Opinión

Al hilo del día de la hispanidad

Acaba de sonar mi teléfono y al otro lado la voz de un comercial me invitaba muy amablemente y de forma gratuita asistir a un evento de estética y masajes que se celebrará en Fuengirola. Unos minutos antes, en TVE, se organizaba una cuestación en beneficio de los damnificados por la catástrofe de la isla canaria de La Palma. Y si sigues conectado a cualquier medio y a cualquier hora, un político o política se empeña en convencerte de la eficacia y bondad del programa de su partido para solucionar los problemas creados por las fatales directrices del gobierno de turno, sea del signo que sea.

Por otro lado un aluvión de publicidad nos distrae con ofertas de consumo, desde lo más trivial hasta lo más sofisticado con la intención de mantener activo un mercado de libre competencia donde se entremezclan todas las opciones del capitalismo.

Todo esto intenta seducirnos a satisfacer los deseos del momento sin matices que diferencien las necesidades de los caprichos, lo necesario de lo superfluo, lo interesante de lo anodino.

Esto ocurre en una sociedad desarrollada como la nuestra mientras una parte de la humanidad se debate entre la miseria más indignante, como si perteneciera a una subespecie despreciable.

Una desproporcionada producción innecesaria que invita a un consumismo abusivo que se traduce en un gasto energético incontenible que nos lleva a un deterioro medioambiental que pone en riesgo la integridad del planeta. Y me pregunto si la generación de políticos actuales con una supuesta formación tan completa y conocimientos tan actualizados no aprecia y no percibe la inoperancia de su gestión, y que sólo ofrecen en los parlamentos unas broncas descomunales en defensa de sus intereses partidistas, alejados de resolver los problemas que acucian a los ciudadanos.

A pesar de los filtros que el Estado aplica de manera subrepticia, la sociedad, que ha depositado su soberanía en el Estado de derecho, y del que espera la solución a sus problemas, los ciudadanos advierten la tendencia al desorden generalizado por el que tiene que discurrir su vida.

No es una exageración sino una evidencia el incremento de la delincuencia ciudadana, de los delitos de maltrato personal, y de los derivados por la incitación al odio, por la homofobia o por el racismo. No es una exageración el vandalismo gratuito en las ciudades. Es de nuevo el pesimismo de filosofías que sí justificaban una mano de hierro ….una tiranía absoluta.

Ante tal situación me pregunto dónde está la sabiduría generada y enseñada desde las Universidades, algunas las más prestigiosas del mundo.

Creo que no es necesario un llamamiento a la revolución de las ideas como en siglos pasados, pues las ideas ya están ahí y muy claras. Sólo se precisa la voluntad de ponerlas en práctica. Pero esa actitud exige la aceptación, la conformidad del ser humano con sus limitaciones, con la oferta de la naturaleza a la que pertenece, y en último extremo, con su compromiso social. Pero para eso es necesario, también, el reparto “juicioso” de los medios disponibles: una pretensión desmesurada, en cualquier orden, provoca una carencia segura en otro orden del sistema.

Está demostrándose que con todos los ensayos probados a lo largo del tiempo no conseguimos un orden satisfactorio para la gran mayoría; todo lo contrario: cada vez la brecha entre la satisfacción y el desencanto, se hace mayor. En la gran mayoría, que debe ser el objetivo, disminuyen los satisfechos y aumentan los indignados.

Y no solamente es cosa de hoy, porque nunca han sido constantes las valoraciones de las esencias del hombre, pues todas se han asociado al concepto del poder: desde la sabiduría y el virtuosismo de la antigüedad, a la excelencia considerada en la nobleza y la aristocracia, a la fortaleza de los imperios, a la religiosidad y la fe de la clase eclesiástica, a la revolución racionalista de los ilustrados, y en nuestros días el poder lo hemos otorgado al capital como generador de riqueza. Siempre es una política económica favorable la que subyace y sustenta el egoísmo de la minoría que gobierna.

En la sociedad de nuestro tiempo, el objetivo es la mejor posición económica. La moralidad, los códigos deontológicos, el virtuosismo, están en planos secundarios.

Es una frustración, un desencanto, comprobar el desprecio que se muestra del “preciado” utilitarismo de filosofías corporativistas por una mayoría de la sociedad que se aparta, por deficiencia del sistema educativo, del conocimiento de su propia realidad y distorsiona las conductas alejándolas de comportamientos solidarios y saludables.

Por eso los Parlamentos debieran estar compuestos por los mejores. Pero, ¿Dónde están los mejores…? No existe un modelo ….eso no es posible; pero al menos, los elegidos deben elaborar con sabiduría las Leyes que rijan el Estado y mantener con firmeza la ejecución de las mismas. La dirección de un Estado siempre ha sido un importante y grave compromiso, y en la Europa actual hay ejemplos, si no de virtuosismo, al menos son serios y comprometidos donde sus ciudadanos conviven con cierta seguridad y armonía.

Nuestra España de hoy está a la cola en educación y a la cabeza del gasto público en el rankig europeo. Habrá que pensar si es un mal endémico: Haciendo un poco de historia, después del desastroso reinado de los Borbones en el siglo XIX con Carlos IV el cornudo, Fernando VII el Felón, y su hija Isabel II la de los tristes destinos, España se hundió en el desprestigio internacional, y aunque una élite intelectual intentó la regeneración, no fue posible porque los “españolitos” de entonces no superaron la nostalgia monárquica y de nuevo se restauró la monarquía borbónica con la misma estirpe decadente. Una efímera y controvertida República dio paso a una persistente y tenaz Dictadura que ha durado 40 años con una disolución acordada, que si bien pudo ser ejemplar, con una continuidad republicana, se reinstauró de nuevo la libertad democrática, ahora injertada, de nuevo, con la dinastía de los Borbones; una rémora innecesaria e indeseada, que como dice el refrán: “ Si no te la dan a la entrada, te la dan a la salida”…..Y ahí está el resultado: todos han salido huyendo con los bolsillos llenos.

Tengo que terminar este artículo con una triste reflexión: Es posible que en 40 años de Democracia, con todo el viento a favor que nos ha soplado desde Europa, no hayamos sido capaces de remontar la ignorancia y la ineficacia y consolidar una España de primer nivel en el concierto europeo y en el mundo. Cuarenta años de esfuerzo de los ciudadanos, que lo han dado todo, con gobiernos de izquierdas y derechas, con mayorías absolutas no han hecho otra cosa que desperdiciar la única ocasión de la historia de nuestro país por alcanzar la reputación y la dignidad que merece.

¿Acaso llevamos la corrupción en las venas…?

Será el reto de las nuevas generaciones, demostrar que no.

¡¡ Menuda tarea les espera….!!

Entradas recientes

Procesión de Santiago Apóstol al ritmo de 'Paquito el chocolatero'

La barriada Santiago Apóstol, con motivo de día de su patrón, ha realizado una procesión…

25/07/2024

Parada militar por Santiago Apóstol con un adiós a Fernando Rocha

El acuartelamiento coronel Galindo ha acogido este jueves los actos en homenaje a Santiago Apóstol,…

25/07/2024

La vida del feriante: de caravanas de tela a vivir como en casa

La Feria de Ceuta empieza a coger forma, las atracciones han llegado casi en su…

25/07/2024

Los taxistas piden medidas para un mejor funcionamiento en Feria

La Asociación de Taxis y Eurotaxis ha mostrado su preocupación, ante la inminente llegada de…

25/07/2024

Cambios de hora en el 'Molina' y en el 'Díaz-Flor' por la Feria

El Instituto Ceutí de Deportes (ICD), que depende de la Consejería de Comercio, Turismo, Empleo y…

25/07/2024

Druni busca ya personal para abrir en Ceuta

La cadena de perfumerías especializadas en la venta de perfumes, cosmética, maquillaje y aseo personal…

25/07/2024