El día amaneció soleado, pero con una humedad que se metía en los huesos. Y calor. Mucho calor. Bochornoso. En el Campus universitario había bastante movimiento.
Algo inusual para un viernes, desde que se inventaron la moda de suprimir la docencia ese día. Evidentemente, no vi a ninguno de los que habitualmente desaparecen los jueves de Ceuta. Los compañeros que habían organizado La noche europea de los investigadores estaban nerviosos. Alguno temía por la lluvia. Yo les animaba y les decía que para eso teníamos los soportales.
Mientras que hablábamos de cómo se estaba preparando la exposición de carteles, un nutrido grupo de alumnos de los institutos españoles en Tetuán y Tánger, atendían las explicaciones que les daban algunos profesores sobre diversas materias relacionadas con la investigación y la enseñanza universitaria. Los días anteriores, por iniciativa de la Consejería de Educación de la Ciudad Autónoma de Ceuta, también habían visitado el Campus alumnos de distintos institutos de Educación Secundaria de Ceuta. Han sido unas magníficas jornadas de puertas abiertas, que han pretendido difundir las enseñanzas superiores de nuestra ciudad y las actividades de investigación que se llevan a cabo en ellas. Más de 300 han sido los estudiantes que nos han visitado. Muchos de ellos, pronto estarán en nuestras aulas. Y muchos más también lo estarían, si supiéramos utilizar el Protocolo firmado entre el Ministerio de Educación, la Universidad de Granada y la Junta de Andalucía, para adaptar los precios de las tasas universitarias en Ceuta a nuestras especiales circunstancias.
La noche de los investigadores es un proyecto europeo de divulgación científica promovido por la Comisión Europea dentro de las acciones Marie Sktodowska-Curie del programa Horizonte 2020, que tiene lugar simultáneamente en más de 350 ciudades europeas desde 2005. La idea es que la gente compruebe que los científicos son personas de carne y hueso, que dedican gran parte de su tiempo a descubrir los secretos de nuestro desarrollo y que su actividad puede ser de mucha utilidad para incrementar nuestro bienestar. En la edición de este año ha participado la Universidad de Granada a través de diversos centros y Facultades, y de su Campus de Ceuta. Con tal motivo, desde hacía bastantes meses, nuestro vicedecano de Investigación había estado animándonos a participar. Y lo ha conseguido. Han sido casi 80 los carteles que exponen investigaciones en marcha o concluidas. Y de estos, casi 50 lo eran de profesores o alumnos de nuestro Campus. Todo un record, que ha de marcar el comienzo de un camino. Además de esto, hubo talleres de salud, de cooperación internacional, de informática. Y también jornadas gastronómicas.
Un detalle digno de mención fue ver allí a las consejeras de la Ciudad Autónoma Mabel Deu y Yolanda Bel. Desde primeras horas de la mañana compartieron con nosotros los diversos actos. También la paella organizada en el bar del Campus y la sesión gastronómica de la noche, en la que pudimos degustar delicias de las cuatro grandes culturas presentes en la ciudad. Me alegró verlas allí. Charlando amigablemente con nosotros. Ni una sola vez las vi colgadas al móvil. Ese terrible aparato que consigue distanciarnos de las personas que están a nuestro lado. Por primera vez las sentí cercanas y humanas. Como personas normales.
Sería prolijo relatar aquí las distintas investigaciones expuestas a través de posters. Animo a los lectores a que entren en la página oficial y los busquen por títulos. Pero abarcaban un amplio abanico de disciplinas. Educación, sociología, psicología, pedagogía, marketing, salud, turismo, ciencias del mar. Me llamó la atención especialmente un póster de investigadores de la Universidad de Sevilla, entre los que se encontraba un joven científico de nuestra ciudad, Enrique Ostalé, que nos explicó su contenido. Hablaban de poner en valor la utilidad de los ecosistemas que se generan en los puertos como reservorios de ciertas especies protegidas. En nuestro caso se trata de la especie de lapa Patella ferruginea existente en el puerto de Ceuta. Lo que los investigadores habían descubierto era que las corrientes marinas que se producían a través del foso, ayudaban a la conservación de estas aguas y a que se produjera en ellas unas condiciones extraordinarias para su desarrollo. Pero también hubo otras investigaciones sobre el régimen fiscal de Ceuta, sobre el cambio climático o sobre el nuevo modelo de turismo sostenible en España.
Al finalizar la jornada, cuando todos estábamos algo más tranquilos, comenzó a llover. Parecía un diluvio. Para mí, y creo que para los que estábamos en el Campus, fue un espectáculo digno de recuerdo. Sentados en los soportales. Degustando los majares de nuestra ciudad. Contemplando cómo la lluvia descargaba toda su furia sobre el patio interior. Conforme pasaban los minutos, muchos íbamos percibiendo alivio y sosiego. En parte por el trabajo terminado. También por la descarga de estrés que la propia lluvia provoca.
Como yo, supongo que muchos habrán dormido del tirón. Mi sensación esta mañana temprano en el barco era la de haber concluido una semana importante para nuestro Campus. Pero también la de que tenemos una enorme tarea por delante que sólo será posible realizar con un importante esfuerzo y dedicación. Pienso que Ceuta se lo merece.
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