La gimnasia rítmica se caracteriza por ser una modalidad deportiva muy disciplinaria y la mayoría de las veces poco reconocida en Ceuta.
En cambio, para quienes lo viven desde dentro puede llegar a convertirse en su pasión. Es el caso de Alba Conejo, quien desde los cuatro años lleva vinculada
a este deporte y hasta la fecha sigue siendo, prácticamente,
su estilo de vida.
Ella, al igual que muchas otras niñas, comenzó yendo a gimnasia para hacer “una actividad extraescolar”. Todo comenzó
en el pabellón ‘Díaz-Flor’y desde ese momento comenzó su carrera deportiva, “pasé las pruebas y empecé a competir”.
Las gimnastas suelen comenzar a temprana edad a practicar este deporte y la retirada tampoco suele ser a una gran edad, aunque tal y como comentó Alba, todo depende “de lo que aguante tu cuerpo”.
En su opinión, ante la edad con la que comenzar a practicar este deporte, cree que es mucho mejor empezar “de chiquititas”, ya que “pueden captar más habilidades, más flexibilidad y aprendizaje”. Aunque también sostiene que, en cuanto a las niñas que comienzan con una edad avanzada, “con esfuerzo se puede conseguir cualquier objetivo”.
Como suele ser normal en esta modalidad deportiva, desde un inicio siempre se suele comenzar en conjuntos. Este también fue el caso de Alba, la cual se consideró como “una gimnasta normal que iba a divertirme”. Conforme iba avanzando en edad, también iba evolucionando, logrando conseguir los primeros resultados importantes. “Cuando era más mayor, estuve en un conjunto con mi hermana y quedamos subcampeonas del Promesa”. Pero fue con 15 años cuando la exgimnasta se estrenó en la modalidad individual: “Estaba muy ilusionada”. Ese mismo año logró la medalla de plata en el Campeonato de Andalucía. En la siguiente temporada, de nuevo con el aro que “era mi aparato favorito”, se proclamó campeona de Andalucía.
Una vez finalizada esa etapa, le propusieron junto a otras compañeras, “las más mayores”, hacer un conjunto. Desde el punto de vista de Alba, “no salió tan bien como esperábamos”, pero consiguieron una quinta posición y para ella fue “una experiencia muy guay”.
El Campeonato de Andalucía fue su mayor logro. Un título que llegó en su última temporada la cual intentó “disfrutar al máximo”. De ese campeonato donde se colgó la medalla de oro, Alba recuerda que “fue el único campeonato en el que no lloré antes de salir. Estaba muy nerviosa. Cierto es que no fue uno de mis mejores campeonatos. Pero lo pude lograr y estoy muy satisfecha del trabajo que hice”.
Durante el camino desempeñado como gimnasta fueron muchas las compañeras que estuvieron con Alba. Pero entre ellas estaba, y sigue estando, la más importante: su hermana María.
Las dos siempre han ido de la mano en cada uno de los pasos que han dado y a pesar de que llegaron a ser rivales dentro del tapiz, “no era nada competitivo. Era más una ayuda entra la una y la otra”.
Dentro del mundo de la gimnasia, al igual que fuera, María siempre ha sido un apoyo fundamental para Alba, “nosotras siempre hemos ido a la par”. Para ambas este deporte era una pasión que compartían las dos y que “nos unía mucho más”.
A los 16 años Alba decidió colgar sus punteras porque sentía que “mi cuerpo no daba para mucho más” y fue ahí donde pasó al otro lado del tapiz.
Alba como entrenadora
A los 16 años pasó a ver la gimnasia rítmica desde otro punto de vista. Tras sacarse el primer curso de entrenadora, comenzó a trabajar con niñas, algo que nunca había hecho y que “me encantaba”. Al año siguiente decidió sacarse el segundo nivel, aunque esta vez online ya que
el Covid paralizó todas las actividades. A raíz de ello, Alba quiere seguir avanzando y formándose, “van saliendo cosas nuevas y es muy importante en la gimnasia trabajar con nuevas cosas”.
En cuanto a cómo vive ella la gimnasia como entrenadora , lo define como una sensación “totalmente diferente”. E incluso llega a resaltar que “me gusta más ser entrenadora”. En cada uno de los entrenamientos que Alba tiene con las que denomina como “mis niñas”, intenta transmitirles todos los valores que ella ha adquirido de las que fueron sus entrenadoras , “les transmito todas esas cosas que la gente piensa que la gimnasia no te dan, pero sí que lo hace”.
La ahora técnico cree que la gimnasia ha sufrido pequeños cambios, “ahora todo es expresión corporal. Los entrenamientos eran más duros. Ahora somos más comprensibles con las niñas. Y se cuida mucho más
la salud del deportista”.
Novedades en la federación
Además de poder ver a Alba en la actualidad como entrenadora, a partir de este año también se le podrá ver en la mesa de jueces de los campeonatos. “He decidido hacer el curso del que tengo que realizar tres prácticas”. Este próximo domingo será su primer torneo como jueza y lo hará en el Campeonato de Andalucía que se disputa en Córdoba. “Es una suerte que tengo. Impone mucho un campeonato de ese nivel y más a mí que no tengo experiencia. Poco a poco iré creciendo y espero el próximo año poder sacarme el segundo nivel”.
Al igual que como entrenadora, ver la gimnasia desde el punto de vista del que va a comenzar a verlo ahora también tiene sus diferencias. Alba se considera “más exigente. Me fijo mucho más en las cosas de cada uno de los montajes que tenemos con las niñas”.
Que Alba sea jueza dentro de la Federación de Gimnasia de Ceuta es un gran paso para dicha entidad, puesto que es algo primordial tanto a la hora de llevar a cabo los entrenamientos como los campeonatos, “esto es un punto muy positivo para el club”, comentó.
La rítmica para ella
Para Alba la gimnasia no se podría definir con una sola palabra. Para ella “siempre ha sido mi pasión. Para mí la gimnasia es todo. Cualquier problema que tengo, la gimnasia es mi desahogo. Es mi espacio donde yo me puedo sentir cómoda”.