Frontera e Inmigración

Alquilan por 10.100 € un módulo para la oficina de asilo, que aún sigue sin uso

El contrato ha sido adjudicado a Algeco, que durante un año facilitará la estructura modular prefabricada

El entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, viajó a Ceuta para su inauguración. Ése acto tuvo lugar el 16 de marzo de 2015. Desde entonces, en la oficina de asilo del puesto fronterizo de El Tarajal no se ha presentado ninguna solicitud. Así lo recoge la Defensora del Pueblo en su Informe Anual de 2016. En ese documento, se indica que el año pasado se tramitaron en Ceuta un total de 224 peticiones de asilo, “pero no en el puesto fronterizo”.
A pesar de la nulo uso de esta infraestructura, se ha vuelto a licitar el contrato de alquiler de la estructura modular prefabricada que acoge esas dependencias en el puesto fronterizo de El Tarajal. Costará al Estado 10.109,47 euros (9.720,64 euros sin impuestos). Ésa es la cantidad por la empresa Algeco Construcciones Modulares S.L.U. se ha hecho con el contrato de alquiler. Y no es extraño que haya sido la adjudicataria puesto que ha sido la única que ha presentado ofertas. Así se recoge en la Plataforma de Contratación del Sector Público.
Los 10.109,47 euros le dará derecho a la Administración central a disponer durante un año de “una estructura modular prefabricada para la tramitación de solicitudes de protección internacional en el puesto fronterizo de El Tarajal”, como se recoge en el objeto del contrato. Concretamente, podrá hacer uso de esa infraestructura desde el pasado 1 de marzo hasta el 28 de febrero del próximo año. Y si las circunstancias no cambian, nadie más la utilizará o, al menos, no lo harán los inmigrantes interesados en tramitar su solicitud de asilo ya que no tienen ninguna posibilidad física de acceder a dicha oficina. Así lo explica la Defensora del Pueblo en otro de sus informes, un estudio titulado ‘El asilo en España’. En ese documento se señala de forma categórica el número de solicitudes de asilo tramitadas en el puesto fronterizo de El Tarajal fueron ninguna en 2015 y cero en 2016. Por el contario, en la infraestructura similar existente en la frontera melillense de Beni Enzar se atendió a 6.047 inmigrantes en 2015 y a 520 entre enero y abril de 2016. Eso sí, ninguno de ellos era de origen subsahariano. La mayor parte procedía de Siria (85%) y Palestina (10%).
Ante estos datos, la Defensora del Pueblo concluye que “los intentos de entrada (de los subsaharianos) por puestos no habilitados y la formalización de solicitudes de protección internacional de aquellos que consiguen entrar, permiten afirmar que este colectivo no tiene acceso al puesto fronterizo y, por tanto, no tiene acceso al procedimiento”.
Entonces, ¿qué sentido tienen un oficina de asilo en Ceuta a la que no pueden acceder sus potenciales usuarios? La decisión de su instalación se acordó después de las denuncias de organizaciones no gubernamentales y de los propios solicitantes cuando lograban acceder por otros medios a territorio español. La Defensora del Pueblo recuerda que ACNUR (el Alto Comisionado de las Naciones Unidad para los Refugiados) “también se pronunció sobre esta situación y manifestó la imposibilidad de solicitar protección internacional en la frontera con Marruecos”.
No obstante, a pesar de esa falta de infraestructuras antes de 2015 para tramitar las solicitudes de asilo en las fronteras de las ciudades autónomas, a raíz del recrudecimiento de la guerra en Siria, en Melilla empezó a producirse un hecho desconocido hasta entonces. A partir de 2014 numerosos ciudadanos de ese país conseguieron llegar hasta el lugar donde se encontraba la Policía Nacional en la frontera melillense y expresaban a los agentes su intención de solicitar asilo. Para burlar los controles marroquíes, entre otros métodos, utilizaban documentación de ciudadanos del país vecino cuyos rasgos eran físicos parecidos.
Las cifras de solicitudes de asilo en Melilla no sólo se mantuvieron sino que se incrementaron en 2015. De hecho, el 70% de los inmigrantes residentes en el CETI había tramitado su solicitud, una cifra desconocida hasta entonces. Ese año, precisamente, ante la dimensión que estaba tomando el asunto, el Ministerio del Interior tomó medidas. “La nueva situación planteó la necesidad de adaptar las instalaciones del puesto fronterizo y de reorganizar el trabajo de los funcionarios de Policía para contar con dependencias adecuadas para tramitar las solicitudes”, explica la Defensora del Pueblo.
De este modo el Ministerio decidió habilitar unas dependencias especiales en los puestos fronterizos de ambas ciudades autónomas sin tener en cuenta algunos detalles. En primer lugar, las nuevas oficinas de asilo dejaron sin resolver el problema de los inmigrantes subsaharianos, que aún hoy continúan sin poder acceder a esas dependencias. Y en segundo lugar, no se percataron de que ningún ciudadano sirio o palestino va a viajar hasta Ceuta para solicitar asilo cuando tiene posibilidad de realizar el trámite en Melilla ahorrándose una caminata de 375 kilómetros. Aún así, nuestra ciudad podrá continuar presumiendo un año más de contar con una oficina de asilo en la frontera, aunque nadie la utilice. Angustia y ‘vuelva usted mañana’ La oficina de asilo de Ceuta no ha tramitado ninguna solicitud de asilo desde su inauguración hace dos años, a diferencia del instalado en la frontera melillense. Así lo denuncia la Defensora del Pueblo, que no por ello ahorra críticas al “funcionamiento anómalo” de la oficina de asilo en la ciudad hermana. En primer lugar, señala que ha podido constatar que las personas que llegaban al puesto fronterizo (ninguna de origen subsahariano) “presentaban un alto nivel de angustia fruto de las dificultades padecidas hasta su llegada al puesto; que un número significativo de estas personas presentaban necesidades médicas que los funcionarios de la Policía Nacional no podían identificar y derivar correctamente, y que la presencia de menores no acompañados era habitual”.
Además, indica la Defensora del Pueblo, “ante el número de personas que llegaban al puesto, no se formalizaba la solicitud a la entrada sino que se les daba cita para que acudieran otro día y mientras tanto los solicitantes eran acogidos en el CETI”. En Ceuta, que el ministro Fernández Díaz inauguró la oficina de asilo en El Tarajal en 2015, aún se está a la espera de tramitar la primera solicitud.

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