La tragedia del 6F llevó a que un nervioso gobierno del Partido Popular anunciara medidas urgentes para evitar que la permeabilidad del espigón del Tarajal pudiera dar pie a una entrada masiva de personas en Ceuta que volviera a poner en evidencia su política migratoria. Ocho años después sólo se han realizado parcheos sobre una línea perimetral que se convierte en objetivo de cruces de adultos y menores, sin que exista siquiera una política bien definida sobre lo que se pretende hacer. Esta misma semana más de 70 magrebíes intentaron aprovechar una jornada de niebla para bordear los escasos metros que separan Marruecos de Ceuta. Solo una semana antes, más de 20 niños lo habían logrado, así como decenas de adultos aprovecharon esas mismas condiciones meteorológicas. Uno de estos jóvenes, Tarik Tauieb, murió con 23 años de edad y su cadáver fue localizado en las inmediaciones de la cárcel de mujeres, en el Sarchal.
La Asociación Española de la Guardia Civil -AEGC- siempre ha reclamado la adopción de medidas que aporten seguridad y que a su vez ayuden a evitar tragedias. Estos días de Feria se teme un mayor número de intentos de cruce a nado de jóvenes que buscan llegar a Ceuta para después colarse en los cacharritos y alcanzar así la Península. Sobre el espigón nunca se actuó para ejercer medidas de impermeabilización adecuadas que pongan más difícil esas entradas. Lo único que se hizo, y se consideró suficiente, fue colocar unas compuertas hidráulicas sobre el arroyo por el que accedieron los cientos de subsaharianos que protagonizaron la tragedia del 6 de febrero de 2014. Nada más.
AEGC reclama un proyecto pero con sentido, porque si la intención del Gobierno pasa por alargarlo unos metros -como así se anunció entre otras medidas-, dicha intervención resultaría “inoperativa”, explica dicha entidad en declaraciones a El Faro de Ceuta. Pocos son los nadadores que cruzan pegados a la orilla de la costa, la amplia mayoría nada más hacia dentro del mar. “Ampliar el espigón dos o tres metros no tiene sentido, es inefectivo, inoperativo y supone un gasto de dinero absurdo”, insiste la asociación.
Mientras se debate qué hacer en torno a una línea fronteriza abandonada por el Ministerio del Interior y claramente permeable, la asociación reclama medidas urgentes que, al menos, aliviarían la situación de inseguridad que se pone de manifiesto sobre todo en las jornadas de niebla, cuando se registra una absoluta falta de visión, lo que pone en riesgo incluso las entradas de embarcaciones de la Guardia Civil para salvar vidas ya que pueden terminar teniendo el efecto completamente opuesto.
AEGC urge la renovación del material de cámaras térmicas ubicadas en el Tarajal, cuyo nivel de rastreo para localizar a los nadadores queda mermado por el paso del tiempo y el uso continuado, lo que provoca dificultades para que el operador pueda dar con la localización de los magrebíes que se arrojan al mar.
Cobra peso también la cooperación de la Armada marroquí que en estos días ha evitado que las entradas fueran mayores, pero esa misma cooperación se tiene que extrapolar a todos los niveles para que, por ejemplo, la devolución de los marroquíes interceptados sea inmediata. Algo que hoy por hoy no se hace de manera tan rápida lo que termina generando un problema ante la falta de medios y personal para ajustar el cumplimiento de todos los servicios como se debiera y el control sobre estas personas.
La asociación considera necesario que esas entregas se puedan hacer a cualquier hora evitando así la acumulación de inmigrantes. Además insiste en la necesidad de dotar de más plantilla a las filas del Instituto Armado ya de por sí mermadas por las vacaciones en periodos de picos de presión como los que ahora se viven en Ceuta, con múltiples frentes abiertos: el de la inmigración por vía marítima y el de la propia Operación Paso del Estrecho (OPE) con la necesidad de regular el tráfico para evitar bloqueos de la carretera nacional.
La propia Dirección General de la Guardia Civil ha reconocido la falta de efectivos que hay tanto en Ceuta como en Melilla. Los cifró en más de 200 guardias civiles solo en nuestra ciudad, sin que se haya aumentado la plantilla fija, tirándose en cambio de desplazamientos de efectivos de la Península lo que supone un mayor coste pero una menor inversión en personal que genere arraigo. “Si destinamos guardias civiles a nuestra Comandancia, Ceuta se beneficiaría de un número estable e importante de agentes que conocerían perfectamente sus cometidos y las vicisitudes del servicio aquí, mientras que los que vienen se encuentran en una zona de servicio que desconocen”, expuso la AEGC en una denuncia hecha a principios de este año que, lamentablemente, sigue teniendo la misma actualidad.
Por su mera ubicación geográfica, la ciudad se expone a problemas externos no generados por la propia Ceuta pero que requieren de una implicación extraordinaria de efectivos al ser Frontera Sur de Europa. Es por ejemplo el tráfico de drogas o el de inmigrantes, con la presión sobre el vallado que se ejerce de manera cíclica o con la salida masiva de embarcaciones dedicadas al narcotráfico.
Para la asociación resulta más rentable a todos los niveles que se cuente con personal fijo en Ceuta que se convertiría en una apuesta segura para disponer del suficiente a la hora de afrontar episodios.
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