Ahora que es posible vivir la Prehistoria de Benzú

 

Ahora que casi todo está al alcance gracias a un aparatejo moderno, ahora que la tecnología luce cualidades antaño sobrenaturales –eso en el caso de ser imaginadas en un derroche de talento- ahora que la vida se mueve al ritmo que marca un impulso de 2.0, ahora, justamente ahora, parece increíble que dieciocho niños pueblen el interior de la Basílica Tardorromana y agudicen los sentidos para captar las explicaciones que el profesor, Jaume Aguilá, desliza con temple acerca de la introducción a la prehistoria.

Aunque parezca mentira, en pleno agosto, con la playa exhibiéndose a un lado y otro de la ciudad como una golosina, “hay muchos chavales que demandan los talleres y las actividades culturales que prepara y oferta la Consejería”, tal y como indica la propia consejera del ramo, Mabel Deu, quién acudió ayer a la jornada inaugural de este taller –‘Conociendo a Ben: los primeros habitantes de Ceuta”–, que son los segundos que se imparten durante los meses del estío, después de que Carmen Navío enseñara en julio a otro grupo de niños bajo un taller que se denominó Cerámica Neolítica’.
Allí, en la Basílica Tardorromana pudo comprobar, “con satisfacción”, cómo un niño tras otro, y así hasta dieciocho, entre los que había chicos y chicas de edades comprendidas entre nueve y doce años, iba transformando el rictus propio del cosquilleo de un día de estreno hacia un semblante en el que, a causa de las interesantes explicaciones y descubrimientos culturales, la alucinanción, la inquietud intelectual, la complacencia por lo aprendido iban ganando terreno al propio tiempo, hasta llegar a situarse en la prehistoria.
“Me ha sorprendido el nivel de los chavales”, dice Aguilá, “porque hay que tener en cuenta que son bastantes pequeños así como la actitud positiva, demostrando ganas de aprender y planteando cuestiones interesantes”.
De tal modo, estarán más cercanos los objetivos que el profesor se ha planteado, “que no son otros que los niños se diviertan descubriendo lo que ocurrió en un tiempo remoto en Benzú, cómo se desarrolló el hombre de la época, cómo se las ingeniaron para subsistir en un entorno que les era hostil, pero, insisto, que esto debe ser posible desde la diversión y el buen ambiente y nunca desde la memorización típica de la escuela, que ya hace su cometido durante el curso”.
En esta misma línea se muestrala consejera Deu, al considerar que “uno de los pilares en los que se basa los talleres es ofrecer una fomación que complemente las enseñanzas aprendidas en el año escolar además de reforzar la preparación de los chicos en futuros proyectos académicos”.
Entre otras enseñanzas, los niños descubrieron en la primera jornada cómo obligados por las circunstancias, los hombres de la prehistoria inventaron herramientas de las que hacían uso útil. “Como las piedras afiladas”,  dice un chico que, al instante, recibe la respuesta afirmativa del maestro, “porque, en efecto, las piedras supusieron un alivio aunque su descubrimiento no fue sencillo”.
Es entonces, cuando haciendo un corrillo alrededor del profesor, los chicos miran hacia arriba, fijando su miradas en las explicaciones de Aguilá: “Las lascas son trozos pequeños desprendidos de una piedra y cuyo borde queda cortante y afilado”.
Mientras el profesor explica, los chicos tienen la posibilidad de ver materiales, fósiles en toda regla que se protegen bajo una vitrina de cristal. “Sin duda”, admite el profesor, oriundo de Cataluña, “la posibilidad de que los niños vean con sus propios ojos materiales de los que hablo, es muy importante porque el efecto visual es muy potente y facilita que se queden con los conceptos”.
Materiales que conforman las exposición que estos días acoge la Basílica Tardorromana, orientada a Benzú, “sí que ayudan a mis explicaciones pero las nuevas tecnologías o las diapositivas las dejo a un lado porque considero que los chicos ya están demasiado tiempo frente a un ordenador y es bueno que se desentiendan de él y fijen más la atención en los paneles, las vitrinas, los restos que se exponen en la Basílica, que, desde luego, es un lugar muy bonito”.
Descartada la vía tecnológica para comprender la historia más lejana, el profesor orientará sus teorías en actividades rupestres “y manuales como tocar y analizar piedras o maderas”, asegura Aguilá. Tiempo tendrán de aprender en plena diversión, puesto que el taller se impartirá de martes a viernes, de 11:30 a 13:30 horas, y de acercar un poco hacia la era postmoderna el origen del ser humano.