“Él prefería que se le recordarse como vecino caballa y no como militar”, rememora su hijo Agustín Muñoz Iranzo, ya de vuelta a la Península tras pasar unas horas en Ceuta junto a gran parte de la familia Muñoz. En concreto, este sábado se han reunido 34 personas, entre hijos, nietos y bisnietos, con una causa en común: depositar las cenizas de su mujer, Carola, y de uno de los hijos al lado del nicho donde reposan los restos Agustín Muñoz Vázquez, el general asesinado por el GRAPO el 5 de marzo de 1979.
Que se hayan juntado seis de los siete hermanos de la familia Muñoz Iranzo tiene una explicación: su madre, fallecida el 18 de mayo de este año a los 97 años de edad, pidió como expreso deseo que sus restos, y los de uno de sus hijos fallecido a temprana edad, reposasen junto a los de Muñoz Vázquez. Por la dificultad de reunir a una familia “muy numerosa”, como dice el propio Muñoz Iranzo, quien asegura que para las reuniones familiares llegan a presentarse alrededor de setenta personas.
Este sábado, la familia al completo ha podido recorrer los lugares preferidos de los "abuelos Agustín y Carola": la zona de Azcárate y el muelle de Alfau, por ejemplo, cerca de donde está la calle a su nombre. “Un acierto por parte del Ayuntamiento”, señala su hijo, quien apostilla que, no obstante, esta placa llegó “un poco tardía”.
De entre la vida de un personaje conocido y querido en la ciudad, su hijo recuerda que incluso se le propuso ser alcalde. “Pero decía que conocía a todo el mundo y era amigo de todo el mundo, y si era alcalde tendría que decir que no a muchas cosas, y prefería ser amigo”.
Agustín hijo, caballa de nacimiento, militar de profesión (es Coronel del arma de Caballería) y destinado en Madrid, ha definido la experiencia de este sábado como un “auténtico placer”. “Todavía se siguen acordando de mi padre”, añade su hijo.
“Teníamos muy poco tiempo, porque entre 12.00 y 12.30 estaba previsto el acto en el cementerio. Hemos alquilado un autobús y hemos hecho un pequeño recorrido por Ceuta: Tarajal, paseo de la Marina, nos hemos hecho fotos toda la familia con la calle de mi padre; hemos estado en el hacho que de alguna manera está muy relacionado con mi padre, y de ahí al cementerio. Y después hemos ido al Parque Marítimo”, explica.
De entre todas las actividades que han realizado en tan corto periodo de tiempo, han tenido un hueco incluso para una típica de un caballa. “Hemos ido a la Almadraba a comprarnos un bonito seco, que están buenísimos”, añade Muñoz Iranzo.
Ha sido un acto privado, particular, y sin darle publicidad, señalan desde la familia. “No nos interesaba movilizar a la gente, ni que nadie fuera”, expresa su hijo. En el acto del cementerio, uno de los hijos de Agustín ha dedicado unas palabras a sus padres y su hermano, que ya descansan juntos.
“Era un caballa de pro”, sentencia su hijo, quien tiene claro que algún día volverá a Ceuta para quedarse.
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