El terrible suceso acontecido en la madrugada de ayer en la barriada de San Amaro conduce, irremediablemente, a preguntarse por los posibles motivos del crimen. Entre las primeras especulaciones siempre, en casos similares, están en boca de todos tanto las enfermedades mentales, los posibles problemas familiares y el propio carácter del presunto autor de los hechos. “Mi hijo tiene el Síndrome de Asperger”, contó la madre del joven y esposa del fallecido ante los efectivos de la Policía Nacional que se personaron en el lugar de los hechos. Afirmación que obliga a preguntarse qué es concretamente esa dolencia y si, de modo directo o indirecto, puede ser el motivo del suceso.
Si nos ceñimos a la definición médica, tal y explica el presidente de la Asociación de Síndrome de Aspenger en Ceuta, Juan José Muñoz, “es un transtorno neuromental que se encuadra dentro de los cinco Trastornos Generalizados del Desarrollo”. Su diagnóstico, cuenta el especialista, es difícil porque en las etapas iniciales puede confundirse con otros transtornos como la hiperactividad o el autismo, según los casos, e incluso algunas enfermedades mentales. “En ocasiones pueden pasar varios años sin que un niño sea diagnosticado y reciba un tratamiento adecuado”, explica, “como en todas las alteraciones del desarrollo cuanto antes se produzca este diagnóstico mejor será su desarrollo posterior”.
En nuestra ciudad, la Asociación de Discapacitados de Enfermedades Neurológicas (ADEN) trabaja con este tipo de afectados y desde allí aclaran que con Asperger “no estamos hablando propiamente de una enfermedad, sino de un síndrome o transtorno”. Isabel Benítez imparte a diario clases de apoyo a niños con este síndrome, en su mayor parte entre 5 y 10 años y asegura que, a base de trabajar con ellos, la progresión es muy palpable. “Su principal problema es en relación con el lenguaje, no pueden mantener una conversación lineal, sino a saltos”, concreta, “sienten que no se les comprende y de ahí a que, si el asunto no se trata desde pequeños, puedan tener problemas importantes de socialización”. En definitiva, estamos hablando de que el Síndrome de Asperger no es (en realidad ninguna enfermedad lo es) causa directa de una conducta violencia. Incluso tampoco provoca este comportamiento agresivo de un modo indirecto, salvo en raras excepciones y como fruto de muchas otras circunstancias asociadas relacionadas con la ya mencionada incomprensión y habituales problemas escolares e incluso familiares derivados de ésta. Precisamente para que esto no ocurra, ADEN, tal y como afirma su presidenta, Maria del Carmen Marroco, pone gratuitamente a disposición de los afectados clases de apoyo, asesoramiento psicológico y, al menos un par de veces cada año, las Escuelas de Padres donde los progenitores aprenden cómo deben tratar a estos afectados en función de las diferentes situaciones que se vayan planteando. “No paramos de llamar e invitar a los padres porque, realmente, creemos que este tipo de actividades les pueden ayudar mucho a comprender qué les ocurre a sus hijos”, explica Marroco. Aunque no facilita cifras, asegura que los últimos estudios elaborados indican que esta patología está en aumento y que, si bien no se puede decir que sea curable, sí que con la atención adecuada el afectado puede tener en su etapa adulta una vida totalmente normal integrado en la sociedad.
Otra de las personas consultadas a este respecto ha sido la psicóloga de la Asociación Ceutí de Familias y Personas con Enfermedad Mental (ACEFEP), Ana Belén Núñez. La profesional, que defiende que sin conocer el caso concreto no es procedente entrar en diagnósticos ni especulaciones, tiene muy claro que “el hecho de que tenga un Síndrome de Asperger no deja de ser más que una característica de su vida, como si tuviera colesterol”. En definitiva, que los hechos no deben ser, en ningún modo, ‘justificados’ por esta dolencia porque “ninguna enfermedad mental es causa de ningún comportamiento violento”. Cansada de la estigmatización que se hace en casos como este de quienes padecen enfermedades mentales y/o neurológicas es tajante cuando se le pide una posible explicación sobre lo acontecido: “No la tiene, nadie puede entender por qué alguien mata a otra persona y habría que analizar todos los hábitos y problemas asociados de la persona”.