Alta perspicacia visual

No se admiten fotos para DNI con flequillos excesivamente largos que cubran la frente y las cejas. La cara ha de estar completamente descubierta”. Así se manifestaba una funcionaria de policía  ante las cámaras de Telecinco el viernes 27 del pasado mes de mayo. Al tiempo que oía a la citada funcionaria me acordaba de una foto que publicó este periódico al día siguiente de las elecciones del día 22. Corresponde la imagen a una mesa de uno de los colegios electorales de la barriada Príncipe Alfonso. En ella se puede observar a una ciudadana vestida con una chilaba de pies a cabeza y con media cara tapada con un pañuelo blanco. Para identificarse le ha entregado al presidente de la mesa el pasaporte español, y la foto recoge el instante en que éste, el presidente, le devuelve el documento. Pero lo más sabroso es el pie de la foto: “En uno de los colegios electorales de la barriada Príncipe Alfonso acudió a votar una señora con la cara parcialmente cubierta. La presidencia de la mesa demostró una alta perspicacia visual al reconocer a la votante tras haberle escrutado los ojos y la nariz”. “¡Alta perspicacia visual!”.
Desde luego no parece razonable –y quizá no ajustado a ley– que un presidente de mesa acepte que una ciudadana ejerza su derecho al voto acudiendo al colegio electoral con media cara velada por un pañuelo. Si para que sea aceptada una foto para el DNI has de llevar la frente despejada hasta las cejas, no es de recibo que esa ciudadana no se descubriera la media cara que llevaba velada para que el presidente pudiera comparar sus facciones con la foto que lleva el pasaporte. ¿Alguien de la mesa protestó? Parece que no. Hasta al autor del pie de foto le parece encomiable la “alta perspicacia visual” del presidente, y, sin embargo, no le sorprendió que el presidente no le pidiera a esa ciudadana que se desvelara la media cara que llevaba tapada. ¿Me aceptaría un presidente de mesa electoral que yo fuera con media cara cubierta con un pañuelo, como hacían los forajidos en el viejo Oeste? Si a esa mujer le aceptaron ir velada,  cualquier ciudadano de este país debe tener el mismo derecho que ella a ir con media cara tapada por un pañuelo. Como dice el refrán: “O todos moros o todos cristianos”. Todos los españoles debemos cumplir las mismas obligaciones y tener los mismo derechos. Así de simple.
Ceuta se está convirtiendo en el hazmerreír del país. Aquí parece que las leyes, las normas y los reglamentos dejan de observarse cuando tropiezan con ciertas costumbres medievales religiosas o culturales. Luego nos quejaremos de que los visitantes nos asimilen a Marruecos o a sociedades tercermundistas. Cuándo se le va a meter en la jodida cabeza al ciudadano que la ley civil ha de estar por encima de toda religión o costumbre anacrónica. Este doliente país tiene memoria reciente de mitos, dioses, oscurantismo, supersticiones, supercherías, divinidades, en suma, de nacional-catolicismo puro y duro, para que ahora, en este siglo XXI, tengamos que mirar para otro lado porque ha vuelto todo lo anterior tomando cuerpo como nacional-islamismo.
Pero claro, los politicastros de esta ciudad no quieren saber nada de lo que huela a religión islámica y sus costumbres. Se entretienen en ‘cositas’ como los enchufes del Ayuntamiento, las flores, las estatuas, los consejeros del alcalde, las navieras, los malos olores, etcétera. Pero que una ciudadana vaya a votar con media cara velada con un pañuelo eso no les hace mover un músculo. Por eso esta ciudad siempre será tercermundista y diferente de cualquier otra de España y de la UE.
Todo lo arreglan esos inútiles echando mano de la tolerancia y de la convivencia. Para ellos la religión está por encima de las leyes que nos hemos dado los españoles. De lo que se trata es de que no te escupan la palabra ‘racista’ a la jodida cara cuando haya que aplicar las leyes, las normas y los reglamentos. Pero claro, como nos recuerda el irlandés Edmund Burke, hay un límite en que la tolerancia deja de ser virtud. Pero esos inútiles no lo saben. No pueden saberlo. Esta sociedad es puro teatro, es puro cartón piedra. Esta clase política ceutí “ha impuesto una demagogia halagadora” con ciertos ciudadanos “sobre cualquier sentido de la responsabilidad personal”, como escribe Antonio Muñoz Molina. Políticos de tres al cuarto que se dedican al oficio de templar gaitas. El refranero siempre acude en ayuda de quien lo necesita, así, dice: “Quien de miedo se viste, de mierda le hacen la mortaja”. Lo dice el refranero popular, amable lector.