TC advirtió a ella y otros de las sanciones pecuniarias que podría imponerles si tomaban posesión como diputados estando suspendidos, que podían ser sancionados cada uno con 6.000 euros. Entonces todos renunciaron al sueldo y no hubo sanción, pero apelaron a dicho Tribunal Europeo, que ahora ha dictaminado que la actuación del TC ha sido totalmente correcta.

La demandante consideraba que España había violado cuatro artículos de la Convención. Pero los magistrados del Tribunal de Estrasburgo han resuelto que no se vulneró su derecho a un juicio justo por no haber sido informada "personalmente" de la amenaza de sanciones; que tampoco se violó el principio de que no puede haber castigo sin ley que lo prevea; ni se les violó el derecho a recurrir. La resolución subraya que fue correctamente notificada por el TC de las decisiones del mismo, siendo advertida de su deber de prevenir o frenar cualquier iniciativa que supusiera ignorar o eludir la suspensión del referéndum conforme a lo decidido por el Constitucional"; añadiendo los magistrados que era consciente de que su conducta podía ser sancionada". Finalmente, alegaba que había sido "objeto de persecución política por haber mostrado su voluntad de participar en el referéndum y facilitar su celebración". Y el Tribunal de Estrasburgo apenas entra en el fondo de esta alegación, pero responde que su pretensión de condena a España está "manifiestamente mal fundada", como las anteriores, ya que no aportaba el necesario elemento de comparación que permita observar la "discriminación" alegada.

El segundo aviso, se lo ha dado el mismo Tribunal al rechazar la demanda presentada por el fugado Puigdemont y otros 74 diputados, por la anulación por el Pleno del TC en el que el prófugo huido pretendía proclamar la independencia. La Corte europea afirma en su sentencia que la suspensión dictada por el TC Constitucional español era "necesaria en una sociedad democrática" para "mantener la seguridad pública, la defensa del orden y la protección de los derechos y libertades ajenas". Según Estrasburgo, el objetivo de nuestro TC, era "ejercer legítimamente sus funciones" en conformidad con el artículo 23 de la Constitución. Y considera que los demandantes no han sufrido indefensión, ya que el Parlamento catalán fue, a través de sus servicios jurídicos, "parte en el procedimiento de amparo" que dio lugar a la sentencia del TC que confirmó la suspensión del Pleno.

Tal bofetón jurídico propinado a los secesionistas llevó al ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha declarar que la decisión del Tribunal Europeo es un "rechazo claro a los argumentos formulados por el independentismo, que trata de desacreditar al sistema judicial español", cuyo funcionamiento ha quedado ahora "respaldo". Según el recurso presentado en Estrasburgo por los entonces diputados del Grupo JxSí y la CUP, ambos representaban el 56,3% de todos los escaños de la cámara autonómica y, en virtud de ello, solicitaron a la Mesa que convocara una sesión plenaria para que el entonces president evaluara los resultados del referéndum del 1-O y sus efectos de conformidad con una de las leyes de desconexión, pero obviando que dichas leyes autonómicas habían sido suspendidas por el propio TC, y que la “evaluación” que Puigdemot luego iba a hacer era la declaración de independencia de Cataluña.

Tercero, el Tribunal General de la Unión Europea, la Comisión Europea y nuestro TC, han puesto claramente de manifiesto que sobre el huido Puigdemont comienza a vislumbrarse el final de su recorrido político, preocupándose ya sólo en sobrevivir mediáticamente en el espacio que controla el independentismo, como implícitamente ha puesto de manifiesto su propio abogado Gonzalo Boye en un artículo publicado en el periódico digital “El Nacional”, animando a la deprimida tropa separatista. Y es que, sus propios seguidores se han dado cuenta de que cometió la más flagrante cobardía, pues mientras que los encarcelados fueron capaces de esperar a cara descubierta que fueran a detenerles, él, pese a haber embarcado a los demás en tan irresponsable empresa contra el Estado, pues en cuanto fue aprobado el 155, le entró tal canguelo por todo el mal que sabía había hecho, que salió echando chispas hacia la frontera francesa buscando la escapada a Bruselas, cambiándose de coche en un túnel para confundir a los posibles seguidores. Es decir, huyó cobardemente, dejando aquí a todo el separatismo tirado, traicionándole.

Y este último Tribunal que cito, que es una especie de instancia intermedia que sólo dictamina sobre la “forma”, pero no sobre el “fondo” que compete ya al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, pues también rechazó la petición de Puigdemont y su acólito Comín, igualmente huido, para que se adoptasen medidas cautelares que le permitieran tomar posesión de su escaño de eurodiputado sin antes haber jurado o prometido el cargo en España, cuya petición les fue rechazada. Se ve que al “mesías” Puigdemont volvió a entrarle en caída libre su intestino grueso, porque pese a haber citado y prometido a sus correligionarios, que tumultuosamente fueran a Estrasburgo a recibirle, pues volvió a salir corriendo y no compareció, dejando una vez más tirados a todos los soberanistas que fueron en tromba a recibirles; pero que, en cuanto sus abogados le advirtieron que podía ser detenido, de nuevo le entró el mismo canguelo.

Cuarto. La Comisión Europea rechazó una iniciativa ciudadana formulada por Puigdemont y la Asamblea Nacional Catalana, en el sentido de que Europa sancionara a España por lo que ellos entienden que ha sido una vulneración de sus derechos fundamentales; pero que la Unión Europea ha terminado dando toda la razón al Estado español; mientras que al prófugo Puigdemont hasta se le ha echado de la sede de la Unión Europea en Bruselas enseñándole la puerta de salida cuando también pretendió acudir a tomar posesión de su escaño. Fíjense cómo sería el ridículo que corrió, que el 14-07-2019, Juan Cort y Coll, exdelegado de la propia Generalidad de Cataluña, al presentar un libro manifestó que Puigdemont es el “hazmerreír”’ en Bruselas”. O sea, que lo tienen ya más que “calado”.

Y no queda ahí la cosa, porque también de España le llegaron pésimas noticias, ya que nuestro TC falló definitivamente sobre la conformidad a derecho de la aplicación del artículo 155, que igualmente los secesionistas habían impugnado, pero que el TC, por unanimidad como siempre, acordó que la Constitución dota al Gobierno, con previa autorización del Senado, de “un poder de coerción sobre las Comunidades Autónomas que permite la limitación de su autonomía en circunstancias extraordinarias”, declarando que la medida gubernamental fue totalmente correcta.

A todo lo anterior hay que añadir que, también el mes canicular de julio, el Consejo General del Poder Judicial se dispone investigar a la Generalidad de Cataluña, según los medios, por haber accedido indebidamente a datos de “control y seguimiento” (hackeo) a las cuentas de correo del dominio “@poderjudicial”, según advertencias del CNI. Y a todo ello hay que unir el espionaje lingüístico, según fue reconocido el 18-07-2019 por la “Plataforma de la Lengua”, más conocida allí como “ONG del catalán”, a la que “largaron” 3,7 millones de euros, cuya investigación llevaron a cabo subrepticiamente, sin comunicarlo a los padres de los niños ni a los profesores, en medio centenar de Centros escolares de los 35 municipios más poblados de Cataluña, a fin de investigar el porcentaje de niños castellaoparlamentes durante los recreos, que en Educación Primaria ha arrojado el 35 %, mientras que en Educación Secundario sólo el 14,6 %.

Sobre la discriminación del castellano en Cataluña, merece la pena que otro día me ocupe extensamente. Hoy sólo decir dejar constancia de que eso de “espiar” es propio de países dictatoriales y tercermundistas, pero no de democracias que constituyen un auténtico Estado de derecho, aunque los separatistas ni siquiera sepan lo que eso es. ¿Qué haría esta gente si alguna vez fueran independientes?. Lo marcaban en su hoja de ruta independentista: hacer extranjeros expulsando de su Patria a quienes no fueran originarios de Cataluña, “apañar” un cuerpo de jueces y magistrados nombrados por ellos a dedo, erradicar del territorio catalán el castellano, más lo vomitado por Torra en su artículo del 14-05-2018, considerándonos a los españoles “bestias carroñeras con forma humana, hienas con una tara en su ADN”; no dándose cuenta el pobre hombre que, lo quiera o no, “español” también es él.

En resumen, que Europa empieza a conocerlos y a desenmascararlos corriendo el velo de su disfraz con el que hasta ahora no han hecho más que vivir del cuento y de la mentira. Como algún día se les acabe el independentismo, ¿de qué van a vivir?. Sólo saben instigar, agitar las masas separatistas, cortar carreteras, poner barricadas y de escudos humanos frente a la policía a mujeres y niños, hacer escraches y pintadas a los jueces, animados por Torra a que “aprieten” porque tienen que “volver a hacerlo”. Todo a costa del presupuesto destinado a los honrados trabajadores catalanes y la gente honesta y, también, del dinero público de todos los españoles que de buena fe el Estado les entrega, para que luego ellos lo malgasten y dilapiden, traicionando al propio Estado.

¿Será por eso que en la última encuesta recientemente llevada a cabo por la propia Generalidat arroja que los partidarios de la independencia se desploman hasta el 34,8 %; mientras que el 52,8 % la rechazan?. Pero ellos, se siguen arrogando la representación de todos los catalanes. La falacia y el engaño personificados.