Un marroquí ha intentado entrar en Ceuta pero saltando la
valla. Ni a nado, ni a bordo de una embarcación sino con un petate a la espalda y buscando sortear el doble vallado que separa la ciudad de
Marruecos y que el Ministerio de Interior bajo el mandato de Fernando Grande-Marlaska aspira a elevar hasta los 10 metros de altura. A plena luz del día, el joven ha llegado hasta el vallado con ánimo de cruzarlo, activándose desde la central operativa de la
Guardia Civil –COS- a los agentes de la Benemérita para que inspeccionaran la zona ante posibles nuevas incursiones. Alrededor del vallado, que ahora atraviesa una de las fases estelares de cambio con la instalación de los cilindros en la parte superior mientras siguen eliminándose las concertinas, se han distribuido los componentes del Instituto Armado peinando toda la zona hasta la desactivación de la alerta. Las fuerzas marroquíes se hicieron cargo del inmigrante en la propia valla. Es al menos el segundo caso conocido de inmigrantes magrebíes que quieren acceder de esta manera a Ceuta, registrándose otros de salidas incluso un caso de un subsahariano que quería regresar de esta manera a su país.
Las obras de blindaje de la nueva valla fronteriza siguen su curso, y lo hacen mediante la colocación de estos cilindros, de los peines invertidos y las planchas metálicas a lo largo de toda la doble valla. Ya está casi toda la zona a la altura de Berrocal con los nuevos elementos colocados, avanzando mientras se retiran las concertinas en un trabajo delicado porque hay tramos en donde pueden producirse derrumbamientos como así ya ha ocurrido en otras ocasiones. Los trabajadores encomendados a esta misión invierten las horas en cambiar la apariencia de la valla, en lo que se presenta como un ambicioso proyecto que pretende transformar en inviolable la línea por la que han pasado miles de inmigrantes escapando de las adversas condiciones en el África subsahariana. Interior comenzó en diciembre con la retirada de las concertinas que tantos sucesos han protagonizado en Ceuta y Melilla. A esas labores se sumaron la cimentación de la base y la incorporación de los distintos elementos considerados como la mejor de las alternativas para convertir, los intentos de entrada, en formas menos cruentas. El Ministerio de Interior avanza en esos cambios no solo en la línea de 8,2 kilómetros de Ceuta sino, también, en la de la ciudad hermana.