Ella es Sora Dris Mohamadi, tiene 58 años y, desde hace 14, todos los días ofrece su tiempo al cuidado de varias colonias de gatos callejeros ubicadas en el Recinto Sur. Accede a lugares a los que pocos se atreverían para ofrecer amparo a más de cincuenta felinos.
Se levanta todos los días a las 8:30 horas, ahora que puede permitírselo ya que no está trabajando, para atender a sus gatos callejeros. “Son varios puntos de alimentación, no es solo este, esta es la colonia grande”, dice esta entrañable mujer.
Puede dedicar una hora y media todas las mañanas a alimentar a todos los felinos. Cuando termina vuelve a casa para “terminar la faena” y, por la tarde, de nuevo visita las colonias para volver a darles comida a los gatitos callejeros.
Es en horario de tarde cuando incluso puede estar más tiempo con ellos, tanto dedicándoles su atención como limpiando la zona, los areneros y manteniendo el lugar limpio y agradable.
Es impresionante ver a Sora a sus casi 60 años bajando por un acantilado sin escaleras para hacerse cargo de sus colonias. También es una imagen enternecedora verla legar con la comida y apreciar como todos los gatos se acercan.
Ayudada de un carrito de compra, Sora traslada hasta las colonias el pienso, las latas de comida, los productos para limpiar los areneros y los comederos de los gatos.
Normalmente, se hace cargo de todos los gastos que conlleva mantener a más de cincuenta felinos, “exceptuando algunas donaciones esporádicamente que recibimos de higos a brevas de algún particular. Ojalá fueran más ayudas, pero no las tenemos”, añade.
La mujer siempre ha sentido un cariño especial por los animales. “Siempre he ido recogiendo animales y los he intentado cuidar bien. Gracias a Dios, mis padres me inculcaron esos valores”.
Además, lo animales también responden a su afecto. Se dejan tocar e incluso juegan con Sora, que los coge sin ningún problema. De hecho, durante la entrevista, en algunos momentos tenía a uno de ellos en sus brazos. Dejando clara la relación de confianza establecida.
Sora comenzó en 2010 alimentado a gatitos en la puerta de su casa y fue ampliando la ratio hasta hacerse cargo, desde hace 13 años, de varias colonias del Recinto Sur. Pero su llegada hasta a ellos no es fácil, Sora tiene que bajar por un acantilado arriesgando su vida en ocasiones.
Sora prefiere mantener en el anonimato el lugar concreto de las colonias debido al alto número de abandonos pero, esta mujer hace hasta lo imposible porque a ninguno de estos animales les falte la comida.
Entre sonrisas, Sora ha admitido que “bastantes veces” ha arriesgado su vida para asistir a los que considera sus animales. “Y, hoy es un día tranquilo, lo peor es cuando hace mucho viento y cuando llueve, porque, por ejemplo, por ese lado de ahí que tengo que bajar es un poquito más complicado, al igual que como han visto en la bajada, las escaleras dan miedo”, detalla.
Esta entrañable mujer ha puesto nombre a todos los gatitos que atiende y a los que tiene un especial cariño: Grisito, Cali, Rubio, Zipi, Zape y Snappi, algunos de ellos.
Cali es el último abandono que se ha incorporado a la colonia, así como muchos otros. Además, la mujer denuncia que algunos son lanzados por el acantilado de manera bruta, como ocurrió con Snappi, “que sufrió una luxación de cadera siendo chiquitito porque lo tiraron desde ahí arriba. Por supuesto, tuve que llevarlo al veterinario”.
Sora se hace cargo de la mayor parte de los gastos veterinarios de estos felinos. El próximo miércoles tiene cita para llevar a uno de sus gatos, “a ver lo que me va a costar”, dice Sora con tono de resignación.
En algunas ocasiones, particulares a través de Facebook muestras su apoyo y realizan donaciones, pero de manera muy esporádica.
Una gatita tuvo que ser trasladada al veterinario porque tenía problemas para orinar, la intervención costó casi 500 euros. “A Buddy también hubo que llevarlo al veterinario porque un gato que no es de aquí casi le perfora la yugular un sábado por la noche. Eso fueron 180 euros”, y así ofrece su ayuda a otros tantos gatos callejeros.
Sora ha manifestado su deseo por una mayor colaboración ciudadana, ya sea en donaciones de comida para alimentar a los gatos callejeros o como voluntarios para alimentarlos y atenderlos.
“Aquí ojalá vinieran voluntarios, pero, por desgracia, yo no sé quién va a bajar por aquí. Hay colonias que son más accesibles y no van, ¿cómo van a venir aquí?”, se lamenta.
“Ojalá nos ayudaran. Necesitamos más ayuda, por supuesto el Ayuntamiento debería de hacerlo, la administración que corresponda debería de hacerlo, deberían de ayudar a todas las colonias. Pero también nos hacen falta pipetas, esa es otra, también nos encargamos de ponerle pipetas”, cuenta.
Añade que hay gatos a los que no se les puede poner pipetas y “gracias a Dios” descubrió las pastillas Credelio, que son “buenísimas para desparasitar externamente pero también hay que desparasitarlos internamente por el tema de los parásitos.
Muchos gastos a los que una sola persona no puede hacer frente. “Se lleva pero… privándote tú de muchas necesidades, incluso personales. Pero estos no entienden de que tú estés mal económicamente ni de que estés mal físicamente para que no puedas venir a echarles de comer. Ellos no entienden de eso y lo necesitan”, concluye Sora.
Para cualquier ayuda, donación o intención de voluntariado para el cuidado de estas colonias ubicadas en el Recinto Sur puede ponerse en contacto con Sora a través del número 611728480.