El 22 aniversario de la desaparición del fallecido Hassan II, que el pueblo marroquí conmemora el miércoles 09 Rabii II 1442 de la Hégira correspondiente al 25 de noviembre de 2020, "es la oportunidad de rendir un vibrante homenaje a un genio exterior par y líder excepcional considerado el constructor y unificador del Marruecos moderno", según recoge la agencia de noticias MAP.
Esta conmemoración, que se produce pocos días antes de la celebración del día de la independencia del Reino y del 45 aniversario de la Marcha Verde, ilustra la "voluntad de un pueblo de apropiarse de su historia y saludar el espíritu de un Rey visionario que supo orientar Marruecos hacia la modernidad preservando ferozmente su identidad, su alma y su civilización".
De hecho, desde su entronización en 1961, Hassan II respetó "escrupulosamente" los hitos marcados por su "venerado padre" y consolidó los "cimientos, para embarcarse en obras de edificación y unificación que han otorgado a Marruecos" una posición destacada en vista del "renacimiento general" que inició, colocando al reino en el camino de una "lucha continua" para encontrar soluciones a los diversos problemas y desafíos, y ante todo a la cuestión de la integridad territorial que trató "con sabiduría y peso".
Fue bajo el reinado de este rey que Marruecos "pudo completar" su independencia nacional y su "integridad territorial" con, en particular, "la recuperación de las provincias de Sidi Ifni (30 de junio de 1969) y Oued Eddahab (14 de agosto de 1979)". La "piedra angular de esta gloriosa" labor de "consolidación" de la unidad nacional fue "sin duda" la organización de la Marcha Verde el 6 de noviembre de 1975, una "obra épica pacífica y memorable" que fue un modelo "único de movilización colectiva, de compromiso, disciplina y dedicación al buen derecho".
El arquitecto de la Marcha Verde, Hassan II, desde los primeros años de su reinado, tomó conciencia de la importancia de construir una economía nacional independiente, sólida y resiliente, iniciando en 1966 la "política de presas" que hizo su proyecto de reinado. Esta política ha demostrado su "valía" desde su implementación y ha demostrado ser "de gran utilidad", particularmente durante los ciclos recurrentes de sequía y escasez de agua que Marruecos y varios países han experimentado años después. Este programa "pionero, unido a una ambiciosa política agraria", permitió consolidar definitivamente la vocación agraria del Reino y hacer de este sector una "palanca de desarrollo global".
Además del crecimiento económico, el difunto soberano deseaba garantizar el "bienestar social" de sus fieles súbditos y preservar los valores de "cohesión, solidaridad y ayuda mutua característicos de la sociedad marroquí". Para ello, puso en marcha proyectos estratégicos centrados, entre otros, "en la promoción de los derechos de la mujer, la consolidación de la institución familiar, el desarrollo de la vivienda social y el respeto a los derechos humanos y pluralismo".
Externamente, "el carisma, la perspicacia y la franqueza" del difunto Hassan II le valió el "respeto y la admiración de líderes y jefes de estado". Bajo su "sabio liderazgo", Marruecos se ha labrado un lugar "privilegiado" en el concierto de las naciones, ha podido hacer "oír su voz" en los diversos foros internacionales y ha desempeñado un papel de "liderazgo" en muchas cuestiones regionales e internacionales de gran importancia como el conflicto árabe-israelí, el tema de Al-Quds, las misiones de paz de la ONU y la creación de la Unión Africana y la Unión del Magreb Árabe (UMA), entre otros.
En materia de política exterior, el difunto rey adoptó una visión "tan clara como equilibrada", que abogaba por la "apertura al mundo occidental y a la modernidad" que preserva la identidad y las raíces de Marruecos como país "islámico, árabe, africano y Mediterráneo".
Además, en su calidad de Comandante de los Creyentes, el difunto soberano nunca dejó de abogar y trabajar por la "unidad de las filas de toda la Ummah islámica frente a los peligros que amenazan la tierra del Islam".
Al conmemorar el 22 aniversario de la desaparición del rey Hassan II, el pueblo marroquí "rinde homenaje" a la memoria de un rey que la "construyó y que permitió a Marruecos entrar de lleno en la era de la modernidad. También es una oportunidad para que estas personas reiteren su lealtad y apego al glorioso Trono Alauí, y para renovar su determinación de continuar la obra del difunto Soberano y unirse a los grandes proyectos iniciados por su digno sucesor, Mohammed VI, que sigue trabajando por la consolidación del carácter marroquí del Sahara en la escena internacional y por erigir el Sahara como motor de desarrollo regional y continental".
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