Cofrade desde la tierna infancia, su pasión por la Semana Santa lo ha llevado a investigarla. Álvaro Guerrero, ceutí de nacimiento y doctor en historia, lleva dieciséis años en la capital granadina, razón por la que su libro versa sobre la pascua en Granada. Sin embargo, no descarta investigar sobre la historia de la semana de pasión en la ciudad caballa.
Ha escrito ‘Semana Santa en Granada (1760-1960)’. ¿Qué le ha llevado a publicar este libro?
Toda mi formación la he hecho en Granada. Desde pequeño en Ceuta estaba en el Santo Entierro y siempre me movía en un ambiente muy cofrade. En mi casa siempre había Semana Santa todo el año. Cuando vine aquí y tuve la opción de buscar una línea de investigación una vez que acabé la carrera y empecé con el máster, me decidí por la Semana Santa de Granada porque la de Ceuta, por suerte, está muy bien cubierta. Existe en esta ciudad una laguna en el siglo XIX y hay que explotarla.
"Cada momento en esos 200 años lo que demuestra es que la Semana Santa es una realidad muy permeable a sus tiempos"
¿Qué podría contar sobre esta publicación, sobre su contenido?
El libro abarca 200 años de historia desde 1660, donde empiezan ya los gobiernos ilustrados a meter mano un poco en los gastos que tiene la cofradía sobre todo y acaba en 1960, con 21 años de dictadura. Es decir, cada momento en esos 200 años lo que demuestra es que la Semana Santa es una realidad muy permeable a sus tiempos. Es decir, tiene que buscar una supervivencia porque si no, ¿cómo llega a lo que hay ahora? A finales del XVIII había una Semana Santa muy potente, pero ¿cómo llegamos a la situación del siglo XX. ¿Qué pasó en el siglo XIX para eso? Creo que eso es el aporte más novedoso del libro.
¿Diría que aún la Semana Santa la busca?
Por muy asentada que esté, siempre trata de sobrevivir. Siempre. Las ciudades tienen que ser muy grandes para que su Semana Santa vaya bien. En Andalucía, en las capitales de provincia, no hay ningún problema. Hay mucha costumbre también en ciudades como Antequera o en los pueblos de Sevilla, Osuna y Carmona. Sí es verdad que hay ciertas dificultades y creo que las complejidades por la que pasan ahora las cofradías es ese relevo generacional, sobre todo en ciudades como Ceuta, y el tema económico. Con la inflación han subido muchísimo los precios y si no tienes una nómina de hermanos amplia que permitan también costear los gastos es muy difícil poner un paso a la calle. Y ya no te digo pagar una banda.
"Aquí siempre estuvieron afincados grandes escultores y nuestra imaginería profesional es relativamente nueva"
¿Cuáles son las diferencias más notorias la Semana Santa de Ceuta y la de Granada?
En Ceuta tiene una influencia muy sevillana. Quizás la de Granada, aunque tenga características comunes, sí es más intimista; menos festiva. Aunque también hay procesiones que tienen su bulla. Ceuta también tiene una calidad de imágenes muy buena lo que pasa que la ciudad hasta el siglo XX no ha sido excesivamente grande. Aquí siempre estuvieron afincados grandes escultores y nuestra imaginería profesional es relativamente nueva. Hay ciudades que se matarían, por ejemplo, por tener un misterio como el de Ceuta con la Flagelación o un palio como el de las Penas. Ceuta en ese aspecto no tiene nada que envidiar.
Hay una influencia de Sevilla en la de Ceuta, pero ¿cuál es su particularidad?
Sin ir más lejos, el encuentro que tenemos en Ceuta el Martes Santo. La participación que hay en la ciudad del ejército en las procesiones, que no es una cosa que se vea excesivamente tampoco. Y lo que es la propia ciudad, que al final nosotros el centro es muy estrechito y deja también imágenes de palios pasando cerca de la ribera o misterios entrando a la catedral. Creo que es una pena porque una Semana Santa es muy desconocida y es muy buena.
"En Ceuta que tuvimos una situación parecida a la de Granada porque los años 50 y 60 también fueron duros"
La Semana Santa nació para enseñar la vida de Cristo. ¿Cómo ha cambiado ese mensaje?
Ese enfoque religioso ha estado siempre desde el concilio de Trento en el siglo XVI, que da el mayor empuje a las procesiones. El concilio del Vaticano aquí en España el abrió nuevas vías de religiosidad popular lo que hacen que la fiesta no sea solo religiosa y con ello surgen nuevas sensibilidades que germinan en la transición. En Ceuta que tuvimos una situación parecida a la de Granada porque los años 50 y 60 también fueron duros. En los 80 empezó otra vez la cosa a resurgir. Gracias también a todo el enfoque y a las nuevas generaciones más despegadas del tema religioso, se ha conseguido estudiar la Semana Santa desde otras perspectivas. También es folclore y arte. Eso abre muchos campos de estudio que son muy ricos.
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