Ahora toca los MENA

Siempre me he preguntado el motivo que lleva a los políticos a preocuparse por determinados problemas. Qué es lo que hace que salte la chispa para que un asuntos que vemos todos y que todos permitimos, termine por fin teniéndose en cuenta. Recuerdo en el año 2002, cuando con la famosa Operación Marinas, Vigilancia Aduanera y la Guardia Civil ‘metieron mano’ en el puerto deportivo y se llevaron todas las lanchas que tenían los testaferros de los narcos dando lugar a que más de 300 personas hayan pasado ya por la Audiencia acusadas de blanqueo de capitales. ¿Qué es lo que llevó a que se actuara ante un asunto del que todos habían pasado a pesar de que incluso la AUGC publicó un informe en este periódico en el que sólo les faltaba por contar en dónde meaban los narcos? Quizá el momento político o quizá el hartazgo social, pero al final se actuó.
Sucede lo mismo ahora. Desembarca Pacoantonio en la plaza de los Reyes y organiza una reunión para abordar la problemática de los MENA. Y resulta que se le ocurre ¡cambiar una instrucción que lleva años permitiéndose y que impide que menores con padres reconocidos al otro lado sean devueltos!, ¿hasta ahora qué pasaba, hasta la fecha por qué no se actuaba, se ha tenido que denunciar la existencia de toda una trama en la entrada y ‘abandono’ de menores para que se actúe desde donde se debe actuar? Eso lo sabrá el delegado y su séquito, que seguro que nos responderán lo que sea políticamente correcto mientras que, a ojo del ciudadano, parece que esto de solucionar los problemas depende muy mucho del oportunismo político. Los MENA de ahora, la saturación de los centros forman parte de una misma problemática que se estilaba ahora y hace dos, tres y ocho años. Pero resulta que desde la plaza de los Reyes se permitía que cada entidad responsable fuera a su aire sin permitir que desde la Fiscalía se pudiera actuar ante situaciones tan descaradas como la denunciada por la asociación de guardias civiles.
Ahora sí, antes no. Los problemas son evidentes, claros y definidos pero las soluciones se nos escapan de las manos, porque se aplican de acuerdo al interés que haya en ese preciso instante. Es decir, usted se puede morir de asco que políticamente consideren que es el momento para ayudarle a perder esos ascos para recuperar su vida.
Lo patético de esta historia es que los hay quienes han denunciado estos problemas y han tenido que aguantar la mofa de algunos bocazas o, peor aún, se les ha llamado mentirosos porque en el momento en el que abrieron la boquita al delegado de turno no le apetecía ‘mover el culo’ y ponerse a trabajar para, ¿cómo se dice?, sí, ganarse el sueldo de forma digna. Al menos queda la honrilla para quien todavía es capaz de conservarla.
¿Para cuándo investigarán la trama que hay detrás de las parturientas marroquíes y adopciones ilegales?