Ceuta tiene un diamante escondido en las cercanías de Real 90: se llama Ana Mesa. Esta mujer es ejemplo de dedicación constante, trabajo, arte y de nunca ser vencida por el aburrimiento o la pereza.
Ella canta, baila, se ha dedicado a la costura y en pandemia descubrió que tiene mucho talento para la creación de muñecas de tela.
¿Cuándo se inició Ana Mesa en la música?
Yo siempre he escuchado en mi casa flamenco porque mi padre es familia de los Borrego, una familia de cantaores de flamenco. Siempre escuchaba a mi padre canturrearle a mi madre, esa cosa bonita de llegar de trabajar y le cantas al oído a tu mujer.
Empecé a cantar en serio después de casada, fíjate. Con 26 o 27 años fui a una verbena al Club Caballa en la que cantaba Pilar Guerrero. Estaban ensayando en los vestuarios y bajé. Le dije al guitarrista que me tocara ‘Por colombianas’ para cantar.
Al guitarrista Miguel de Santiago le gustó lo que hice y me dijo: “¿Tú por qué no cantas?”, y yo le dije, a mí me da vergüenza Miguel, qué dice usted, y él me dijo: “Si quieres ensayamos y cuando estés preparada yo te voy a sacar a cantar”. Yo me moría de la vergüenza, pero bueno, le dije que sí.
Sé de buena fuente que ha cantado en Ceuta, pero también fuera de la ciudad, ¿me podría decir a qué lugares ha llevado su música?
He cantado en la Peña La Paz de Málaga, la Peña El Embrujo de Córdoba, en Los Barrios, en Sevilla, donde me pasó una cosa muy curiosa.
Fui a ver ´Se llama copla´, cené en un restaurante en el que empecé a cantar con mi grupito y la verdad es que se llenó aquello de gente y hubo un poquito de fiesta. He cantado en varios sitios, sí.
¿Cuándo dejó Ana Mesa de dedicarse al cante?
Nunca. Yo no he dejado de actuar porque si bien ahora no lo hago sobre los escenarios, sí lo hago cuando me llaman a actos benéficos. Hace poco he cantado para la Asociación del Cáncer, de Fibromialgia… he cantado hasta para sacar dinero para los gatos, para los perros. En fin, siempre que me llamen, cuenten conmigo y me necesiten voy a estar, y siempre que Dios me permita mi garganta, voy a estar.
A pesar de tener su propia empresa y viajar para cantar, también se ha dedicado a la costura desde bien pequeña, unos pasos que siguió de su madre y que le han permitido crear sus propios diseños tanto para sus conciertos como para el coro al que estaba al frente. ¿Cómo empezó?, ¿cómo le vino la inspiración?, ¿qué es lo que ha hecho?
La costura me viene por mi madre. Se quedó sin madre con tres años y lo que aprendió lo hizo porque ella quiso aprenderlo. Dicen que a veces hace más el que quiere que el que puede. La voluntad es un mundo.
Yo la veía cortarme un vestido por otro y luego le daba la forma y le ponía los adornos que ella quería. Pues los vestidos me los hacía ella.
Yo he sido una estudiosa, en aquellos tiempos hasta donde pude, porque no había más. Terminé mi instituto y en verano yo vivía en una planta baja con un patio precioso lleno de flores y decía que me aburría y tenía que hacer algo. Siempre he sido muy nerviosa, muy inquieta.
Le dije a mi madre que me quería apuntar en el corte y me dijo que vale. Con 13 años me hice mi primer vestido. La tela era de cuadritos verdes, beige y blanca. Y de ahí vino todo.
¿Qué tipo de vestidos ha cosido?, ¿Quiénes eran sus clientes?
No, no, no. Yo he cosido más por afición y devoción. Yo he sido empresaria y he tenido mi propia empresa. Yo conocí a mi marido y trabajaba en tintorería-lavandería Eureka. Fuimos empleados, pero después fuimos dueños.
He cosido en mis ratos libres y a quien me ha parecido bien, no por obligación. He hecho de todo. Vestidos de fiesta, de novia…
A una novia amiga mía, que se lo regalé yo porque tuvo ese gusto de que yo se lo hiciera. La idea que ella tenía en la cabeza no lo encontraba y se lo regalé. Pero, he hecho de todo: disfraces, vestidos de flamenca, trajes de fiesta, he hecho de todo.
¿De qué creaciones está más orgullosa?
De muchas, porque yo me he sentido súper orgullosa cuando he salido a cantar a un escenario y he sacado un vestido mío hecho por mí. Ahora te voy a enseñar uno. También estuve en un coro, que lo llevaba yo, de la Asociación Cultural de la Copla en el que hice 9 vestidos de flamenca para todas las integrantes del coro.
Canta, diseña y cose, y desde la pandemia, además de hacer mascarillas, se inició en la creación de unas muñecas de tela. ¿Cómo empezó a crear estas muñecas?
Pues mira, empecé en la pandemia. Yo en la pandemia no me iba a aburrir. Yo tengo mi taller, mi habitación de costura, entonces, aparte de que he podido hacer 200 o 300 mascarillas, que venía Protección Civil a recogerlas y entonces pues, en medio de todo esto, empecé a pensar en hacer muñecas.
Vi los tutoriales en YouTube e intenté hacer una.
Su primera muñeca
Mientras coge la muñeca para mostrarla, habla en relación a su primera creación.
“Esta es de tela, con sus zapatitos, son articuladas, si te fijas bien tiene los hoyitos de las rodillas. El pelo tiene su cosa, hay que coger unos palitos de madera y liar la lana, luego la hierves, la dejas secar y se queda con la forma y ya no se quita”, ha detallado.
“También he hecho unos bebés que bueno, habré hecho como 16 o 18, pero no tengo ninguno, fíjate, no me he quedado con ninguno pero porque ha gustado muchísimo. Había que pintarle los ojos, también aprendí a hacerlo”, agrega.
¿Y dónde me dejo la brujita?, se pregunta. “La brujita es una creación imaginación mía. Te voy a enseñar cómo es el cuerpo. Es un cono de corcho, y si tocas las patitas son palitos, los zapatitos los he hecho yo, y esta creación es mía propia”.
La muñeca que la ha robado el corazón
“Ahora te voy a enseñar la que me tiene enamorada. Mira qué cosa más bonita. Tiene su peluca, mira los zapatos, su vestidito, su gorrito. Para que el gorrito se quede así lo tienes que rellenar. Me tiene enamorada, es la primera que he hecho así”, comenta de una de sus creaciones.
Son muñecas de tela cosidas y rellenas, “y luego ya tu imaginación, deja volar tu imaginación y te saldrá algo así”.
“Yo me tengo por una persona creativa, lo mismo para las muñecas que para la cocina, que para los vestidos”, asegura.
“Todavía vive una amiga de mi madre que tiene 94 años y ella me cuenta y me dice cada vez que me: “me acuerdo perfectamente cuando te trajo tu madre a casa, te traía en brazos y tú naciste de siete meses, por eso tienes el arte que tienes en las manos, porque naciste de 7 meses”, relata.
Así Ana Mesa, ejemplo de talento y ganas, además de una mujer bella que derrocha arte por los “cuatro costados”.
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