Los alrededores
del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) vuelven a acoger casetas que han levantado los propios residentes o exresidentes, ocupando los terrenos del Jaral. Los vecinos de las zonas próximas al campamento contabilizan ya media docena, tratándose de asentamientos que se levantan en cuestión de horas, ayudándose de palés y restos de todo tipo. El grave problema radica en la peligrosidad de esta serie de casetas en donde
los propios inmigrantes cocinan, habiéndose producido ya
incendios incluso de gravedad en la zona. Los residentes asisten a una construcción en vivo y en directo, produciéndose la ocupación del terreno de monte e incluso cortando partes de árboles. Así se levantan pequeñas cabañas en donde colocan colchones e incluso mobiliario viejo. No se trata solo de un problema medioambiental y de seguridad, sino también de salud pública por la cantidad de basura que se acumula en la zona.
Vecinos del centro del Jaral reclaman la intervención de la Guardia Civil y de brigadas de limpieza para que, antes de que comiencen nuevas construcciones, eliminar las que ya se han levantado. Quienes las construyen son subsaharianos y argelinos que, en algunos de los casos, han sido expulsados del CETI. Pero también los hay que preparan sus chozas porque allí cocinan alimentos que nada tienen que ver con el menú que reciben a diario y del que protestan por su baja calidad. El sendero siempre es el mismo: suben la cuesta con material que emplean para sus casetas y comienzan a construir todo tipo de asentamientos hasta dominar toda la zona exterior del núcleo del Jaral, dotado con 512 plazas y que ahora está por debajo de su capacidad.
En anteriores batidas se han llegado a encontrar hasta auténticas casas, hallando entre la maleza pequeños poblados dada la cantidad de asentamientos fijos establecidos. Salvo la reducida salida del pasado viernes, los traslados a la Península desde el centro del Jaral han quedado paralizados.