Afriquita, in memoriam

Droguería y Perfumería ROMA fue una modesta empresa familiar creada en 1944 por José María Campos Muñoz, un dependiente con experiencia que llegó desde Melilla con intenciones de abrir un negocio en el ramo que conocía. Se inauguró aquella tienda en la calle Cervantes, 8 el 30 de junio de 1944 y pronto se fabricaron y vendieron en ella colonias como Gilda, productos para el cabello, desinfectantes, Caspina, lejía Haike y hasta bactericida perfumado. También, jabones Lifebuoy, Camay, Lux, pinturas Titanlux, regaliz Zara, detergente Tide o 35, Bencina pura y otros productos como el lápiz labial Inmovix que se anunciaba que era fijo aún besando.

En Ceuta había una joven que por cierto era nieta e hija de Alcaldes de la citada ciudad, según recordó en su día Ricardo Lacasa en un documentado artículo. Su abuelo, Isidoro Martínez Durán presidió el Ayuntamiento entre 1919 y 1923, mientras que su padre, Antonio Martinez Valdivia, ejerció algún tiempo como Alcalde accidental en la legislatura 1979-81. Ella no quería estudiar, sino colocarse rápido y en una empresa con futuro.

Cuando África Martínez Solano entró a trabajar en 1958 en lo que entonces se denominaba contrato de prueba en una de las tiendas de Droguería-Perfumería ROMA era una chica emprendedora y entusiasta por iniciarse en la vida laboral y pronto recibió formación, especializándose sobre todo en la venta de perfumes y productos de belleza, lo que era entonces una novedad. Su simpatía y ganas de aprender la convirtieron en persona perfecta para regentar un nuevo establecimiento y allá se trasladó desde la calle Cervantes con su flamante uniforme.

Es que, ante la demanda de productos de alta perfumería y cosmética que evidentemente no podían venderse junto a detergentes y pinturas, ROMA inauguró una sucursal en la entonces calle Falange Española número 6, a la que todos llamaban Real y en el local de una clausurada joyería.

Afriquita, como la conocían todos los clientes y amigos, pronto se convirtió en una imprescindible experta que aconsejaba los más modernos y eficaces sistemas de maquillaje y embellecimiento. La nueva Perfumería ROMA daba especial importancia a la formación del personal y pronto comenzaron a pasar por aquella tienda los más prestigiosos maquilladores y especialistas en belleza de España. Así, Afriquita pudo organizar un equipo perfecto de dependientas que más bien eran consejeras de belleza y que aprendieron de ella la atención al cliente y la eficacia de los tratamientos que se recomendaban.

No solo las mujeres ceutíes contaban con los consejos de Afriquita, sino que llegaban también de Marruecos las que querían mejorar su aspecto, accediendo a los mejores perfumes franceses y hasta a las pelucas Mona Lisa. Pronto los grandes fabricantes de entonces como Dr Payot, Dior, Lancaster, Helena Rubinstein, Elizabeth Arden, Guerlain, Chanel, Shiseido, Revlon, Lancôme, Sthendal, Yves Saint Laurent y otros, visitaron la ciudad de Ceuta, otorgando sus concesiones exclusivas a aquella empresa novata que, sin embargo, contaba con un equipo competente liderado por una especialista como era Afriquita. Y pronto esa tienda líder en Ceuta, consiguió ocupar los primeros puestos de Andalucía y del resto de España, gracias también a la mencionada clientela de Marruecos que aportaba una cifra de importancia, sobre todo procedente de Kabila en verano, del norte e incluso de Casablanca o Rabat.

Durante sus 40 años en ROMA formó a docenas de jóvenes que iban sucediéndose en la tienda porque era costumbre entonces que las mujeres dejaran de trabajar al casarse, ya que cobraban lo que se llamaba dote por matrimonio y lo habitual era dedicarse tan solo a atender su matrimonio y más adelante, a sus hijos. Por ello, Afriquita asistió a un desfile envidiable de jóvenes ceutíes que todavía recuerdan a aquella encargada amable y exigente a la vez que las convirtió en especialistas en alta perfumería y cosmética.

Así, cuando Afriquita decidió jubilarse en 1998, hace 23 años, el anuncio fue una tragedia para los propietarios de la empresa, para los empleados y desde luego para los clientes. Ella opinaba que después de 40 años al pie del cañón, tenía derecho a descansar de aquel trabajo agotador que exigía estar 8 horas de pie cada día, en algunas épocas. No obstante, estando ya jubilada, era habitual su paso por la sucursal de Real, 6 a la que todos en ROMA conocían como la tienda de Afriquita y ésta seguía dando instrucciones a las nuevas dependientas.

Por todo esto, cuando se conoció en estos tiempos difíciles el fallecimiento de aquella profesional y excelente persona, la gran familia de antiguos empleados y propietarios de Perfumerías ROMA que estuvo abierta más de 75 años, sintieron la pérdida de esa mujer ejemplar que fue una institución en el mundo de la perfumería y belleza de Ceuta.

Descanse en paz con el recuerdo y agradecimiento de Jorge y José María Campos, sus esposas e hijos.