El pasado domingo AEGC denunciaba en este medio el comportamiento inadecuado de un funcionario que se dirigía hacia Marruecos. Fue la noticia más visitada con 22.000 lecturas en El Faro Digital, porque los ciudadanos no esperan ese comportamiento de un empleado público. No esperan que puedan aspirar a tener un trato de favor, ni que se insulte a los guardias civiles por no acceder a ello.
El martes El Faro de Ceuta publicaba un comunicado del Sindicato Independiente del Servicio Exterior del Estado (SISEX) y de la Junta de Personal de Marruecos mostrando su apoyo al trabajador y afiliado al sindicato. En su escrito mencionan que el empleado está destinado en Tetuán (Marruecos). El propio funcionario manifiesta que se trasladaba a su domicilio “conduciendo su vehículo particular matrícula marroquí, que identifica al personal administrativo del Servicio Exterior y que se significa por portar la matricula de color amarillo”; además sigue manifestando que cuando llegó al cruce “solicité al agente poder proseguir, mostrando para ello mi pasaporte de Servicio y señalando mi matrícula. El agente se negó a ello, le conminó a dirigirse al aparcamiento, donde le proporcionaron un papelito de color naranja”.
Coger el papelito naranja es lo que hacen todos los ciudadanos cuando tienen que ir a Marruecos. Eso es lo que hacen, porque la delegada del Gobierno de Ceuta ha ordenado ese protocolo y los guardias civiles nos limitamos a cumplir las órdenes que nos dan nuestros superiores. Su afiliado resulta ser un funcionario administrativo en Marruecos, que quiere tener un trato especial al resto de los ciudadanos. Sólo tuvo que esperar escasos minutos para seguir hacia Marruecos –como reconoce-, pero días después se sigue quejando, porque quiere un trato preferente. “El agente se negó a ello” es decir, a darle un trato de favor y le indicó que “tenía que pasar recoger el ticket”. Ese fue el primer contratiempo que tuvo con dos guardias civiles, no con los que lo denunciaron poco tiempo después en la Aduana del Tarajal.
En el escrito de AEGC del pasado domingo le indicábamos a su afiliado que “hay personas que no se han enterado de que FRANCO HA MUERTO” y lo hacíamos porque la Constitución Española dicta que “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Una razón poderosa para hacerle entender que un funcionario administrativo del Servicio Exterior de España tiene los mismos derechos que un ciudadano que trabaja en el “interior de España”. Esa es la razón por la que cuando usted señalaba altivamente su matrícula, los guardias le indicaban educadamente el camino de la explanada de vehículos.
Pero en el mismo escrito que mandan al periódico tratando de justificar al -funcionario administrativo exterior en Marruecos-, el propio funcionario dice “le entregó al guardia civil su pasaporte de Servicio haciéndole conocer su significado, ante lo cual mostró no sólo su total desconocimiento, sino su total indiferencia”. No sabemos a qué significado se refiere, pero para tranquilizarlo le indicamos que sabemos qué es un pasaporte y para qué sirve sin necesidad de que un funcionario tan inteligente nos explique nada sobre el mismo.
A la entrada en la Aduana del Tarajal existe una señal de STOP donde todos los ciudadanos que se dirigen a Marruecos paran - como ordena la señal - después los guardias civiles de servicio le indican que continúen la marcha o les piden la documentación que consideran oportuna. Su afiliado manifiesta en su escrito “SOLICITÉ ME ACLARASE SI HABÍA COMETIDO ALGUNA FALTA”, y le respondieron que SÍ, que no había respetado usted la señal de STOP que existe para todos los ciudadanos. Esa es la razón por la que corrían hacia su vehículo. Una señal de STOP para todos los ciudadanos, incluidos los ciudadanos que tienen Pasaporte de Funcionario Español en el Extranjero. Una señal que usted no respetó, aunque reconoce lleva muchos años entrando por el lugar. Pero por si fuera poco, usted reconoce que recriminó a los guardias que se apartaran con su documentación para hacer las comprobaciones pertinentes para confeccionar las denuncias, según usted eso no se puede hacer, pero lamentamos decirle que eso es lo recomendable en estos casos para evitar más conflictos mientras se confeccionan las diligencias preceptivas.
En su misiva -que no tiene desperdicio- usted reclama que se tomen medidas disciplinarias contra los guardias civiles, además pide que la superioridad dicte las órdenes pertinentes para que “los funcionarios portadores de un pasaporte de servicio no seamos tratados de forma tan grosera, antirreglamentaria y denigrante como fui tratado. El portador de un pasaporte de servicio tiene, por su cargo, muchas obligaciones, pero también el derecho a una consideración que en este caso no se tuvo”. No sabemos a qué consideración se refieren, quizás entienden que un funcionario español no debe respetar la señal de STOP, ni las órdenes de la delegada del Gobierno, ni guardar el orden establecido para embarcar hacia Algeciras o regresar a su lugar de destino. También piden al jefe de la Comandancia que dicte nuevas órdenes; piden sin pudor que se tenga una consideración especial con los funcionarios que se encuentran de vacaciones o regresan a su domicilio después de pasar un día de ocio familiar. En dos palabras, como Jesulín: INCREÍBLE.z
Ahora pasamos al apartado de desconsideraciones de un funcionario ESPAÑOL que miente descaradamente y falta el respeto a los guardias civiles y a la Guardia Civil como Institución. Nos referimos concretamente a lo que manifiesta en El Faro de Ceuta entrecomillado “sentimos profundamente que muchos agentes estén enfadados por haber sido ‘pillados’ por Hacienda cuando alegaban vivir en Ceuta y pasaban mas tiempo en la Península”. Decimos que miente descaradamente, porque ninguno de los guardias que ha intervenido en su actuación ha tenido o tiene ningún problema con la Agencia Tributaria, cosa que podemos acreditar sin ningún género de dudas. Usted hace ese apunte para insultar y menospreciar la labor de los actuantes e intentar manchar su honorabilidad confundiendo a los ciudadanos. Trata de trasladar un error administrativo que han podido tener algunos ciudadanos -guardias civiles o no- al conjunto de la Institución y eso no se lo vamos a permitir.
Pero sigue usted mintiendo e intentando desacreditar a los actuantes con falsedades y mentiras cuando usted en su escrito recrimina al periódico por no haber contrastado la noticia “o comprobado las muchas denuncias presentadas por el agente y que nunca han prosperado”. Le decimos que miente, porque eso no ha ocurrido y le decimos que miente, porque para poder hacer esa aseveración tendría que tener usted las estadísticas de la Comandancia de la Guardia Civil, de la Dirección General de Tráfico y de la Delegación del Gobierno. Sin embargo, vamos a ser cautos y más que decirle que es usted un embustero, le diremos que es usted un presunto embustero, pero si no es usted un embustero, sería lo que coloquialmente se denomina “UN BOCAZAS”, porque para tener esos datos tendría que haber accedido a ellos y estos están o deben estar protegidos por la Ley de Protección de Datos. Y, por tanto, vamos a pedir a los distintos organismos si han aportado datos de los guardias civiles actuantes. Lo vamos a pedir porque así nos lo exigen nuestros afiliados y porque es nuestra obligación. Miente y nos sorprende, porque usted no conoce al guardia civil, ni tiene la denuncia, ni el número de placa de los funcionarios, porque usted no quiso recoger las denuncias.
Para AEGC no es plato de buen gusto tener que denunciar estos hechos en los medios, pero no podemos silenciar que un funcionario presente una QUEJA contra nuestros compañeros por no recibir un trato preferente. No podemos permitir y silenciar que se instruye una Información Reservada que detrae a guardias civiles para prestar servicio a los ciudadanos. No podemos permitir y silenciar que en plena democracia ciudadanos o funcionarios exijan un trato preferente por su condición profesional, social o económica.
Qué le parecería a usted que un guardia civil se presente en el Consulado de Tetuán y trate de saltarse a la torera todas las normas dictadas por el cónsul, mientras le señala el carnet profesional de Guardia Civil. Qué le parecería que cuando está usted redactando el documento le indicara que no se hace de esa manera, que no tiene usted ni idea, señalándole el carnet de guardia civil. Qué le parecería que le pidiéramos tener un trato preferente por ser guardia civil.
Permita que le digamos -con todo respeto- que después de leer su misiva en El Faro nos da la impresión de que es usted una persona muy narcisista, que le falta unas buenas dosis de humildad, que tiene usted un aire de superioridad que debería corregir. No dudamos de su inteligencia, ni de su alta capacidad profesional y cultural, pero la cultura no tiene nada que ver con la educación, la capacidad de respetar y empatizar como usted bien sabe por su alto nivel cultural. Esos dones que Dios le ha dado los debe reservar para desarrollar su tarea profesional, no para decir a los guardias civiles lo que debemos o no hacer cuando estamos de servicio y, mucho menos, para intentar darnos clases particulares sobre pasaportes, matrículas de vehículos o menospreciarnos como usted ha hecho.
No queremos acabar sin mandar un afectuoso y respetuoso saludo a los compañeros del Sindicato Independiente del Servicio Exterior del Estado (SISEX), a la Junta de Personal de Marruecos y, por supuesto, al compañero denunciado. Estamos a vuestra disposición.
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