Los controles tenían como objetivo comprobar si las naves tienen la documentación en regla y la mercancía. Los porteadores vuelven a pasar bultos más grandes
Aduanas, la Inspección de la Agencia Tributaria y Guardia Civil llevaron a cabo ayer inspecciones en distintas naves de los polígonos del Tarajal. Estos controles tenían como objetivo comprobar si estos establecimientos tienen toda la documentación en regla y la mercancía.
Al parecer esta es una de las muchas inspecciones que se llevarán a cabo en los próximos días para conocer si las naves se encuentran con toda la documentación en regla y también lo referente a las mercancías que venden.
Agencia Tributaria también está trabajando en estos días en esta zona ante la próxima apertura del Tarajal II. Concretamente, se encuentra preparando estas nuevas instalaciones, cuya fecha de apertura aún no está decidida. La pasada semana, el delegado del Gobierno, Francisco Antonio González Pérez, advertía a los empresarios que “quien juega, que se atenga a las consecuencias”, advirtiendo de que iban a hacer cumplir la ley y no iban a consentir situaciones dramáticas.
En esta línea, manifestó que se iba a limitar “estrictamente” al cumplimiento de la ley y que no se iba a salir “ni un milímetro. El que se salga tendrá que afrontar esa decisión”, dijo. El representante gubernamental afirmó que hay empresarios que trabajan “perfectamente bien”, luego otros que “no hacen las cosas tan bien” y “una pequeña minoría” que “colabora con el contrabando”.
Las declaraciones del delegado del Gobierno provocaron la respuesta del presidente de la Confederación de Empresarios de Ceuta (CECE), Rafael Montero, quien pidió al representante gubernamental que concretara en sus declaraciones y que si sabe que hay personas que funcionan al margen de la ley “actúe y no diga que los empresarios están jugando y que hay algunos que van a jugar con el dinero de los ceutíes para llenarse los bolsillos”. Además, quiso decir que no se debe llamar empresario a quien actúa al margen de la ley, sino “delincuente”. Así, manifestó también que los empresarios quieren “trabajar en un marco de legalidad” y que éstos no tienen la culpa de que los polígonos, donde se produjeron incidentes la pasada semana con varias porteadoras trasladadas al Hospital y dos guardias civiles lesionados, estén junto a la frontera.
Las advertencias del delegado del Gobierno parece que se han convertido ya en actuaciones concretas y Aduanas, Inspección de la Agencia Tributaria y Guardia Civil ya llevan a cabo controles en las naves de los polígonos.
La jornada de ayer transcurrió en los polígonos como casi a diario, con avalanchas de porteadores, aunque no se produjeron incidentes de relevancia. Una de ellas se produjo a las seis de la mañana, cuando se abrió la puerta de las mujeres. Dos horas más tarde tuvo lugar otra junto a la puerta que comunica la frontera con los polígonos del Tarajal.
En cuanto a los bultos, están volviendo a pasar a Marruecos paquetes de mayores dimensiones que las establecidas, 60x40, algo que muchos atribuyen al descenso en el número de vigilantes de seguridad privada, que se ha reducido a seis. Tal y como explicó a este medio el coordinador de servicios de los polígonos, Arturo Santorum, estos vigilantes están distribuidos de la siguiente manera: dos en la puerta norte para canalizar la entrada de mujeres al polígono, uno para la cola de mujeres, uno en el puente para controlar el flujo de porteadores y dos en la zona de hombres, de los que uno se sitúa en la cola y otro en el ‘corralito’.
Al parecer, una vez que los porteadores pasan el control del vigilante de seguridad, les cambian el bulto que llevan de dimensiones reglamentarias (60x40) por uno de mayores medidas y logran entrar en Marruecos a través del Biutz, por donde incluso pasaban algún que otro carrito. Santorum afirmó que en la actualidad no hay suficientes vigilantes de seguridad privada para controlar el cambio de bultos, por lo que resulta casi imposible evitarlo.
Los cortes que se produjeron en el Biutz fueron de escasos minutos y la mañana transcurrió con un flujo normal de personas. La mañana fue de largas colas, no sólo en los polígonos, sino también en la frontera, por donde numerosas portadoras accedían a los polígonos por una puerta situada a la derecha, para coger los bultos y posteriormente dirigirse hacia el Biutz.
Por otra parte, a partir de las seis y media de la tarde se comenzaron a formar largas colas de vehículos que intentaban cruzar la frontera, llegando éstas incluso hasta la barriada Juan XXIII. Los conductores denunciaban que los coches llegaban hasta la rotonda donde el autobús da la vuelta, y que sólo pasaban hasta la frontera de uno en uno “cada dos o tres minutos”.